viernes, 14 de abril de 2006

Instituciones fundamentales

Roberto Arosemena Jaén

Lo fundamental a nivel institucional es lo que no puede desaparecer y sí desaparece, a nivel filosófico, crea un caos y hace desaparecer el orden social establecido.

Hacer desaparecer el estado como orden político es caótico. El esfuerzo sostenido de la acracia, el viejo anarquismo decimonónico, por eliminar el Estado fue una fiebre de individuos acalorados y llenos de racionalismo libertario. En este sentido, el Estado, como orden político, es insustituible a mediano plazo. Pareciese que los libertarios de la economía siguen con la calentura -la anacrónica fantasía- de eliminar la injerencia del Estado a corto plazo en la vida económica de los pueblos y de las naciones.

Excluir el Estado de la administración de justicia y privatizarla en manos de árbitros, de Iglesias, de ONGS o de gremios empresariales causaría un terrible caos. La parcialidad y la discrimación desvirtuarían la justicia legal a favor de intereses financieros, confesionales e ideológicos. En este sentido, la administración de justicia en manos de profesionales del derecho y de la ética pública es una institución fundamental a largo plazo para el mundo actual.

Lo mismo sucede con la familia y los hogares sustitutos administrados por religiosas, en el caso específico de los niños afectados por el sida. Las encuestas son claras. El 61% de los niños son húerfanos y, sin embargo, el 100% de esos niños son atendidos -alimentados, protegidos y educados- por su familia y por religiosas. El papel del Ministerio de Desarrollo Social, del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social no ha logrado crear una institución para alimentar, proteger y educar a estos niños afectados por el virus letal.

Desde mi perspectiva ética tanto la familia "extensiva y reproductiva" como las religiosas, convencidas de servir a los húerfanos, son instituciones fundamentales en el mundo actual. Las otras fórmulas de esterilizar a los afectados por el sida, de castigarlos penalmente por el intercambio heterosexual, de abortar a los embriones en alto riesgo de infectación o el cometer cualquier acto de infanticidio, aparte de establecer situaciones altamente inmorales, entrarían en la esfera de lo delictivo y de lo sancionable penalmente.

 Pensar que en nombre de una falsa retórica contra la vida de embriones -masa celular le llaman algunos agnósticos- y de una vida amenazada letalmente desde su nacimiento, se podrían justificar medidas médicas para que no nazcan los afectados por el sida. Este pensar es en sí mismo reprobable, cruel e inhumano. El rechazo a esa forma de pensar ha dado como resultado las medidas que está tomando la UNICEF, luego de un debate bioético serio y altamente responsable, para desarrollar un programa de atención a las mujeres infectadas por el sida antes y durante el parto con todos los recursos que la técnica ofrece para evitar la infectación de los recién nacidos. La solución de este conflicto ético asumido por el programa respectivo de UNICEF, ha logrado armonizar valores humanos, laicos y liberales, que van desde la intimidad y privacidad de seres autónomos hasta el derecho a vivir de un proyecto o "embrión" de ser humano con la intrínseca posibilidad de ser curado en el momento en que la insuficiencia e ignorancia científica sea superada por el descubrimiento o la invención del antivirus del sida.

No obstante, el problema real de los niños afectados por el sida, la orfandad, está solucionado por su familia genética y por su familia religiosa. La conservación de la familia "reproductiva y extensiva por relación genética y sanguínea", lo mismo que la existencia de órdenes religiosas que identifican a su Dios con el humano necesitado son instituciones fundamentales del mundo globalizado.

Argumentar que tanto la familia como la religión son convenientes en el mundo de hoy no se reduce a un enfoque utilitarista de atención a los huérfanos con sida. Se trata, más bien, de una reflexión para analizar las respuestas que dan y no dan las instituciones actuales y la que siguen dando las instituciones tradicionales como la familia y la iglesia.

La finalidad de este artículo es reflexionar sobre la existencia de instituciones como la familia y la iglesia no en justificar ni aplaudir el fin reproductivo y genético de la familia ni en hacer apologética de la realidad de Dios que nunca se verá, con la humanidad del niño huérfano y afectado de sida que impacta la conciencia laica y liberal de instituciones como UNICEF. Esto último es sólo un ejemplo ilustrativo de instituciones que existirán mientras exista humanidad y no el capricho de seres mal intencionados.

http://impresa.prensa.com/opinion/Instituciones-fundamentales_0_1721078022.html