sábado, 30 de abril de 2016

Los juegos de Panamá

Francisco Díaz Montilla

Los Papeles de Panamá han dejado en evidencia al menos tres cosas. Primera, que la información fue ilegalmente obtenida; segunda, que probablemente haya sociedades offshore involucradas en actos ilícitos; tercera, que el estado de cosas generado por la divulgación de información ha desbordado la capacidad de acción y/o de respuestas de las autoridades ante el país que anunció inmediatas medidas contra Panamá.

Sobre los dos primeros se ha escrito y comentado bastante, y ya se adelantan investigaciones formales sobre ello. Sobre lo último, quisiera emitir algunas reflexiones. Al menos por la forma en que se han dado las cosas con Francia, pareciera que estamos en presencia de lo que en teoría de juegos se conoce como el juego del halcón y la paloma. La situación es más o menos la siguiente: Hay un conflicto que enfrenta a dos jugadores, los cuales pueden realizar dos cursos de acción posibles: responder de manera agresiva (halcón) o cooperar (paloma). Los jugadores halcones siempre atacan, hasta que la contraparte es herida o se retira; los jugadores palomas farolean, hasta que el halcón ataca, y entonces se retiran ilesos.

Hay, por tanto, cuatro posibilidades: Halcón-halcón, halcón-paloma, paloma-halcón y paloma-paloma. Tras la publicación de los Papeles, la respuesta francesa fue inmediata: Panamá volvería a una de esas listas en las que nadie quiere estar. Se trata, evidentemente, de una respuesta típica de un jugador halcón. Y esto, de plano, tiene interesantes consecuencias.

En los juegos del halcón y la paloma, el jugador que inicia la partida tiene ventajas, pues, de seguro, asumirá la estrategia halcón, ya que la matriz de pago le favorecería; a menos que la contraparte asuma igual estrategia. ¿Qué opciones tiene Panamá? Obviamente dos: Responder como halcón, o responder como paloma.

En algún momento, el presidente de la República respondió anunciando posibles medidas de retorsión contra Francia. Esta sería una respuesta halcón. Por lo tanto, la inicial respuesta panameña implicaba una solución halcón-halcón al juego; es decir, una solución con la más desfavorable matriz de pago. Dado que las probabilidades de éxito panameño en esa estrategia son –al menos en sentido bayesiano– pocas o iguales a cero, recurrir a una estrategia halcón no era lo más razonable; al parecer la contraparte francesa era consciente de ello, por lo cual implícitamente mantuvo su posición halcón cuando respondió que no le preocupaban las medidas panameñas. Es decir, pese a que la estrategia halcón-halcón comprende una matriz de pago menos atractiva, era ventajosa para Francia. Moraleja: Un halcón no renuncia a su condición de halcón, no si está ante una paloma.

Las opciones panameñas, por tanto, son realmente limitadas. De hecho, la posición original ha pasado de halcón a paloma, aunque manteniendo algunas posiciones más próximas a lo primero que a lo segundo, v.g., intercambios de información bajo estándares OCDE, pero de manera bilateral. En síntesis, las opciones para Panamá implican un auténtico dilema que se puede enunciar así: Independientemente de si coopero o no coopero, saldremos afectados. Posiblemente la salida paloma implique menos afectaciones. Habría que esperar cómo se comporta el halcón francés, aunque la moraleja es clara. Al margen de ese comportamiento, lo que no debemos esperar, es que Panamá salga ilesa de todo esto.

impresa.prensa.com/opinion/juegos-Panama-Francisco-Diaz-Montilla_0_4472552724.html

viernes, 22 de abril de 2016

De la contaminación a la ineficacia

Roberto Arosemena Jaén

En un artículo anterior, definí la contaminación universitaria como el centralismo institucional configurado por tres rectores emblemáticos: Octavio Méndez Pereira, Rómulo Escobar Bethancourt y Gustavo García de Paredes. La pregunta esclarecedora es: “¿En dónde radica la centralización y por qué ese vicio en la gestión universitaria se traduce en ineficacia administrativa? Ubiquemos el contenido de la centralización como vicio del poder universitario.

En consulta a la Defensoría de los Universitarios, pregunté si el sistema actual de evaluación docente garantizaba el derecho a recurrir de los docentes afectados, es decir, si garantizaba el debido proceso, como figura jurídica esencial de una democracia. La respuesta me introdujo a un sistema perverso de servidumbre a un rector con ínfulas de patrón. El susodicho sistema de evaluación a los profesores que trabajan tiempo completo en la Universidad de Panamá se reduce a lo siguiente:

El Decanato nombra una comisión de evaluadores y la Vicerrectoría Académica informa, sobre todo, al rector, el resultado de la evaluación. El resultado deficiente, discrecionalmente, puede ser sancionado con pérdida de tiempo completo, que el propio rector concede. En esta institución rige el principio de que “jefe es el que nombra y bota”. Vale advertir que este tipo de evaluación solo tiene efectos para los académicos que sirven 40 horas a la universidad en labores de docencia, investigación, extensión y gestión. Este proceso es sencillo y sus repercusiones son estremecedoras. Los sometidos a este régimen de evaluación están pendientes del decanato y de la decisión del rector. De esto depende hacer carrera, ascender, recibir aumento, permanecer como tiempo completo o, negativamente, ver reducir su ingreso y, por último, abandonar su vocación universitaria.

El objetivo administrativo legítimo de la evaluación, por el contrario, es asumir y rendir cuentas por el ejercicio de las funciones académicas: docencia, investigación, extensión y gestión de los recursos que la universidad pone a disposición nuestra. Se evalúa para ser mejores y más competentes y para hacerse merecedor de una retribución. Para esos fines y no para erigir una ridícula autocracia. La Universidad de Panamá tiene un presupuesto de más de $200 millones y cuenta con un personal académico-administrativo de más de 4 mil funcionarios. Las autoridades no son legítimas, sino cumplen con sus deberes constitucionales y legales.

Lo incomprensible es por qué, teniendo una organización académica administrativa que agrupa a los académicos en departamentos de 30 a 40 personas, no les permite a sus directores evaluar a sus colaboradores. El jefe del departamento es uno de los pocos funcionarios cuya designación es resultado de la junta del departamento con la intervención directa del decano, como autoridad elegida de forma democrática por los miembros de la facultad.

¿Perderían influencia los decanos (as) y el rector (ra) en el manejo de los académicos (as) de la universidad, si renuncian a la facultad de evaluar? El principio de subsidiaridad es claro. Corresponde a la autoridad más cercana evaluar la ejecución de las actividades de docencia, investigación, extensión y gestión académica, y de ninguna manera a la autoridad máxima que ejecuta las políticas globales de la institución. Con un sistema de evaluación correcto, se lograría de manera efectiva separar el ámbito de lo académico de lo político y erradicar el deleznable tráfico de influencia que perpetua la mediocridad de los magníficos. Se espera que los aspirantes a rector magnífico tomen en serio sus pretensiones y depositen una fianza de cumplimiento de que serán los primeros servidores del claustro universitario.

http://impresa.prensa.com/opinion/contaminacion-ineficacia-Roberto-Arosemena-Jaen_0_4466553369.html

domingo, 17 de abril de 2016

Simone de Beauvoir, su obra y la verdad de su condición humana

Urania Atenea Ungo M.

Este año, el 14 de abril, se ajustan 30 años del fallecimiento de Simone de Beauvoir, la irreemplazable filósofa francesa que inició el modo contemporáneo de pensar la condición de las mujeres. Filosofía, política, feminismo y literatura fueron para Simone parte de su vida y esenciales dimensiones de su obra. Su obra y su hacer merecen a 30 años de su muerte, una nueva visita.

http://laestrella.com.pa/panama/politica/simone-beauvoir-obra-verdad-condicion-humana/23934419

viernes, 1 de abril de 2016

Noticia: Cuando la poesía es el hilo conductor

Rosalina Orocú Mojica

Javier Alvarado, Premio nacional de literatura Ricardo Miró 2015 en poesía, Premio centroamericano de literatura Rogelio Sinán 2011 y varias veces galardonado con el Premio nacional de poesía joven Gustavo Batista Cedeño opina que el papel de la poesía en la sociedad es transformar, llevar valores y una conciencia patriótica.

Para él la poesía es "mi cualidad vital, mi modus".

La noche del Día Mundial de la Poesía, 21 de marzo, en el Arco Chato, en el Casco Antiguo de Panamá, se escuchó poesía de Javier, Magdalena Camarco, Edilberto Trejos, Javier Alvarado, David Robinson, Ela Urriola y Moravia Ochoa.

Más información:
http://www.panamaamerica.com.pa/ey/cuando-la-poesia-es-el-hilo-conductor-1020190