En el 2007, la Unesco publicó un texto cuyo título es, para quienes nos movemos en aguas filosóficas, sumamente sugerente: Philosophy. A School of Freedom. Hasta donde entiendo, no se ha traducido aún al castellano*, lo cual explica en gran medida su desconocimiento en nuestro país por parte de quienes toman decisiones con respecto a la enseñanza de la filosofía en los colegios y -por qué no- en las universidades.
Para la Unesco, la filosofía es una escuela de libertad, por ello no puede prescindirse de su estudio. Es más, al decir de la propia institución: la Unesco no es posible sin la filosofía.
Entre las ideas básicas que se presentan en la obra tenemos:
- La filosofía es liberadora.
- La experiencia de filosofar no se debe ofrecer solamente a los adultos, sino que -también- se le debe ofrecer a los niños. En ese sentido, el texto recoge información valiosísima sobre proyectos de enseñanza de filosofía para niños (FpN) a nivel mundial: Argentina, México, Chile, Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, Nueva Zelanda, entre otros. Curiosamente, de Panamá no aparece ninguno.
- La enseñanza de la filosofía, no importa en qué nivel, no debe tratarse como algo transversal, sino que debe respetarse la autonomía de la disciplina.
- La enseñanza de la filosofía corresponde a personal debidamente formado para esa tarea. Es decir: la enseñanza de la filosofía y -por extensión- sus disciplinas es responsabilidad del filósofo.
- En los sistemas educativos donde se contempla la enseñanza de la filosofía debe mantenerse o aumentarse, en todos los niveles (básica, premedia, media y universitaria). Y a los que no la contemplan, se les recomienda introducirla.
- Es prioritario crear las condiciones que permitan a los interesados por la filosofía desarrollar sus potencialidades al máximo, lo cual quiere decir que se le deben ofrecer las condiciones para que puedan estudiar, investigar y enseñar de la mejor manera.
En cuanto a la formación de quién enseña la filosofía o las disciplinas filosóficas la situación no es menos problemática y pareciera no importarle a nadie. No es de extrañar, entonces, que profesionales que nada tienen que ver con la filosofía la enseñen en los colegios y universidades. Así, encontramos geógrafos dictando cátedras de lógica o de filosofía; médicos o periodistas enseñando ética, etc.
* Actualización del 26 junio 2015: versión en español disponible.