martes, 16 de diciembre de 2014

Del ‘tiempo parcial’ en las universidades


Aprovecho este espacio para dar a conocer al lector una condición laboral-salarial que afecta a más del 65% del personal docente de las universidades. Esta condición consiste básicamente en la contratación del profesorado a “medio tiempo” o “tiempo parcial”, lo cual significa que –en términos laborales y salariales– la mayor parte del personal docente universitario carece de estabilidad laboral, no tiene pleno empleo y, por consiguiente, está desprovisto de un salario mínimo en las instituciones de educación superior.

La condición de tiempo parcial margina y obliga al profesor universitario a dedicar más del 70% de su tiempo y esfuerzos a otra actividad laboral adicional, con el fin de poder alcanzar empleo pleno y un salario digno. La mayor parte de las veces, su tiempo y esfuerzo lo dedica a la labor docente en el colegio, donde se “desgasta” (burn out) física y moralmente, al exigírsele muchísimo más (hasta 4-5 veces más, en términos de horario y labor) que en los claustros universitarios.

Naturalmente, este hecho repercute negativamente en la labor que ejerce en la universidad; algunos docentes tienden a “reciclar” en ella (por cansancio y falta de tiempo, básicamente) lo que ya dicta en el colegio. Esto, por supuesto, afecta el nivel académico de las clases en la universidad; se encuentran por debajo del nivel que le corresponderían estar. Y en los casos en que el docente no “recicla”, simplemente, se ha agotado y ocupado tanto en sus faenas colegiales (o en otras, de distinta índole) que su rendimiento en la universidad está lejos de ser óptimo.

En nuestro país, la anterior situación es algo más grave, pues riñe con el Reglamento de Ética Profesional del Docente de la Universidad de Panamá (Gaceta Oficial 24356, del 31 de julio de 2001). Según este, la UP demanda que su personal docente “evite contraer ocupaciones que le resten tiempo para su debida dedicación plena a la docencia e investigación, así como para abarcar dentro de su trabajo actividades que le impidan una máxima eficiencia” (“Deberes del Profesor Universitario”, numeral 9). Sin embargo, esto es imposible de cumplir, pues –económicamente– el profesor universitario a tiempo parcial está forzosamente obligado a tener otras ocupaciones que le restarán tiempo para su “debida dedicación plena a la docencia e investigación universitaria”. Asimismo, esto le impedirá necesariamente una “máxima eficiencia”. En otras palabras, la condición laboral-salarial que le brinda la UP a la mayor parte del docente universitario lo obliga a violar su código de ética y desempeñarse medianamente en la UP. Una malsana contradicción que genera el propio sistema y afecta a toda la institución, en especial a docentes y estudiantes.

EL TIEMPO PARCIAL ES UNA CONDICIÓN DEPLORABLE Y PERNICIOSA QUE AFECTA EL TRABAJO DOCENTE, ASÍ COMO LA DIGNIDAD Y LA CALIDAD DE VIDA DEL PROFESOR UNIVERSITARIO. NO LE DA ESTABILIDAD, NO LE BRINDA PLENO EMPLEO Y LO PRIVA DE UN SALARIO MÍNIMO.

La razón de ser de la práctica institucional del “tiempo parcial” sobre el personal docente en las universidades obedece a criterios puramente economicistas: servicios profesionales temporales y a bajo costo. El trabajo de este personal docente es económico, eventual y parcial, lo cual es sumamente conveniente desde un punto de vista financiero.

¿Podría terminar de una buena vez la práctica de contratar docentes a tiempo parcial en las universidades? Sí, pero eso inevitablemente depende de cambios políticos que solo pueden tomar las autoridades universitarias a través de sus órganos de gobierno y los procedimientos a los cuales están suscritos. Es cuestión de voluntad política que debe tener como fundamento y fin criterios ético-profesionales, no criterios económico-financieros.

En síntesis, desde un punto de vista ético-profesional, el tiempo parcial es una condición deplorable y perniciosa que afecta el trabajo docente, así como la dignidad y la calidad de vida del profesor universitario. No le da estabilidad, no le brinda pleno empleo y lo priva de un salario mínimo. Así, lo oprime y margina en el claustro universitario, obligándolo a quebrantar –paradójicamente– sus deberes éticos con su institución por razones económicas.

Si no hay cambios políticos para bien con relación a esto y siguen primando criterios economicistas sobre los de carácter ético-profesionales, la docencia universitaria del profesor a tiempo parcial se echará a perder del todo (los docentes mismos la abandonarán) más temprano que tarde. Curiosamente, será la propia lógica economicista la que obligará a desertar a estos profesores del ámbito universitario, apenas encuentren oportunidades dignas y cónsonas con sus necesidades y capacidades en otros espacios laborales.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El voto zombi

Francisco Díaz Montilla

De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, el término zombi designa una “persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad”, o bien una persona atontada, “que se comporta como un autómata”.

La idea común en ambos sentidos es que se trata de un ser que no tiene la capacidad de autodeterminarse. Y aunque se ha discutido su existencia e incluso hay quienes reportan haberlos visto, pareciera que en el marco de las interacciones sociales de la sociedad posmoderna, el fenómeno zombi es cada vez menos un asunto de imaginario colectivo, de ciencia ficción o literatura.

En filosofía de la mente, la expresión “zombi filosófico” designa un ser hipotético que, aunque indistinguible físicamente de los humanos, carecería –sin embargo– de experiencias conscientes (cfr. David Chalmers: La mente consciente, una teoría fundamental).

El valor teórico de este hipotético ser –al menos filosóficamente– radica en que replantea las discusiones clásicas en torno a la relación mente–cuerpo, la libre voluntad, y otros sempiternos problemas filosóficos sobre la mente y el cuerpo.

En política podría plantearse algo parecido, aunque en este caso me temo que no se trata simplemente de un ser hipotético. Cierta evidencia empírica parece respaldar el hecho de que los zombis existen en política.

Se trataría de individuos que ejercen el sufragio, eligen presidentes, diputados, alcaldes y representantes, aunque bajo estándares que poco tienen que ver con la realización o reivindicación de ciertos ideales: Para el zombi político, el voto nada tiene que ver con la realización de un derecho ni con institucionalidad ni con libertades, pues no se percibe a sí mismo como sujeto de derechos, en tanto relega su ejercicio a terceros, la disfunción institucional no le afecta y la libertad es una carga.

El zombi político es un ser atado inexorablemente a los condicionamientos, a las dádivas de aquellos extraños redentores que saben lo que necesita, que entienden sus necesidades y que –en un acto de desinteresado altruismo– están dispuestos a satisfacerlas, no importa si en esa tarea son saqueadas las arcas del erario –como en un caso de antología de la impunidad– se grita a los cuatro vientos (billetes en mano) haber sido sobornado para la aprobación de leyes. No en vano, al menos para los políticos, el zombi se pone a disposición de estos de manera absoluta.

El zombi –por definición– no tiene la capacidad de rectificar: Él reafirma lo actuado. Ejemplos paradigmáticos de la manifestación de su actuar en política serían los resultados de las elecciones parciales realizadas este mes en los circuitos 7-2 y 2-1. Un elector sensato, ante la monumental evidencia sobre el mal uso de fondos públicos habría rectificado su decisión inicial, por elemental civismo.

Pero un acto tan noble y libre, jamás podrá ser realizado por un zombi. Para él la posibilidad de cambio o mejoramiento social, institucional, cultural, etc., relacionados con un ejercicio responsable, crítico y cívico del sufragio, sencillamente no existe. Ha de cumplir, de forma inevitable, con elegir a aquellos a quienes ha identificado como sus amos y a quienes se debe. Lo demás no cuenta.

http://www.prensa.com/impreso/opinion/voto-zombi-francisco-diaz-montilla/431961

jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Se puede odiar a toda una religión?

Ruling Barragán Yañez

Odiar es una triste y peligrosa condición humana. Distinto a la ira o la indignación, el odio es un estado emocional mucho más permanente, que puede incluso durar toda una vida. Y sin ser necesariamente más intenso que aquellas emociones, el odio afecta al espíritu humano de tal modo que impide entender ciertas cosas y, más aún, tener una actitud correcta ante ellas, por decir lo menos.

Es comprensible que se podría odiar a una o varias personas, por uno o varios actos que hicieron algún daño grave. Sin embargo, hay quienes dicen que no sólo se puede odiar a unas cuantas personas o actos en concreto, sino también a conjuntos o clases enteras de individuos – incluyendo todo objeto o idea asociada con ellos. Así pues, por ejemplo, podría odiarse a toda una clase social, un partido político, o una institución religiosa (es decir, a todos los miembros que conforman dicha clase), junto a todos aquellos objetos (estructuras y símbolos) e ideas (creencias o convicciones) con que se les pueden asociar.

Esta forma de odio es el producto natural de un proceso mental denominado comúnmente como “generalización”. Si Juan odia a la clase X, es porque uno o varios miembros de tal clase cometieron un gran daño físico y/o moral. Así, Juan asume que todos los miembros de X se comportan o comportarán igual. Juan también puede odiar a la clase X porque esta sostiene ciertas ideas que, de llevarse a la práctica, causarían mucho pesar. Igualmente, Juan podría odiar a cualquier objeto (por ejemplo, un libro o una bandera) asociado a la clase X.

En el caso de la religión, las cosas no parecen ser muy diferentes. Quienes, por ejemplo, dicen odiar al catolicismo, podrían hacerlo porque algunos de sus sacerdotes han cometido abominables actos de abuso sexual contra menores. Quienes dicen odiar al Islam, lo harían porque un grupo de extremistas asesinan salvajemente a personas inocentes. A lo anterior, se suma el siguiente hecho: se desprecian y consideran falsas todas las creencias y convicciones que constituyen estas religiones (se rechazan de plano y en bloc, sin hacer ninguna salvedad), aun cuando tales convicciones no tengan que ver - incluso se contrapongan - a los abominables hechos arriba mencionados. Así pues, no sólo se podría odiar a toda una religión por los actos despreciables de algunos de sus miembros, sino también por las ideas que la constituyen y por las cuales la juzgamos como falsa en su totalidad.

En cierto sentido, resulta lógico y comprensible odiar o despreciar a una persona, o a un grupo de ellas que ha hecho un gran daño. Igualmente, a ciertas ideas que pueden inducir a personas a causar grandes daños. Sin embargo, es ilógico e incomprensible generalizar y extender tal odio a todas las personas e ideas. Aparte, no es posible realizar esto en la práctica. Es decir, nadie puede odiar realmente a la totalidad de las personas o ideas que se subsumen bajo una clase tan extensa (sea esta “Catolicismo, o “Islam”), porque simplemente no puede tener experiencia o conocimiento de todas ellas.

Si las anteriores apreciaciones son correctas, entonces no es posible odiar a toda una religión, si en ella incluimos a todas las personas que la practican, así como a cada una de las ideas que la conforman. En sentido estricto, sólo se podría odiar a personas, actos o ideas específicas. Por consiguiente, cualquier odio a una clase o conjunto cuya extensión desborda nuestro conocimiento y experiencia no corresponde a la realidad y, en virtud de cierta lógica y ética, siempre deberíamos evitar.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Entrevista con Ela Urriola

Michelle Montenegro

La poesía es, de cierta manera, un medio de acceder a un mejor disfrute de este mundo. ¿Cual sería la forma para acercar al lector común a ese placer?

Con la poesía sucede lo mismo que con la filosofía, a veces se percibe como distante, como algo fabricado, estructurado e inalcanzable, pero tanto la filosofía como la poesía están cerca de la vida. Entre más simple, más sencilla, es más real, así que no se trata solo de escribir, sino de leer poesía. La forma en que se nos presenta o se nos enseña en las escuelas. Yo enseño a jóvenes y adultos y sé que la manera de llegar al conocimiento tiene que partir de eso, de lo esencial, de lo básico, solamente así puede el otro identificarse con lo que le muestras.

http://www.ellas.pa/entre-nos/ela-urriola

lunes, 10 de noviembre de 2014

Escribir o interpretar historias

Roberto Arosemena Jaén

Un colega profesor de filosofía me preguntó qué tipo de historia exigía la nación panameña en la actualidad. Seguir investigando los documentos del pasado para escribir lo más ajustado a la realidad la historia nacional o, por el contrario, entregarse a la tarea de una interpretación histórica rigurosa, no contradictoria, depurada del mito de los imaginarios colectivos, partidistas e ideológicos. Le contesté que ambos aspectos son necesarios a la luz de las disciplinas históricas desde el enfoque hermenéutico, desarrollado durante las últimas décadas del siglo XX y la primera del siglo XXI.

Nadie discute hoy, en sede académica y científica, si la historia es una disciplina fundamentada intersubjetivamente, desde un punto de vista fenomenológico, epistémico y hermenéutico. Así de sorprendente es el avance de la disciplina histórica en los siglos, XX y XXI. El período de las historias especulativas, producto de fantasías moralistas como la de Kant, Hegel, Marx y otros, sometidas a leyes universales ha tenido que dar paso a las historias regionales y de conceptos fundamentadas en hechos e interpretaciones bajo el argumento irrebatible de la crítica ideológica y del sistema de deconstrucción basado en la dialéctica permanente de interlocutores libres y bien documentados.

La primera historia oficial y especulativa del Estado panameño fue el Compendio de Arce y Sosa de 1911. Esta interpretación se ha repetido durante más de cien años, y es consignada implícitamente en todos los libros de historia que se han escrito desde entonces. Incluimos en esta lista los dos tomos de José Eulogio Torres Ábrego, que incluye Contribución a la Crítica de la Historiografía panameña, publicada en el año 2000, por la Universidad de Panamá. La nación requiere de un esfuerzo y un debate académico para investigar los documentos, considerados históricos, depurándolos, hasta donde sea posible, de los sesgos ideológicos y confesionales para desmitificar los acontecimientos del pasado que inciden en el presente y condicionan el futuro inmediato.

Afirmaciones como la religión que une a todos los panameños, para justificar concesiones a Estados Unidos y a la actual Colombia, y liquidar las reivindicaciones de los mártires del 9 de enero no pueden tolerarse en sede académica, si queremos reafirmar los valores que hacen posible la existencia de una sociedad democrática e interdependiente en beneficio de una comunidad nacional.

El mundo globalizado se tiene que configurar con base en identidades o identitarios personales, familiares, grupales, nacionales y mundiales. Un planeta de paz y bienestar solo se puede construir si aceptamos, primero, la realidad que nos toca vivir, para luego establecer el mundo donde podamos compartir y convivir sin prerrogativas en excesos que amenacen la convivencia pacífica. En cualquier caso, recurrir a peligros reales y responder con uso de fuerza desproporcionada, es hacer vigente aquella ley de la Selva o del Talión, de ojo por ojo, y de que la vida de un humano de la propia etnia o nación vale más que la vida de 10, 100, o 1,000 de la nación o etnia enemiga.

El reto de nuestro Panamá es narrar y escribir su historia e interpretarla a la luz de los principios universales que establece que todo ser pensante y libre tiene la dignidad suficiente para coexistir, justamente, en el mundo globalizado. La interpretación histórica es un poderoso recurso para lograrlo.

http://www.prensa.com/impreso/opinion/escribir-o-interpretar-historias-roberto-arosemena-jaen/421380

viernes, 31 de octubre de 2014

Teoría de la ciencia

Roberto Arosemena Jaén

Proyecto de apuntes especializados para estudiantes: lectura en PDF

CIENCIA DEL HUMANO Y DE SU COMUNIDAD
  • Aporte inicial de Gadamer al pensamiento hermenéutico
  • Desarrollo e implicaciones de la Hermenéutica
  • La Hermenéutica como ciencia práctica desde un marco teórico
  • La Nueva Ciencia del Siglo XX
ANÁLISIS FILOSÓFICO DE TEORÍA DE LA CIENCIA
  • Debate sobre las ciencias en la primera mitad del siglo XX
  • Teoría de la ciencia desde la lógica
  • Impacto de la tecnología en la sociedad
  • La crisis de los CTS
  • Elementos que sustentan la inconmensurabilidad de los paradigmas
  • Solución a la Reluctancia en Kuhn

viernes, 24 de octubre de 2014

Premios Ricardo Miró 2014

Nuestras felicitaciones a los ganadores del Premio Ricardo Miró 2014, en especial a nuestros colegas Ela Urriola y Víctor Manuel Rodríguez, quienes obtuvieron el galardón en la sección de poesía y ensayo respectivamente.

Vencedores del Ricardo Miró
Fanny D. Arias CH.

http://www.prensa.com/impreso/vivir/vencedores-del-ricardo-miro/413103

martes, 21 de octubre de 2014

Ley 19 que crea la materia formación del carácter y liderazgo para la vida en sociedad

21/10/2014 - El presidente de la República, Juan Carlos Varela, refrendó ayer el proyecto de ley 19 que crea la materia formación del carácter y liderazgo para la vida en sociedad.

La materia será impartida a niños a partir de los seis años de manera obligatoria. De acuerdo al texto de la ley aprobada, la asignatura deberá ser dictada solo por sicólogos, sociólogos, pedagogos y licenciados en orientación.
http://www.prensa.com/uhora/locales/nueva-materia-educacion/411763

viernes, 17 de octubre de 2014

Prólogo al libro "Diálogo de saberes: Filosofía, derechos humanos, ciudadanía y crisis general contemporánea"

Urania A. Ungo

El presente libro recoge las ponencias presentadas po los expositores/as en el Seminario de Actualización Filosofía, derechos humanos, ciudadanía y crisis general contemporánea que organizara el Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá.

Con tal jornada el Departamento de Filosofía no sólo recuperaba la actualización como uno de los procesos importantes de su vida académica sino también replanteaba el modo de relacionarse con otras disciplinas, se planteaba el abordaje de asuntos antes no examinados a la luz del pensamiento filosófico en nuestro país eingresaba al debate sobre la naturaleza de la actual crisis global.

Algunas de las conferencias impartidas no fueron entregadas, no son por tanto parte de esta compilación. Sin embargo son mayoría las ponencias que integran el libro, tal como son sin duda representativa de los temas debatidos, la calidad de las presentaciones y el nivel de solvencia intelectual de las y lso ponentes, como se verá.

Una inquietud importante circuló en los días en que se realizaba la jornada, no solo en su gran mayoría las y los conferencistas no son filósofos sino algunos de los problemas a examinar no han sido problemas filosóficos. Al respecto repito lo que dijese en la inauguración del evento:

«Por primera vez en su Historia toda la Humanidad se enfrenta una crisis general, global y multidimensional. No ha habido algo así antes. Ni siquiera la noción de crisis capitalista es hoy suficiente para entender la situación que enfrenta la humanidad. Lo que hoy hay es una confluencia histórica de múltiples dimensiones, una crisis civilizatoria, que integra –por lo menos– cuatro crisis simultáneas: ecológica, climática, energética y alimentaria, que además se superponen de modo tal que es casi no posible pensar en la solución de alguna sin que forzosamente se tenga que pensar en la solución de todas las otras... Es un objeto multidimensional y complejo que como tal debe ser estudiado».

En consecuencia el evento se convirtió como lo denominara Guillermo Castro en un "Diálogo de saberes", es decir en un modo de ver desde las distintas disciplinas de las Ciencias Sociales un conjunto de los problemas que integran la crisis civilizatoria. Claramente no son los ponentes los que tienen que tener una perspectiva filosófica, ellos nos darían sus perspectivas disciplinarias y por el contrario seríamos las y los filósofos quienes deberíamos interpretar todo ello en el marco de nuestras concepciones y tradiciones filosóficas.

Y con ello hacer de un conjunto disperso de problemas humanos un objeto de estudio. Vale decir en una fuente de reflexión ética sobre el sentido de un horizonte futuro para una Humanidad que no sea solo aquella situada en los lugares de poder y que haga que pensar y sentir desde estos otros lugares del mundo, que es valioso vivir en común,

Ello supondría a su vez un ejercicio de inter y transdisciplinariedad, de análisis teórico, ético y epistemológico de dichos discursos y argumentaciones. Cosa valiosa ahora que se dice la Filosofía no sirve para nada, justamente en el momento que la actual crisis general, es decir los problemas que abruman a la Humanidad, son de tal complejidad e intensidad que ponen en cuestión la misma civilización.

El "Diálogo de saberes" aquí planteado intentó justamente eso: examinar desde diversas perspectivas teóricas el estado de nuestro 'conocimiento del mundo' para poder pensar que es ahora lo correcto, racional y justo. Como se verá es un inicio, que ojalá pueda proseguirse.

Seguramente sólo nos hemos empezado a asomar al complejo asunto, si ese es el caso es bastante. Es un buen inicio para desarrollar reflexiones articulados que engarcen desenredando la densa trama que impide ver y pensar un otro orden posible en el mundo.

La Filosofía, por cierto, no ha sido nunca pensamiento para la inmediatez. Por ello mismo cuando se discute sobre la crisis civilizatoria, al final se discute sobre nuestra existencia, valor y destino como humanos.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Androcentrismo en las Ciencias

Sara Morales Gallego

Catorce investigadoras panameñas son las autoras del libro ‘Androcentrismo en las Ciencias: Retos en la Investigación, el conocimiento y en la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres’, publicado por el Centro de Estudios y Capacitación Familiar (CEFA), el Centro de Investigación Social y Asistencia Técnica (CISAT) y la Universidad de Panamá (UP).

http://laestrella.com.pa/estilo/cultura/androcentrismo-ciencias/23807342

lunes, 8 de septiembre de 2014

Reseña del Café Filosófico "Discurso religioso, intolerancia y Estado Laico"

Francisco Díaz Montilla

Esta sesión del Café Filosófico estuvo dedicada a explorar el tema de la religión en la sociedad panameña, tomando el discurso religioso como enfoque de análisis y de reflexión. Dicha exploración, que incluyó entre otras observaciones las características de sus presupuestos y sobreentendidos semánticos, buscó asimismo distinguir el pensamiento religioso de otros tipos de pensamiento humano como el científico. De cómo una intencionalidad religiosa puede insertarse en una sociedad con criterios de veracidad propios del discurso científico y los peligros de fundamentalismo y de intolerancia social que esto conlleva. Por ello se buscó discutir las posibles ventajas de la proclamación de un Estado laico en Panamá. Se revisaron los términos y condiciones legales actuales de nuestra Constitución sobre el tema, lo mismo que el estatus confesional de la educación oficial. Se analizaron las experiencias de laicismo en países cercanos a nuestra realidad latinoamericana y se abrió el espacio para que los presentes manifestaran sus ideas, siempre en la búsqueda de un diálogo intercultural que promueva los derechos humanos y la convivencia pacífica.

domingo, 7 de septiembre de 2014

La violencia contra la mujer, mal sin solución

Urania Atenea Ungo M.

Según una noticia reciente ‘…de enero a abril de este año, había 4 mil 78 niñas embarazadas en el país, incluyendo las comarcas… en mayo, la estadística creció a 4 mil 425 casos… 347 niñas más resultaron grávidas; un promedio de once casos nuevos al día solo en mayo. ( La Estrella de Panamá , 21/06/2014). Otra reciente encuesta publicada este mes resaltó que ‘…62 mil mujeres en Panamá justifican que un hombre le pegue a su pareja’. ( La Prensa 14/07/2014).

Que niñas de 10 y 11 años sean ‘madres’ y que las mismas mujeres justifiquen ser víctimas de agresión, evidencia la creciente sinrazón socialmente imperante y denuncia la pobre visión existente sobre la complejidad social amen del precario concepto sobre el futuro de nuestra sociedad y del mundo por las jerarquías políticas.

Veinte años se cumplen del compromiso denominado Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) y a veinte años también arriba la celebración de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo 1994), ambas junto a la Conferencia Mundial de Derechos Humanos ( Viena 1993) y la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 1995) se constituyeron como referentes de la acción mundial para hacer avanzar la condición de las mujeres y los derechos humanos de todos.

20 AÑOS DE BELEM DO PARÁ: FIRMAR NO ES CUMPLIR

Producto del énfasis que las feministas latinoamericanas pusieron sobre el asunto de la violencia contra las mujeres en el marco de las demandas globales femeninas, se produjo este instrumento regional que fue el primero de su clase en el mundo y que a la fecha ha sido ratificado por 32 de los 34 miembros de la Organización de Estados Americanos.

En Panamá el Estado ratificó la Convención Interamericana contra la Violencia hacia la Mujer en marzo de 1995 y con ello se inició una trayectoria en el marco de las leyes relativas a la violencia contra las mujeres (Ley 27 de 1995, Ley 38 de 2001) que ha encontrado un nuevo hito en la Ley 82 de octubre de 2013, donde se establece el femicidio como delito.

Es decir que Belem do Para ha sido una importante fuente de conceptos y de compromiso para nuestra legislación nacional y un instrumento que ha generado una importante arquitectura regional de mecanismos de seguimiento, protocolos de actuación, un comité regional de expertas independientes y sistemas de indicadores sobre su cumplimiento.

Sin embargo, hasta ahora lo que ha garantizado su cumplimiento (mínimo) es la acción de los movimientos de mujeres.

Un ejemplo de esto lo constituye la Estrategia País de Seguridad Ciudadana (EPSC N•84 del 24 de junio de 2012 ) que en el marco de la Estrategia de Seguridad Centroamericana (ESCA) incluye la violencia contra las mujeres como uno de los problemas que desafían las políticas de seguridad en la subregión, sin embargo en dicho documento se establece que toda la acción será en prevención y estará a cargo del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU).

Lo que debería ser parte de un concepto integral de seguridad que incluye a las mujeres, se configura como nueva supervisión sobre el mecanismo nacional que hará lo que históricamente ha hecho. El Ministerio de Seguridad no hará nada.

20 AÑOS DE LA CONFERENCIA DE CAIRO: EL DERECHO A TENER DERECHOS

Realizada en El Cairo en septiembre de 1994, la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo se convirtió en un debate mundial sobre el futuro demográfico de la especie humana, el desarrollo sostenible, la sexualidad, la diversidad sexual y las concepciones sobre la condición de las mujeres y su relación con los hombres, la familia y la suerte misma del planeta. Fueron incontables las reservas a diversos planteamientos sobre las mujeres y su rol en la reproducción, así como radicales rechazos conservadores al aborto como derecho de las mujeres.

De esos años acá ese debate ha ido endureciéndose, los discursos anti aborto hoy son ya discursos contra los derechos femeninos y una intensa reacción patriarcal expresa su aversión a la independencia y control de las mujeres de su propio cuerpo y sexualidad, el concepto de derechos sexuales y reproductivos les genera fobia y niegan que haya autonomía física femenina o más de una opción de vida para las mujeres.

Este fundamentalismo se apoya en un sentido común muy chato, inmediatista, conservador y pancista. Tiene grandes aliados: el temor, la pobreza, la angustia, la desintegración generalizada, la inseguridad permanente, características de la vida cotidiana en estos años, instalando en nuestra sociedad una confusa sensación de modernidad tecnológica, caos y atraso cultural.

Sería largo enumerar los diversos episodios de estas disputas en Panamá, al respecto es importante recordar brevemente tres de alta significaciòn:

— En marzo de 2001 cuando los fundamentalistas portando una virgen ingresaron al hemiciclo legislativo intentando impedir que la Asamblea Legislativa ratificara el Protocolo Facultativo de la CEDAW. El protocolo fue ratificado en intensa jornada en la que se venció el temor político al poder no democrático.

— En marzo de 2005, en la 49ava Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de las Naciones Unidas en la que los Estados debían informar de sus avances a diez años de Beijing 95. En dicha reunión del CSW, las Ministras ‘de la mujer’ de los dos países relativamente ‘progresistas’ de la región –Costa Rica y Panamá— fueron presionadas y obligadas a hacer declaraciones aplaudidas por la representante norteamericana. Su triunfo consistió en la declaración hecha por la representante gubernamental de Panamá: la Plataforma de Acción de Beijing ‘no crea ni establece nuevos derechos’

—En diciembre de 2008, luego de un largo y tortuoso proceso la comisión de salud de la Asamblea Legislativa retiró indefinidamente el proyecto 442. El proyecto enfocado sobre la educación sexual de la niñez y la juventud hizo que el fundamentalismo aterrorizara al poder político. La consulta y validación fue un proceso de más de tres años, en que movimientos y grupos sociales distintos consensuaron la necesidad de un enfoque integral de los derechos de las personas. La iracundia vociferante, confesional de los fundamentalistas exigió que sus convicciones fuesen políticas de Estado, detuvieron el proceso hacia la ley.

No pudieron despolitizar y reprivatizar estos temas, retornarlos a su condición de asuntos privados y el debate público seguirá ahí instalado. Sin embargo, ya no es la mera defensa de los derechos ya existentes, ya inalienables e irrenunciables sino de la capacidad humana de generar y constituir nuevos derechos sobre todo cuando los más negados son aquellos relativos a la soberanía y control de su propio cuerpo por las mujeres y la necesidad de que la niñez y las y los jóvenes tengan información y poder sobre sus vidas.

En el 2015 se examinarán los avances de los Objetivos de Milenio: tendremos algo que mostrar Belém do Pará y el Programa de Acción de Cairo cumplen 20 años, si se examina su cumplimiento en Panamá es posible suscribir lo que dice Cimac Noticias sobre otro Estado latinoamericano: ha creado una ‘simulación sofisticada de cumplimiento’.

http://laestrella.com.pa/panama/politica/violencia-contra-mujer-solucion/23802683

miércoles, 13 de agosto de 2014

Moralidad, razón y emoción

Francisco Díaz Montilla

David Hume, el célebre pensador escocés, postuló una teoría acerca de lo moral que –al menos en los círculos filosóficos- no ha sido tan atendida o valorada. Tal vez por los supuestos empiristas en que se fundamenta y las consecuencia teóricas (filosóficas) que surgen de ella.


http://doxa-filosofica.blogspot.com/2014/08/moralidad-razon-y-emocion.html 

Pluralismo religioso y neutralidad del Estado

Ruling Barragán Yáñez
 
En el estudio académico de la religión y las ciencias políticas, por “pluralismo religioso” se indica una actitud o postura política que, a partir de la modernidad, adopta el Estado ante la diversidad de credos (incluyendo convicciones filosóficas o ideológicas “no religiosas”, como el humanismo) que coexisten en una sociedad.

De acuerdo al pluralismo, el Estado otorga iguales libertades y obligaciones a todas las religiones y convicciones ideológicas, procurando que sus manifestaciones públicas no menoscaben a las de las demás. Al reconocer y proteger el pluralismo, el Estado no solo impide potenciales conflictos, sino que procura la convivencia pacífica entre distintas confesiones religiosas o no.

El pluralismo se asienta sobre una situación de facto y otra de jure: la diversidad de credos y el imperativo estatal de proteger las libertades de pensamiento, conciencia y religión, así como las de asociación, expresión y prensa que reclama cada visión del mundo en la actualidad. Este imperativo no resulta difícil de practicar hoy en sociedades abiertas y tolerantes (e.g. Estados Unidos, Suecia o el Reino Unido). Sin embargo, en las cerradas e intolerantes (e.g. Sudán, Corea de Norte o Eritrea), el imperativo ni siquiera existe.

Desde un punto de vista “epistémico” (relativo al conocimiento) el respeto y protección del pluralismo religioso por parte del Estado supone que asuma cierto “agnosticismo” sobre la verdad que reclama cada fe o ideología. En otras palabras, el Estado no puede favorecer de forma pública las pretensiones de verdad de ninguna religión porque no las puede conocer. Quod est veritas (¿Qué es la verdad?) preguntó Pilatos a Cristo. César (el poder) no puede reconocer a Cristo (la verdad). Mahoma o Buda habrían escuchado la misma pregunta de Pilatos.

El agnosticismo del Estado en materia religiosa es, en cierta forma, la garantía de su neutralidad. Al no poder conocer la verdad de ningún credo o convicción ideológica, no puede favorecer a ninguno. Por ende, tiene que mantenerse neutral. No obstante, esta no es absoluta. Desde un punto de vista ético, el Estado se sostiene sobre ciertos valores (e.g. hoy denominados “derechos humanos”) que, en mayor o menor medida, pueden ser (o no) compartidos por las diversas confesiones. En este caso, el Estado se alinea con los cultos que comparten esos valores, pero contraría a aquellos que tienden a excluirlos. Así, ejerce una neutralidad relativa, no absoluta.

Ningún Estado es ni puede ser “absolutamente neutral” en materia religiosa. El ideal es que se vuelva “relativamente neutral”, favoreciendo a todas las concepciones religiosas, filosóficas o ideológicas que respetan el orden normativo que promueven y protegen los derechos humanos. Aquellas religiones, filosofías, o ideologías que tienden a desestimarlos, tendrán dificultades y conflictos con el Estado, tal como este se concibe y ejerce su poder desde la modernidad.

Todo lo anterior podría resumirse del siguiente modo: el Estado no reconoce ninguna verdad absoluta de índole religiosa o existencial. No obstante, toma muy en serio los derechos y deberes que corresponden a todas las cosmovisiones, procurando que no choquen entre sí en la esfera pública (en la privada, siempre chocarán). Su imperativo es procurar el orden, seguridad, paz y justicia entre los ciudadanos, no descubrir cuál es la verdad última acerca del mundo y el ser humano.

Esto no significa que el Estado debe cerrarse a escuchar y así desestimar lo que tienen que decir las religiones. Si bien no podrá asumir ningún discurso de este tipo, puede recibir de ellos algunos elementos que le permita reconstruir para sí las verdades en común –de orden moral, no metafísico– que pueden encontrarse en las más diversas visiones del mundo. Estas deberán coincidir con los valores que representan los derechos humanos. Solo así el Estado podrá mantener su relativa neutralidad ante la diversidad religiosa e ideológica, así como sus potenciales (y más aún, reales) conflictos.
http://www.prensa.com/impreso/opinion/pluralismo-religioso-y-neutralidad-del-estado-ruling-barragan-yanez/373806

miércoles, 30 de julio de 2014

Ética, valores y derechos humanos

Ruling Barragán

Al igual que mi compilación y edición de artículos sobre filosofía y religión, los textos que aquí comparto son de carácter divulgativo. En este caso, los temas tratados tienen que ver con los derechos humanos, la ética y los valores. Naturalmente, estos tópicos suelen relacionarse entre sí con bastante facilidad y, hasta cierto punto, sus contenidos tienden a identificarse.

Todos los artículos presentados han sido ya publicados en diarios nacionales (La Prensa y el Panamá América) y sus sitios web, a excepción de dos sinopsis de libros sobre derechos humanos, las cuales aparecen en el sitio www.polylog.org (de Wien, Alemania), todavía activo. Una de estas sinopsis, Dilemmas of Justice, de Monique Deveaux tiene incluso el privilegio de aparecer aún referida en el sitio de Cornell University Press.

El lector notará que mi visión filosófica de los derechos humanos, la ética y los valores es, en términos generales, bastante convencional. Sin embargo, no dejará de percibir cierto ‘agnosticismo de apertura metafísica’. Con esto quiero decir que la esencia de lo ético no puede ser comunicada con palabras (una vieja y trillada idea wittgensteiniana), pero éstas pueden – en algunos casos – incidir en la conducta de una persona de modo especial, aunque sólo momentáneamente. El razonamiento ético es vergonzosamente impotente para hacer del hombre y el mundo algo esencialmente mejor. No obstante, las cosas serían peor sin él; por ello es imprescindible mantenerlo y transmitirlo. Mientras se mantenga y transmita, algunos tendrán la fortuna o gracia de encontrar Eso o Aquello que le da pleno sentido y valor a toda noción, juicio o argumento en torno al bien y la justicia…

Con esta compilación y edición cierro también un capítulo personal. Ya no tengo más palabras que agregar sobre estos temas. A fin de cuentas, lo que en verdad importa en ética no son las palabras, sino la acción y voluntad humana por realizar lo bueno y lo justo.

https://drive.google.com/file/d/0B9BhKT04jIZ7Vk04YkxYelhZUDg/edit?usp=sharing

  • Más allá del fin de la historia. ¿Volverá el socialismo?
  • Derechos humanos y naturaleza humana
  • Notas sobre la dignidad humana
  • Los límites de la ética
  • Diez breves ideas sobre los derechos humanos
  • Educación superior en derechos humanos
  • Los derechos humanos como asignatura universitaria
  • De las malas palabras
  • Derechos humanos: valores universales
  • Human rights and federalism (sinopsis)
  • Cultural pluralism and dilemmas of justice, de M. Deveaux (sinopsis)
  • Medios, ilusión y liberación
  • Hegel y el espejo
  • ¿Se puede enseñar ética?
  • ¿Se pueden aprender valores?
  • Derechos y valores
  • Justicia y legalidad
  • Borges y la metafísica
  • De la ética o el sentido de la vida
  • Derechos humanos: valores universales (II)
  • ‘Enfermedades’ de los derechos humanos
  • ¿Por qué hieren los insultos?
  • ¿Cómo juzgar a los demás?
  • Ideas, valores y derechos
  • Dignidad humana y libertad de expresión
  • Ética, razón y derechos humanos
  • De la civilización del espectáculo
  • Creer, pensar, saber
  • ¿Quiénes son nuestros amigos?

lunes, 14 de julio de 2014

Filosofía y religión

Ruling Barragán

Por varios años me he dedicado con cierta regularidad a la divulgación de temas filosóficos a través de artículos de opinión publicados en diarios nacionales. A diferencia de la investigación, la divulgación tiene como propósito hacer accesible al lector no especializado ciertas temáticas que sólo son publicadas en revistas académicas para ser leídos por otros especialistas. Así, el lenguaje de la investigación académica suele ser muy formal, técnico y riguroso – ‘árido’, dicen abiertamente algunos–y su audiencia es, consecuentemente, bastante reducida. Aparte, tales investigaciones son, por lo general, de considerable extensión y suelen estar respaldadas por cuantiosas citas, numerosos pies de páginas y abundantes referencias bibliográficas. Así, la producción de una investigación académica toma a menudo meses; cuando no, años. Se comprende, pues, que su correcta lectura exija horas de atento y concentrado estudio.

La investigación se dirige a unos pocos; es elitista. La divulgación, sin embargo, se comunica con la mayoría; es democrática. La investigación exige un considerable esfuerzo intelectual; la divulgación sólo requiere un poco de inteligencia y sentido común. A pesar de estas diferencias (que en sí mismas no son buenas ni malas) lo cierto es que ambas formas de publicación se necesitan mutuamente. Si las investigaciones académicas no salen de los claustros universitarios, sólo sirven para brindar títulos o certificaciones (que supuestamente garantizan los puestos de trabajos de sus investigadores). Por otro lado, si los textos de divulgación no se basan en aquellos de investigación, degeneran en escritos frívolos y desorientadores. En tal caso, sólo sirven para entretener, no educar.

Dicho lo anterior, se debe comprender que la divulgación debe basarse en la investigación y ésta debe eventualmente divulgarse.

Entre producir investigaciones académicas y escribir textos divulgativos, he optado por lo segundo. ¿Por qué? Al respecto, comparto la siguiente anécdota (y confesión). Durante mis estudios de doctorado, me percaté – tal vez demasiado tarde– de que mi fuerte no era producir investigaciones académicas (los que en las universidades estadounidenses llaman research papers o academic essays). Aunque mis ensayos eran aceptables para aprobar mis cursos, escribirlos me resultaba muy frustrante. Nunca tuve ni desarrollé la destreza o el talento para producirlos con frecuencia, agilidad y excelencia.

Al compartir esta frustración con un joven amigo en St. Louis, editor de un pequeño periódico de su comunidad, me sugirió que, seguramente, la escritura de tales ensayos no era lo mío (“it´s not your thing”), pero que no debía sentirme aminorado por ello. Así de simple. Algunos, como él mismo, tampoco tenían la habilidad de escribir extensos y profundos ensayos académicos, pero podían escribir pequeñas textos que tenían valor para algunos. Como aquel periódico que editaba. Aunque esto no me servía de mucho consuelo durante el doctorado (en el cual estaba obligado a escribir tales ensayos ‘extensos y profundos’), eventualmente comprendí que, en efecto, ‘it wasn´t my thing’. Sentí un gran alivio cuando dejé el doctorado y opté por retirarme con una maestría. Ya no tenía que escribir más esos papers que tanto detesté, aunque siempre he disfrutado leer las publicaciones que escriben los mejores especialistas en los temas que realmente me interesan. Así pues, aprendí que ‘lo mío’ era leer y disfrutar tales publicaciones, no intentar escribirlas (y frustrarme tratando de hacerlo).

Los artículos de divulgación aquí recopilados han tenido siempre su origen en una in-quietud personal y deseo de comunicar a todos los que pueda temas que tienen que ver con la filosofía y la religión. Cada uno ha tenido como base lecturas de textos académicos, lo cual garantiza su nivel educativo. Confío en que sirvan como recursos didácticos para algunos colegas que dictan materias relacionadas a la filosofía y la religión, ya sea en el colegio, o en cursos introductorios en la universidad.

El lector notará con facilidad que los artículos, aunque similares en extensión, son desiguales en calidad o atractivo. Algunos les parecerán buenos; otros, no. Sea cual sea el caso, confío en que al menos algunas líneas le resulten apreciables y logren enseñarle algo que antes no conocía. Si he logrado esto, me sentiré satisfecho. Apenas intento informar, tratando de ser claro, conciso y coherente (aunque no siempre lo logro). No pretendo acceder ni dar a conocer ‘grandes o nuevas ideas’. Más bien, sólo intento comprender y compartir algunas que me interesan de manera fundamental.

https://drive.google.com/file/d/0B9BhKT04jIZ7cU9kQ0N4TFNyNnc/edit?usp=sharing

Contenido
  1. “Dios ha muerto”: anotaciones sobre una frase
  2. ¿Puede ser Dios imperfecto?
  3. Mal, conciencia moral y Dios
  4. ¿En qué podemos creer?   
  5. La unidad perdida     
  6. ¿Qué es el ateísmo?    
  7. ¿Cuántas clases de ateísmo hay?
  8. ¿Qué es la mística?     
  9. La filosofía como espiritualidad
  10. Ateísmo militante e intolerancia religiosa    
  11. Fe, razón y gnosis       
  12. Verdad y religión       
  13. Acerca de Dios y la filosofía 
  14. Religión, Dios y la política  
  15. Los dos eruditos       
  16. ¿Puede haber una ética sin metafísica?    
  17. Desarrollo humano y religión     
  18. Ateísmo, religión y Dios      
  19. ¿Debemos respetar las creencias religiosas?
  20. ¿Qué es el diálogo interreligioso?    
  21. El esoterismo y la universidad
  22. La ética como teología   
  23. Unicef, los niños y las religiones     
  24. Muerte, moral y metafísica     
  25. Una singular expresión de amor por la vida   
  26. De la religión: cuatro perspectivas     
  27. Dios como valor       
  28. La filosofía: pensar más allá de los límites  

martes, 1 de julio de 2014

La cultura de la interoceanidad de Panamá

Ana Elena Porras
(resumen por Carlos Ho)

Panamá es un país pequeño en territorio y población pero con una enorme complejidad. Contrariamente a lo que se pensaba en la teoría evolucionista, el caso panameño rompe con el paradigma que sentencia que a menor tamaño, menor complejidad. Además de su amplia diversidad racial y cultural, Panamá desconcierta a los intelectuales y visitantes por su relativa modernidad, especialmente en su sofisticada economía de servicios, la cual coexiste con un protegido sector agropecuario y una tradicional y aún clientelista política nacional.

Los intelectuales transmiten a la población una identidad nacional negativa de Panamá que puede desglosarse de la siguiente manera: 
  1. Panamá no tiene cultura; 
  2. la ha perdido; o, 
  3. la está buscando… 
Algunos de estos pensadores, los metafísicos, no parecen encontrar la identidad y cultura nacional, porque están buscando algo así como a Dios, una especie de espíritu único o “carácter nacional” que sea solo uno, además de absoluto y eterno; otros, los positivistas, porque buscan una “cosa” o hecho tangible y autosuficiente que pueda medirse; los marxistas, por su parte, porque estudian sistemas económicos universales, reducen las culturas nacionales a una sombra o apéndice del capitalismo. A su vez, los turistas y extranjeros, en su búsqueda de “exotismo”, se sienten desilusionados por la aparente ausencia del tema precolombino en la memoria colectiva del panameño en general y de sus museos.

La academia panameña está presa de la tradición liberal positivista o de la tradición marxista, que impide el advenimiento de paradigmas tales como la posmodernidad o la decolonialidad, respectivamente. En consecuencia, se tiende a reducir a Panamá, su sociedad y su cultura, a mera “víctima” del capitalismo estadounidense, mientras que los metafísicos niegan la existencia de una identidad panameña, auto flagelándose por la presunta “frivolidad, codicia y consumismo” de los panameños.

Si, por un momento, abriéramos paso a la postmodernidad y a la decolonialidad, descubriríamos que Panamá tiene cultura nacional, en cuanto que construye su propio sistema de significados y valores compartidos. Y que esta cultura es dinámica, histórica, intersubjetiva, cambiante y controversial en su naturaleza. Buscaríamos, entonces, ese imaginario colectivo que construye identidades y encontraríamos múltiples y originales respuestas. Muy especialmente, si buscamos desde adentro y no desde afuera de la sociedad de Panamá.

Desde esta perspectiva, la antropología posmoderna y decolonial permite estudiar la identidad y la cultura nacional, tal y como es vivida y pensada en Panamá, en toda su diversidad y complejidad. Incluso permite identificar sus contradicciones y paradojas. Las narrativas de identidad nacional en Panamá suelen imaginarla como lugar de origen, “carácter nacional”, sentimiento de pertenencia, conciencia histórica, Estado nacional, nacionalismo y condición jurídica. En la construcción y modelación de una imagen propia, los nacionales, inmigrantes y visitantes identifican, interpretan y describen diversos grupos étnicos, clases sociales, regiones nacionales. Cada una de estas narrativas, por diferentes y contradictorias que puedan ser entre sí, constituyen fragmentos que, en su conjunto, fundan los cimientos estructurales de esa difícil construcción colectiva y cultural que es la identidad nacional.

El Listado de Girotti y el perdón de Dios

Pedro Luis Prados
Para la mayoría de los católicos es conocida la lista de los Siete Pecados Capitales propuesta por el papa Gregorio Magno en el siglo VI, pero es desconocida la lista de los Siete Pecados Capitales Sociales elaborada por el regente del Tribunal de la Penitenciaria Apostólica del Vaticano, cardenal Gianfranco Girotti, en 2008. A pesar de los esfuerzos por su divulgación poca atención han merecido a los gobiernos y a la grey católica universal, siendo su transgresión una de las prácticas más extendidas en el planeta.

Estos pecados en su orden son: 1) Realizar manipulaciones genéticas, 2) Llevar a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones, 3) Contaminar el medio ambiente, 4) Provocar injusticia social, 5) Causar pobreza, 6) Enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien común, 7) Consumir drogas. De ese listado los de más frecuentes violaciones por parte de empresarios y gobiernos son el 3, 4, 5 y 6 casi convertidos en Políticas de Estado en nombre del desarrollo. De manera que si hubiera posibilidad de sancionar a los culpables no habría capacidad en los nueve círculos del infierno de Dante.

Una retrospectiva de las acciones del gobierno que termina revela un sumario de escándalos, latrocinios, calumnias, coimas, sobrecostos, procesos amañados e impunidad y abre la posibilidad de clasificar las acciones del expresidente panameño a la luz del Listado Girotti para ubicar aquellas cosas que corresponden a las leyes de los hombres y las que corresponden a las leyes de Dios, pero nos deja un enredijo de causalidades en el que unas y otras faltas se entrecruzan en busca de los mismos propósitos.

Si bien es cierto que compró a diputados de la Asamblea Nacional dando origen a una de las más denigrantes cámaras legislativas que ha tenido el país, no se puede culpar del todo al ex presidente, porque igual culpa tienen aquellos que por inconsistencia moral y falta de escrúpulos aceptaron el soborno. De igual forma el escándalo Finmeccánica tiene protagonistas coludidos para delinquir en una operación de la cual no tenemos claros indicadores de responsabilidad y que involucra a políticos y empresarios a ambos lados del Atlántico.

La desmesurada secuela de contrataciones directas para obras de infraestructura a costos exorbitantes y sin claros criterios de planificación para favorecer a parientes y amigos, son imputables a una cadena de actores que con plena conciencia de la acción delictiva participaron de manera directa o indirecta, lo que convierte al presidente saliente en una pieza más en el prontuario de la memoria colectiva. Al igual que las generosas concesiones para las actividades comerciales en las terminales aéreas y puertos del país, los favoritismos en las licitaciones de suministros de equipos y materiales en las instituciones del Estado son resultado de acciones compartidas que en su momento, esperamos que así sea, la justicia ordinaria esclarecerá debidamente.

Pero hay actos que únicamente corresponden al presidente saliente y que están mucho más allá de las instancias terrenales y que corresponden, según el listado del cardenal Girotti, al ámbito de la sanción divina. Porque él es único responsable de la destrucción de valiosos ecosistemas para beneficiar a proyectos mineros de cielo abierto; devastar los humedales de ambas costas del país para puertos y proyectos inmobiliarios, arrasar áreas protegidas de las riberas del canal para favorecer empresas de su proximidad; concesionar la explotación de la riqueza marina, de las selvas y de las aguas para satisfacer intereses de empresas ligadas a sus amistades o a su persona, provocando el deterioro y contaminación del medio ambiente .

También es el único responsable por las muertes en la Comarca Ngobe Buglé y en Bocas del Toro, así como en la ciudad de Colón como resultado de las protestas por la apropiación y ventas de tierras en un claro acto de injusticia social; es igualmente responsable de la manipulación y control de alimentos con el propósito de favorecer empresas de su propiedad con el encarecimiento de los mismos, agudizando el empobrecimiento de grandes sectores de la población.

También es, y en eso no ha hecho ningún alegato en su defensa, responsable único de los contratos multimillonarios para obras inconclusas, defectuosas o innecesarias a las cuales se le han concedido sucesivos sobrecostos con cargo al erario público y al sudor de los contribuyentes dejando una deuda pública que rebasa los 20 mil millones de dólares;, de transacciones corporativas con empresas del Estado y de venta de bienes públicos por debajo del valor real.

Entendemos que la excomunión del papa Francisco no alcance al presidente saliente, pero de lo que estamos seguros es que, de acuerdo al Listado Girotti, no alcanzará el perdón de Dios.
http://www.alainet.org/es/active/75053

martes, 24 de junio de 2014

Verdad y religión

Ruling Barragán

“Nunca estaremos de acuerdo con todos sobre todas las cosas”. Si bien esta idea es sencilla y evidente, resulta crítica al tratar de religión. Las religiones apelan o remiten, en última instancia, a una dimensión de la experiencia humana que va más allá de lo meramente social, político, económico o cultural. Si esto es así, ¿cómo determinar, en definitiva, la verdad o falsedad de una afirmación religiosa (por ejemplo, “Dios existe”, “el islam es correcto”, “Buda fue un iluminado”)? Y si lográsemos determinar esto, ¿convenceríamos a los demás de que tenemos la verdad?

Para muchos, el problema es insoluble. No hay manera de determinar la verdad en materia de religión. “Que cada uno crea lo que quiera, solo se exige respetar el mismo derecho a todos”, aconsejan los políticos y juristas. Práctico y cómodo el consejo (si estamos en Occidente, claro). Sin embargo, no resuelve la cuestión más seria y difícil de la religión, el asunto de la verdad. Si la religión fuera “solamente” creer lo que se quiere (y nadie nos impidiera ello), no habría tamaño problema. Sin embargo, las afirmaciones religiosas suponen más que un mero asunto de preferencias personales.

Un grupo piensa que el problema ya está zanjado: “He aquí la verdad, la conozco y puedo demostrarla”. Es la propuesta del fundamentalista (sea cual sea su confesión). Solo que luego se da cuenta de cuán difícil o imposible resulta convencer al prójimo de tal verdad, más allá de unos cuantos. Si el otro no se convence de la verdad, es porque no quiere; su voluntad o corazón se halla corrompido. Otra alternativa es que, aunque haya conocido la verdad, no la ha comprendido.

En tal caso, es su intelecto o mente lo que está corrupto; el corazón tal vez quiere, pero la cabeza no cede. Una tercera alternativa (que en cierto modo abarca a las otras dos) es que todo depende de cierta gracia divina (un acceso privilegiado a la verdad cuya razón siempre desconoceremos). A algunos se les concede y a otros no, pero nadie conoce en realidad por qué esto es así.

Otro grupo opta por rechazar de plano cualquier pretensión de verdad en la religión. Son los denominados “ateos militantes”, que –dicho sea de paso y vale la pena aclarar– no representan a todo el ateísmo. El problema de este grupo es que ya da por sentado lo que primero debe demostrar: que todas y cada una de las afirmaciones religiosas, en todo tiempo y lugar, son falsas. Obviamente, esto es algo que no pueden hacer. Por otra parte, no se comprende bien su obsesión de convencer al mundo de que únicamente ellos tienen la absoluta verdad sobre la religión. Y encima, con cierta arrogancia y desprecio sobre los que no piensan como ellos. Aunque los grupos mencionados no agotan todas las posibilidades (hay otras alternativas), no hay duda de que “nunca estaremos de acuerdo con todos sobre todas las cosas”, sobre todo si de religión se trata. Mientras no se resuelva el problema de la verdad que reclama cada religión, lo más sensato será aprender a vivir con ellas. Quién sabe si el problema se resuelva más bien en el intento por coexistir pacíficamente, en justicia y caridad, que por las interminables disputas filosóficas.http://www.prensa.com/impreso/opinión/verdad-y-religión-ruling-barragán/347514

martes, 17 de junio de 2014

Fe, razón y gnosis

Ruling Barragán

Según Gilles Quispel (1916-2006), investigador holandés de la historia de las religiones, el origen y desarrollo de la cultura occidental se comprendería mejor si atendiésemos tres categorías que han configurado nuestras formas de pensamiento y, por consiguiente, los productos culturales de Occidente. Estas categorías son la fe, razón y gnosis, que – en distintas maneras – han constituido los fundamentos de la religión, la ciencia, el arte y la filosofía en nuestro ámbito cultural.

En las siguientes líneas, presento en breve la valiosa intuición de Quispel, con especial atención a la gnosis, pues esta es la menos conocida.

En términos generales, por “fe” se entiende una forma de comprender el mundo basada en doctrinas religiosas recibidas a través de autoridades, textos e instituciones que alegan tener un origen divino. Por “razón” se piensa en un modo de conocimiento que apela solo a la lógica, los datos de los sentidos y el método científico para aprehender la realidad. Por “gnosis” se denota una manera extraordinaria (a veces llamada “mística”) de conocer lo real y que se estima superior a las experiencias cotidianas, las doctrinas religiosas o la razón científica.

Si bien la fe ha sido la principal base del judaísmo, cristianismo e islam, y la razón, la de las filosofías, ciencias y tecnología moderna, la gnosis ha sido la fuente de inspiración de corrientes heterodoxas –llámeselas religiosas, filosóficas o incluso artísticas–, que han sido marginadas o excluidas del establishment religioso y del científico. No obstante, la gnosis ha tenido siempre recepción en ciertos círculos o movimientos relacionados con las artes, en especial, la música y la pintura.

En la historia de Occidente, a partir del cristianismo, las referencias más tempranas a la gnosis (al menos, a una clase de ella, pues hay varias) las hallamos en los célebres textos gnósticos de Nag Hammadi, descubiertos en 1945 y que se remontan al siglo IV d.C. Sin embargo, “la gnosis de los gnósticos” – valga la redundancia– fue descalificada por el cristianismo oficial, entonces en gestación. No obstante, ciertos padres de la Iglesia, en especial, Clemente de Alejandría (150-215), admitieron una forma de gnosis aceptable para los cristianos, en contraste a la de los gnósticos. En todo caso, dentro o fuera de la Iglesia, diversas formas de gnosis aparecen y reaparecen a través de su historia. Las formas aceptables se ajustan a la doctrina oficial del cristianismo; son las de sus santos y no se les llama gnósticos, sino místicos. Las formas inaceptables no se ajustan y se les denomina herejías. En la Edad Media la más famosa de estas ha sido probablemente la de los cátaros. En ellos se inspiran el escritor Dan Brown y las películas basadas en su bestseller el Código Da Vinci.

En nuestros tiempos, llamados posmodernos, la gnosis vuelve a aparecer. Ahora, en el contexto del vago y confuso concepto de Nueva Era. En América Latina, los movimientos que en él se agrupan podrían incluir desde la “metafísica” de Conny Méndez (1898-1979) hasta el movimiento neognóstico de Víctor Rodríguez (1917-1977). A veces se incluyen también masones o rosacruces, pero estos son anteriores a la Nueva Era. Próceres, políticos, empresarios y educadores en nuestra nación han pertenecido a alguna de estas organizaciones. Todas se suscriben a cierta variedad de gnosis.

Quién diría que la intuición de un historiador y teólogo holandés nos podría servir para entender un poco mejor – o al menos de otro modo – nuestra variopinta cultura.

http://www.prensa.com/impreso/opinión/fe-razón-y-gnosis-ruling-barragán/343506

martes, 10 de junio de 2014

Impuesto de inmuebles y patrimonio familiar

Francisco Díaz Montilla

De acuerdo con el Art. 763 del Código Fiscal, “Son objeto del impuesto de inmuebles todos los terrenos situados en el territorio jurisdiccional de la República, así como los edificios y demás construcciones permanentes hechas o que se hicieren sobre dichos terrenos; tengan estos, o no, título de propiedad, inscrito en el Registro Público de la Propiedad”. Según el Art. 764 se exceptúan de este impuesto, entre otros, los inmuebles que “constituyen el patrimonio familiar...”.

Pero, ¿qué es el patrimonio familiar? Al respecto, el Art. 470 del Código de la Familia señala: “... Es la institución legal por la cual resultan afectados bienes en cantidad razonable, destinados a la protección del hogar y al sostenimiento de la familia, por consecuencia del matrimonio o de la unión de hecho”.

El Art. 473 agrega: “comprende un inmueble o una parte del mismo destinado a la vivienda, pudiendo agregársele los muebles de uso ordinario. Este patrimonio se concede en proporción a las necesidades de la familia, siendo susceptible de disminuirse o ampliarse, según los casos, pero en conjunto, su valor no podrá exceder de la suma de $100 mil”.

Tal vez es necesario impulsar cambios en la legislación sobre esta materia para ampliar el monto en cuestión, pues esa cantidad difícilmente se puede considerar razonable con respecto a la protección del hogar y al sostenimiento de la familia, debido al costo actual de las viviendas en la ciudad de Panamá. Esto, no solo para que las propiedades residenciales de mayor valor puedan ser parte de dicho patrimonio, sino como una forma de incrementar la capacidad adquisitiva del ingreso familiar, al exceptuarse aquellas propiedades que tengan el estatus del pago del impuesto de inmuebles.

Sustento esta apreciación en que, tarde o temprano, la Dirección de Catastro y Bienes Patrimoniales del Ministerio de Economía y Finanzas retomará el tema de los avalúos, y que estos impactan los costos de las propiedades. Además, porque se registra un innegable incremento de los precios en el sector inmobiliario, a consecuencia del encarecimiento de los materiales de construcción y de la mano de obra. Según datos de la Contraloría General de la República, en abril de 2014, el costo del cemento gris se incrementó 7.0%; el hormigón premezclado, 6.3%; la piedra No. 4, 5.4%, y la arena, 5.1% con respecto a abril de 2013.

Asimismo, la última convención colectiva firmada entre el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares y la Cámara Panameña de la Construcción implica un aumento salarial de 9.89% para los ayudantes, de 8.76% para principiantes y de 8.99% para obreros calificados en lo que resta del año. En 2017, el incremento acordado entre ambas entidades aumentará un 35.95% respecto al salario establecido antes de la entrada en vigencia de la nueva convención.

Lo anterior significa que, por su valor en el mercado, será difícil para las familias obtener propiedades que pasen a ser parte del patrimonio familiar.

http://impresa.prensa.com/opinion/Impuesto-patrimonio-Francisco-Diaz-Montilla_0_3955104539.html

domingo, 8 de junio de 2014

Café Filosófico: Pro Mundi Beneficio: ¿Paradigma nacional?


domingo, 1 de junio de 2014

Matrimonio homosexual

Francisco Díaz Montilla

Con la aprobación de la Ley 7 de 8 de mayo de 2014 (Que adopta el  Código de Derecho Internacional Privado de la República de Panamá) se enuncia explícitamente lo que antes en el ordenamiento jurídico, incluido el texto constitucional, estaba implícito. En efecto, el artículo 40 de la precitada Ley señala de manera taxativa que: «Se prohíbe el matrimonio entre individuos del mismo sexo»...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2014/06/matrimonio-homosexual.html    

martes, 27 de mayo de 2014

Constituyente, alternativa nacional

Roberto Arosemena Jaén

Es un viejo clamor. Desde 1981, hace 33 años, se sintió un grito: ¡Constituyente ya! En 2004, producto de inquietudes recogidas en el Grupo de Concertación Nacional, 20-20, Néstor Jaén S.I., ya resucitado en la fe, recogió firmas para sensibilizar a la opinión pública con la conveniencia de una convocatoria constitucional que constituyese un nuevo orden político y jurídico en Panamá.

Producto de esta iniciativa moral, el gobierno entrante de Martín Torrijos y el saliente de Mireya Moscoso acuerdan una reforma constitucional, que entre otras cosas modificó el título sobre Reforma Constitucional e incluyó el artículo 314 que dice: “Podrá adoptarse una nueva Constitución a través de una asamblea constituyente paralela, que podrá ser convocada por decisión del Órgano Ejecutivo, ratificada por la mayoría absoluta del Órgano Legislativo”.

Según este texto, el próximo Presidente, por sí solo, no está facultado para convocar a una constituyente, se requiere la ratificación por dos tercios de los diputados –48 de 71–. Esto significa ponerse de acuerdo con los jefes políticos de la Asamblea Nacional sin abandonar la agenda del pueblo sobre intereses, ambiciones y negociaciones.

La otra limitante de la constituyente paralela, a la luz de la ciudadanía independiente, es mantener y consolidar la estructura de los partidos políticos que hay. Su convocatoria se hace, sobre todo, por postulación partidaria que admite subsidiariamente la libre postulación.

Bajo estas condiciones, la iniciativa de convocar a una constituyente paralela más que una solución es una distracción que mantendrá el vicio de la partidocracia desprestigiada para elegir al Presidente de la República. Igual expectativa tuvo Martín Torrijos cuando acordó con el gobierno arnulfista la fórmula de la constituyente paralela para adormecer la necesidad de refundir el Estado panameño con una constituyente soberana. Hoy, el problema es semejante al comprometerse el mandatario electo con reformas a la Constitución.

¿Qué hacer en las actuales circunstancias? Tomar el texto de reformas que los “notables” entregaron a Martinelli y aprobarlos en esta y la próxima Asamblea y así ahorrarnos dos años de elecciones y debates. Esto no funcionaría. Sería una prepotencia más de los gobernantes y una burla cruel a la ciudadanía.

Por el contrario, reformar el artículo 314 de la Constitución parece ser la medida más eficaz en este período de transición. En efecto, se puede lograr, empinándose sobre los errores del pasado y, sobre todo, anticipando el fracaso de una constituyente con dominio total de los partidos políticos, tanto en su origen, desarrollo como en su aplicación práctica.

Los plazos apremian y la magia del mandatario electo puede desaparecer, una vez que inicie su gestión gubernamental. La hostilidad del gobierno saliente y el apetito de negociación de los jefes partidistas y de sus presuntos leales diputados irán creciendo. Juan Carlos Varela tiene que anticipar ahora su ímpetu de adecentamiento de lo público y lo político y apostar a que la Asamblea Nacional realice una reforma constitucional expedita, que establezca una constituyente electa por libre postulación y que compromete a la ciudadanía escogida a servir a la nación, no a los partidos políticos ni a los poderosos contribuyentes.

Estas expeditas reformas deberán garantizar además que el texto aprobado en la constituyente tenga efectos jurídicos inmediatos, sin someterla a un referendo popular aprobatorio o revocatorio, como se hizo en el año 2004.

Somos del criterio de que una constituyente expresa la voluntad soberana del Estado más que las fórmulas partidistas que establece la actual Constitución presidencialista de 1972. Se admite que una constituyente no usurpe funciones de gobierno, sino que se concentre en cimentar los pilares de un Estado democrático participativo de derecho que garantice una convivencia equitativa.

Esta expectativa ciudadana solo será posible en las actuales circunstancias de sustitución de gobiernos, si Martinelli, Navarro y Varela, como jefes de sus respectivos partidos políticos, se atreven a fundamentar procedimentalmente los cambios futuros necesarios para lograr un Panamá con ingresos decentes y una ciudadanía que resista a la demagogia y a los populismos que enfrentan a pueblo contra pueblo.

http://www.prensa.com/impreso/opinion/constituyente-alternativa-nacional-roberto-arosemena-jaen/331881

sábado, 17 de mayo de 2014

Para renovar la filosofía en la UP

Ruling Barragán

Desde hace un tiempo, docentes y estudiantes vemos con preocupación la situación del Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá (UP). Con dos licenciaturas bajo su administración, “Historia y Filosofía” y “Filosofía, Ética y Valores”, de escasa matrícula y cuyos planes de estudio no parecen ir acorde al mercado laboral, más allá de la labor docente.

Si bien se ha planteado y discutido en muchas ocasiones la renovación o actualización de los planes de estudio de estas licenciaturas, la toma de decisiones al respecto es difícil. Una parte del problema consiste en la falta de consenso sobre cómo deberían configurarse estos planes. Así, por ejemplo, no hay acuerdos entre todos sobre qué cursos se podrían eliminar o reducir en horas, cuáles añadir en reemplazo, o si se debiese prescindir definitivamente de una de las licenciaturas. Con relación a esta falta de consenso, ayudaría mucho abandonar la idea de que debe haber un acuerdo total con cada quien en esta discusión. No creo que podemos esperar eso, siempre habrá algún disenso e inconformidad. Para fines prácticos, bastaría con que se aprobase lo que decidiera la mayoría de los involucrados, tal como sucede en todo mecanismo democrático.

Tal vez, el único acuerdo en este asunto sea que el principal afectado es el estudiantado del Departamento de Filosofía. Si la carrera no se renueva pronto, de manera pertinente y eficiente, los nuevos egresados pudieran ser marginados o excluidos de un mercado laboral cada vez más dinámico, diversificado y competitivo.

Otra parte del problema podría ser el perfil laboral con que se ha identificado al egresado de filosofía: demasiadas veces se le ha limitado a la docencia en premedia y media, cuando en realidad –como ocurre en muchos países– su ámbito laboral es mucho mas amplio y diverso. Sea a nivel de pregrado o posgrado, los graduados en filosofía hallan oportunidades laborales en el área de comunicación, periodismo, promoción cultural, derechos humanos y casi cualquier espacio que requiera del análisis (o tan siquiera del comentario bien informado) social y político, por ejemplo.

¿Por qué seguimos limitando su campo laboral con planes de estudios básicamente diseñados para que sean profesores de secundaria, sin prestar mayor atención a otros campos o áreas profesionales? Es bien sabido que la enseñanza de asignaturas filosóficas en la educación media (y también a nivel superior) se reduce cada vez más. En este contexto, resulta razonable y saludable redescubrir que los espacios laborales en que tienen cabida los egresados de filosofía están más allá del colegio o la academia. En consecuencia, sus planes de estudios a nivel universitario deberían responder a esta realidad. Estos podrían maximizar habilidades comunicativas, analíticas y argumentativas, especialmente valoradas en el contexto político, económico, social y cultural del país.

Así, por ejemplo, los nuevos planes podrían hacer énfasis en “filosofías aplicadas” como filosofía del derecho, filosofía política, o ética de las empresas, entre otras. Asimismo, en refuerzo de esas habilidades, cursos de lenguas modernas –en particular el inglés y/o francés– solicitados en muchos organismos, empresas e instituciones. Confío en que algo de lo expresado aquí contribuya a la renovación de los planes de estudios, y al bienestar académico y laboral de los futuros egresados. Quizá no sea demasiado tarde y la renovación de la filosofía en la Universidad de Panamá pueda hacerse con prontitud y pertinencia, para bien de todos sus miembros, en especial, de los estudiantes.

https://impresa.prensa.com/opinion/renovar-filosofia-UP-Ruling-Barragan_0_3937106314.html

viernes, 16 de mayo de 2014

La sociedad civil

Roberto Arosemena Jaén

Lo opuesto a sociedad partidista es la sociedad civil que no aspira al poder de turno en disputa. El triunfo de Juan Carlos Varela no se debe a los partidos que lo postularon –apenas llegan a los 300 mil inscritos– sino a los independientes que confiadamente votaron por él. Sorprende que la independiente de Ana Matilde Gómez sobrepasó los votos de los partidos panameñistas y popular para diputados en el circuito 8.7.

Interpretar correctamente el voto del 4 de mayo es una tarea imprescindible para el Ejecutivo electo. La sociedad civil panameña ha señalado que quiere cogobernar sin la mediación de los actuales partidos políticos. En la práctica, el nuevo gobierno debería ser leal a sus electores. Legislar teniendo en cuenta a la sociedad civil y convocar la próxima constituyente sin la representatividad de los partidos políticos.

Asumir este compromiso significa enfrentar las presiones partidistas en la Asamblea y tomar distancia de las reformas constitucionales de 2004, que autorizan el llamado a una Asamblea Nacional constituyente con los partidos políticos vigentes. Conclusiones duras en un país con una fuerte tradición partidista y un Ejecutivo que debe renunciar al “presidencialismo absolutista y corruptible”. Entre tanto, hay que enfrentar el período de transición. La tarea fundamental es lograr instalarse, eficazmente, en el poder Ejecutivo, con plena delegación de las obras en marcha y con toda la documentación pertinente.

En segundo lugar, prepararse con una fuerte alianza con la sociedad civil a lidiar con una Asamblea errática que presenció la manera como los presidentes de sus partidos fueron decapitados en las urnas y, al mismo tiempo, coexistir con una Contraloría, Ministerio Público y Corte Suprema de Justicia dependientes del gobierno saliente. ¿Permitirá, el Ejecutivo electo, la nueva y sorprendente beligerancia de la sociedad civil frente a los partidos políticos? ¿Podrán, los jefes políticos del nuevo Ejecutivo leer y entender la voluntad de sus electores independientes? Un gobierno de unidad nacional solo se constituye de acuerdo con la voluntad popular expresada en las pasadas elecciones.

No obstante, la partidocracia del candidato triunfante se percibe ganadora y la partidocracia de los perdedores se siente blindada, tanto en la Asamblea Nacional, las Alcaldías, los Consejos Municipales y los poderes públicos con brazos largos para los próximos meses y años.

La crisis de gobernabilidad tiene una hoja de ruta determinada por el gobierno electo. La solución a esta crisis de gobernabilidad se debería mover en el escenario que propusieron los electores independientes el pasado 4 de mayo. El modelo representativo fue desconocido y se impuso el modelo participativo a nivel del Ejecutivo. En los otros niveles, no hubo tiempo para discernir lo conveniente y tomar distancia del clientelismo utilitario. El clientelismo partidista dio, llegó y finalmente, se impuso.

La pelota está en el campo del Presidente electo. La sociedad civil espera y reaccionará en el momento que los acontecimientos lo requieran. Las formas lingüísticas de expresar el nuevo contexto social y cultural siguen en manos de los medios y de los estrategas de la publicidad y la propaganda.

En manos de la sociedad civil, inorgánica por el momento, está la realidad histórica que Panamá continúa viviendo y padeciendo. Por el contrario, la senda emancipadora está en la habilidad y en la sabiduría que pueda generar el nuevo equipo de gobierno, parte del cual, empezó a gobernar en el quinquenio pasado. Su desafío es grande y en esto se basa la oportunidad que la sociedad civil le ha puesto nuevamente en sus decisiones. El tiempo señalará los momentos del aplauso, de la crítica y de la escoba.

http://impresa.prensa.com/opinion/sociedad-civil-Roberto-Arosemena-Jaen_0_3936356417.html

martes, 29 de abril de 2014

La democracia estéril

Roberto Arosemena Jaén

No estoy escribiendo sobre la esterilidad democrática. Esto sería un argumento totalitario y militarista. Reflexiono sobre la estéril democracia panameña. Esa de tipo electoral que se implantó con la fuerza invasora el 20 de diciembre y que hoy nos ofrece cuatro candidatos partidistas y uno independiente de la partidocracia liberal y “amplia”, para usar la terminología de Genaro López.

¿Es la democracia electoral panameña estéril, en el sentido que no ofrece alternativas políticas? Se tiene que responder que sí. Por ejemplo, ¿cómo puede ser democrática una Constitución que define ciudadanía como el derecho a elegir y ser elegido, pero descarta la capacidad de revocar el mandato a esos que han elegido popularmente al mandatario de turno?

Si somos capaces de elegir presidente a cualquier ciudadano panameño, también debemos ser capaces de revocar su mandato. ¿Por qué negarnos este poder soberano y delegarlo en los diputados que se venden al gobierno de turno? ¿Hasta cuándo se permitirá la vigencia del artículo 160 de la Constitución Nacional, que permite “juzgar al presidente solo a la Asamblea Nacional, y el artículo 177 que autoriza al soberano solo a elegir al Presidente de la República por sufragio popular directo y por la mayoría de votos, condenándolo, además, a soportar a un presidente inepto, corrupto e irrespetuoso por cinco años.

Se dice que la impunidad es la madre de la corrupción en las democracias actuales y que la certeza del castigo es el mejor elemento de contención y disuasión. Se dice pero no se cree en lo que se dice.

En otro orden de ideas, ¿contribuye a la fecundidad o a la esterilidad de la democracia las intervenciones “salvadoras” del Gobierno y Embajada de Estados Unidos, como lo hizo Jonathan Farrar en su intempestiva visita al Tribunal Electoral (TE)?

Estas intervenciones se vienen dando de manera grosera, desde los gobiernos de Porras, Remón Cantera, Torrijos y los gobernantes pasajeros, de 1989 a 2014.

¿Cómo no aceptar la institucionalidad democrática del gobierno de Ricardo Martinelli, ante un TE que “es buen ejemplo de una institución independiente” (La Prensa, 23/04/14, pág. 1A) sin atreverse a mencionar la “probidad” del fiscal electoral?

Lo irresponsable de esta afirmación no es que la haga un aliado de la partidocracia panameña desde el Gobierno de Estados Unidos, sino que sectores de opinión nacional la secunden a sabiendas de que los pilares del TE están constituidos tanto por el fiscal electoral como por los magistrados electorales. ¿Cómo se atreve J. Farrar a tener “mucha confianza” en ese TE, que ya está permitiendo el fraude ante la omisión de las funciones de investigar y documentar los delitos electorales.

Es inútil que los magistrados del ente publiquen páginas enteras en los medios de comunicación para señalar que nadie elegido, popularmente, puede usar las obras del gobierno para campaña electoral, si no investiga la conducta del presidente Ricardo Martinelli. La ciudadanía no puede aceptar la política del avestruz ni la moral del impotente, que desconoce el fraude que ya se ha cometido en exceso por la arbitrariedad del gobierno actual. Señor embajador no juegue a ganador con el pueblo panameño.

Lo significativo es que vamos al 4 de mayo, como burro amarrado con tigre suelto. Pero eso sí, con el convencimiento que Panamá tiene derecho a una democracia fecunda y no estéril como la que nos legó la invasión del 20 de diciembre de 1989.

Cualquiera que sea el elegido para el quinquenio 2014-2019 tendrá que ser competente constitucionalmente, tendrá que rendir cuentas hasta que la ciudadanía logre de forma directa elegir y revocar al presidente de turno, para erradicar la impunidad de los corruptos y la certeza del castigo, que con mano dura se aplicará no a los niños sino a los presidentes que delincan.

Por una democracia fecunda, mi voto es por una constituyente soberana.
http://www.prensa.com/impreso/opinion/democracia-esteril-roberto-arosemena-jaen/316827

domingo, 27 de abril de 2014

Elecciones: programas, políticos y participación sin poder

Urania Atenea Ungo M.

Desde una cierta perspectiva, todo fenómeno que concite atención y estudio puede ser considerado un objeto poligonal —con muchos lados y ángulos—.

Ello significa que es posible verlo desde un conjunto de puntos y desde cada uno de ellos, abrir el foco, ampliar el ángulo y observar el todo. Es importante distinguir siempre desde dónde se hace la reflexión.

LOS PUNTOS DE PARTIDA

Así desde cierto punto y mirada somos un país afortunado: administra una ‘democracia’, tiene un gasto público social importante, se rige por leyes modernas y con políticas públicas dirigidas a la población más vulnerable, sin ejército que pueda alterar la voluntad y soberanía popular. Es de los más ‘globalizados’ de la región e incluso se dice en un Reporte Mundial de la Felicidad 2013 del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, USA, que somos el número 15 de los países más felices del mundo.

http://laestrella.com.pa/panama/politica/elecciones-programas-politicos-participacion-poder/23452861

viernes, 4 de abril de 2014

Gobierno 2014-2019

Roberto Arosemena Jaén

Las encuestas no mienten ni pronostican el resultado de las elecciones. Solo indican, cuando son fiables y válidas, la forma en que el votante anticipa que votará. Precisamente, el motivo que aduce el Tribunal Electoral para prohibir encuestas días antes de las elecciones es la carga de publicidad engañosa que contienen y que afecta al grupo de adictos al poder mediático. El caso reciente de Costa Rica subraya el distanciamiento entre lo que se dice en la encuesta y lo que se hace el día del sufragio.

Nadie puede afirmar, por más “juega vivo” que sea, que el panameño se vende, se negocia, se corrompe o se hipoteca con un jamón, una promesa o una ilusión de más plata en el bolsillo. Ante esa duda, el politiquero afirma que “elige quien escruta”. Es decir, la elección del próximo presidente de la República al final dependerá del Tribunal Electoral y del poder constituido.

¿Quién fue elegido en las elecciones de 1984? Por supuesto, el candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Nicolás Ardito Barletta. ¿Quién fue elegido en 1989? Ninguno, porque no convenía a los intereses del partido dominante.

La polarización, según las encuestas, se da entre el candidato del partido Cambio Democrático (CD) y el del PRD. La opinión pública de un sector dominante mediático establece que CD es una amenaza a la democracia y que el PRD lo derrotará en las urnas. Cambio Democrático, en cinco años, ha suscitado el temor que le costó al PRD cerca de 10 años, al transformarse desde 1980 en el trapo sucio de los cuarteles. Bajo esta hipótesis Ricardo Martinelli tiene la facultad de hacer lo que hizo el PRD y Manuel A. Noriega en 1984 y en 1989.

Si Martinelli y el CD no están en capacidad de hacer fraude o eliminar las elecciones, como sucedió en la década de 1980, la consigna “todos a votar por quien puede derrotar a Martinelli” es solo parte de una propaganda política más.

De cualquier modo, la sociedad panameña tiene que elegir la mejor propuesta y si ninguna es creíble, rechazarla en las urnas con el voto en blanco. Nos referimos al voto presidencial, por supuesto. Las consideraciones sobre diputados es otra. El bipartidismo tránsfuga en esta ocasión y el voto selectivo benefician a los independientes.

De todos modos, la ciudadanía tiene que enfrentarse no solo a la transparencia e inmediatez del escrutinio sino estar preparada para la resistencia democrática a cualquier intento de fraude. Luego, se tendrá que ejercer vigilancia continua y permanente para que cualquiera que sea el próximo Presidente se someta a la Constitución.

Inmediatamente, constituida la Asamblea, la ciudadanía tendrá que movilizarse para que no se repita el crimen político de los gobiernos postinvasión de comprar y dominar al poder legislativo mediante la autocracia presidencial. El adefesio de Asamblea Nacional ha permitido que un minúsculo partido, Cambio Democrático, que en 2004 era una ridícula ambición, después de 10 años es un peligro por su identificación con la partidocracia liberal.

¡Hasta cuándo la revocatoria del mandato presidencial va a estar en la Asamblea Nacional y no en la ciudadanía!

El próximo gobierno, dada la correlación aparente del electorado, tendrá que ser controlado por la nueva democracia participativa, ante la tremenda debilidad y desprestigio del actual esquema democrático representativo.

Esta democracia participativa debe levantar el compromiso del voto ciudadano en favor de la mejor alternativa, sin excluir el rechazo a la partidocracia y a la búsqueda de una constituyente que reconoce lo inviable de la representación partidista en el próximo quinquenio.

http://www.prensa.com/impreso/opinion/gobierno-2014-2019-roberto-arosemena-jaen/303185

miércoles, 2 de abril de 2014

Culpa y racionalización

Pedro Luis Prados S.

Asumir la responsabilidad de sus actos es una de las experiencias morales más difíciles para el ser humano, porque todo acto libremente elegido remite a la responsabilidad por la comisión del mismo y revela nuestro carácter frente a los demás. Son la sumatoria de lo que somos y lo que seremos, y como dijera André Malraux: “Un hombre es lo que sus actos han hecho de él”. Si dichos actos corresponden a preceptos morales y convicciones fundadas, hablan de la personalidad y bonhomía de sus actores; si por el contrario se orientan a mezquinos intereses, al cohecho y a la corrupción son reveladores de la distorsión y carencia de autoestima de sus gestores. Son, en definitiva, el estandarte con que anunciamos ante los otros la intimidad de nuestra conciencia. No podemos desprendernos de ellos y se adhieren, como una corteza, que dice lo que somos ante la mirada de los demás.

La responsabilidad por la libre escogencia del acto conlleva a la culpa cuando entran en conflicto los fundamentos valorativos con la finalidad del acto. Al descarnar al acto de sus motivaciones y exponerlo como una decisión intransferible, la culpa toma posesión de la conciencia y corroe los cimientos de la moralidad personal. Así, desamparado y culpable el hombre se debate entre el peso de sus acciones y la necesidad de aceptación de los demás, por eso busca la expiación de la culpa de múltiples maneras, desde la penitencia religiosa hasta el encubrimiento de la falta. La confesión, la penitencia, al igual que la racionalización, son vías utilizadas para descargar la culpa y aligerar su peso, con la diferencia de que en la expiación religiosa se presume una auténtica compensación por vías de la fe, mientras que en la racionalización se articula un encubrimiento por camino de la justificación.

Fue Ernest Jones, discípulo de Freud, quien tipificó esta conducta y logró la descripción psicoanalítica de su evolución, diferenciándola de la mentira como forma de coludir una acción. A diferencia de la mentira, articulada para engañar a los demás por interés o necesidad, y de la cual su emisor tiene pleno conocimiento de la falsedad de sus presupuestos, la racionalización está sujeta a un discurso lógico elaborado para convencer a los demás de los motivos de la acción o para trasladar la responsabilidad a otros. De esta manera la racionalización se convierte en una justificación organizada intelectualmente para convencer a los demás partiendo del convencimiento personal del argumento. Se miente a sí mismo para mentir a los demás, con el resultado de la interiorización y asimilación de la “veracidad” del discurso. Se precipita en lo que Jean Paul Sartre denomina “mala fe” como existencia inauténtica.

El mayor riesgo de la racionalización es la posibilidad de desembocar en el delirio, con el cual se revelan rasgos esquizoides en el sujeto empeñado en convencer a los demás de sus argumentos. Posesionado de su verdad reitera, desdobla y añade nuevos elementos a su elaboración lógica provocando tal acumulación discursiva que dificulta su credibilidad, lo que conduce a actitudes histéricas y muchas veces a la pérdida de realidad. Entre más se empeña en convencer a los demás, menos credibilidad logra en su cometido, llevando su representación a manifestaciones histriónicas y al ridículo.

Por ser una conducta extendida entre los panameños, consecuencia de su precario nivel cultural y la inconsistencia de su patrones éticos, la mentira tiene carta de naturaleza y se practica como una forma de convivencia. En muchas ocasiones ni siquiera la confrontamos y nos basta una sonrisa irónica o un movimiento de cabeza para expresar nuestra incredulidad. Sin embargo, la racionalización ha sido asumida como una conducta inherente al ejercicio político, con la cual no solo se quiere exculpar la responsabilidad de los actos, sino convencer a los demás de la bondad de los mismos, haciendo uso de los más variados recursos mediáticos.

Como una enfermedad en plena evolución vemos políticos abanicarse con fajos de billetes argumentando que ese dinero era para obras de su comunidad; diputados tránsfugas explicando que su salto se debe a que el partido escogido refleja sus ideales de juventud; funcionarios judiciales desgañitarse explicando que el cierre de un expediente impide cualquiera reconsideración moral sobre lo actuado; dignatarios con el rostro enrojecido y los ojos entrecerrados ante las cámaras de televisión denunciando la calumnia de sus adversarios ante la falta de transparencia de sus actuaciones.

En fin, ante la cotidianeidad de la mentira y la abrumadora persistencia de la racionalización, es mejor que los panameños aprendamos a tolerar la primera porque en su espontaneidad y convivencia popular podemos descubrirla, ironizarla y divertirnos. Sin embargo, debemos ser muy cuidadosos con la racionalización, pues su extensión puede llevarnos al delirio colectivo.

http://www.prensa.com/impreso/opinion/culpa-y-racionalizacion-pedro-luis-prados-s/302015

domingo, 23 de marzo de 2014

Una mirada a las tecnohumanidades

Francisco Díaz Montilla

Señala el Banco Mundial que “vivimos en una economía basada en el conocimiento (...). Tener conocimientos y saber qué hacer con ellos es sumamente importante, sobre todo, para las personas pobres que quedan al margen de esta economía del conocimiento”. Se trata, pues, de un escenario en que el conocimiento “está siendo sistemáticamente incorporado a la producción de bienes y servicios, transformando procesos no solo económicos sino sociales”. (Dulce María Herrera: La economía basada en el conocimiento). La educación ha de contribuir a ello, sobre todo en el nivel superior.

Podemos, entonces, preguntar ¿cuál es el rol de las llamadas humanidades en ese proceso? Al parecer ninguno, pues –como apunta Martha Nussbaum (Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades)– dichas disciplinas son “concebidas como ornamentos inútiles por quienes definen las políticas estatales en un momento en que las naciones deben eliminar todo lo que no tenga ninguna utilidad para ser competitivas en el mercado global”.

¿Hay alguna salida? Depende. Parte del problema es que con el tiempo las humanidades han devenido en presa de sus propios mitos: Son imprescindibles para una educación integral; son liberadoras; existe una naturaleza/esencia humana que ellas cultivan, perfeccionan y dotan de sentido, mientras que la tecno-ciencia la distorsiona y socava, entre otros.

La apología de las humanidades han profundizado distinciones que no tienen sentido, así vemos la “cultura humanística contra la científica”, como si la ciencia (y por extensión la tecnología) fuesen prácticas desvinculadas de lo humano. Incluso una autora tan lúcida como la propia Nussbaum contribuye a ello al hablar, por ejemplo, de “educación para la renta”, como algo opuesto a “educación para la democracia”. Si la democracia es un asunto ciudadano de carta mayor, no menos lo es la renta (economía) de las personas, cuya solución garantiza la estabilidad de aquella. Es falsa la oposición educar para la renta-educar para la democracia, pues las capacidades (libertades) políticas de las personas en democracia tienen muy poco sentido sin el respaldo en capacidades (libertades) económicas (de renta).

Discursos como estos tienen impacto mínimo, si no es que nulo, en los tomadores de decisiones educativas. Y es evidente que un discurso que no tiene mayores efectos ha de replantearse o reformularse.

En este sentido, lo tecno-científico es un escenario ideal para abordar la condición humana actual. A esta síntesis (tecno-ciencia y condición humana) la denominamos tecno humanidades. Su finalidad sería no tanto advertir peligros a los que nos abocamos, o el abismo inevitable que nos espera, o la crisis insuperable en la que estamos inmersos, pues –por aplicación del principio de Copérnico– no hay razones para pensar que hoy las cosas son radicalmente distintas a cualquier punto arbitrario del pasado. Se trata más bien de evaluar las posibilidades actualizadas por las que transitamos tecnológica y científicamente, y sus consecuencias en nuestras vidas.

http://impresa.prensa.com/opinion/mirada-tecnohumanidades-Francisco-Diaz-Montilla_0_3895860513.html