miércoles, 17 de noviembre de 2010

Verdad histórica

Roberto Arosemena Jaén

La historia son los hechos que sucedieron y que tienen significado en el presente que se vive y se proyectan al mañana. La filosofía de la historia se orienta más a criticar lo sucedido y a buscar un hilo conductor de lo que debe suceder con base a lo sucedido.

La historia, cada vez más, es una ciencia y en esa medida, la filosofía se podrá ajustar más a la realidad investigada. Una cosa es la historia y otra cosa la historia digna de ser contada, la narrativa histórica o la historia interpretada.

Una filosofía que hace filosofía desde una mentira histórica “indigna de ser narrada” tendrá que aceptar que sus conclusiones son producto de la imaginación, antes que del conocimiento de la realidad.

La crítica histórica ha concluido que las “filosofías de la historia” sin un esfuerzo hermenéutico son cuentos, fantasías y constructos ideológicos para encubrir la realidad, agudizar las crisis políticas que se enfrentan y ofrecer salidas caprichosas y autoritarias.

Un hecho tan lamentable como la Segunda Guerra Mundial se está interpretando como una patología propia de la ciudadanía liberal que se empezó a definir desde la lucha contra el despotismo laico o religioso. Atento, malas interpretaciones ocasionan catástrofes humanitarias.

En este caso se apunta a la “hipocrítica” de lo político y a la hipercrítica de lo moral. La solución natural era “ la moral al poder”. El poder sometido a la moral del gobernante. La solución fue sencilla pero totalmente fantasiosa. La soberanía del déspota pasaría a la soberanía del pueblo o de la nación, como sociedad política y culturalmente organizada.

 Y surgieron los totalitarismos del siglo XX y el Consejo de Seguridad de las potencias nucleares. La falacia era la del “buen salvaje”, “el malestar de la cultura” y la dialéctica entre poder, sexo y verdad. El realismo de la dictadura del buen revolucionario para construir la humanidad de los derechos humanos o la sociedad universal comunista era la mentira histórica de la acción humana basada en la moral, la cultura y la educación. Jesús había solucionado el problema con menos filosofía: “Al César lo que es del César” a la esperanza, al amor y a la verdad insobornable (Dios) lo que le pertenece”.

El problema de la historia y de una filosofía no ideologizada es terriblemente complejo. Hay que partir del hecho que han demostrado los sociólogos clásicos: el hombre se mueve por valores y por intereses. De allí la importancia de la ética o de los principios universales de la conducta humana, al menos a nivel procedimental de una democracia constitucional de derecho.

En el caso nuestro, Panamá tiene su historia y como tal tiene que ser investigada. Pero no como observador de lo que sucede como hacen los extranjeros, sino como participante de los que padecen los acontecimientos y los hechos históricos. Esta metodología de participante se da en un contexto de diálogo, comunicación y debate permanente. Panamá es un país histórico y con historia propia que ha venido estructurando desde hace siglos. Los pueblos originarios con más tiempo a sus espaldas son tan panameños como los generados desde ellos.

¿Qué diferencia hay entre un antecesor con más de 500 años y un antecesor de 1964 que tiene medio siglo de haberse comprometido con la constitución de una patria libre, soberana y sin bases militares y con los testigos mudos de la invasión de 1989? ¿Tiene el habitante del pasado más identidad nacional que el del presente y el del futuro? O la nación no es más bien un diálogo entre generaciones, entre contemporáneos, antecesores y sucesores. ¿Puede hacerse historia sin expectativas de futuro permaneciendo solo en la experiencia del pasado?

 La historia sucedida tiene que ser escrita y debatida para que la memoria y el recuerdo renueven el presente no como algo acabado sino como un conocimiento crítico de lo que es y pudo no haber sido y un proyecto o compromiso de lo que sucederá porque queremos que suceda o porque estamos destinados a sufrirlo.

La historia no es maestra, ni manipuladora del pasado ni del futuro, es solo un conocimiento verdadero que nos advierte de lo que vendrá sino nos decidimos a construir el futuro. No caigamos en el triunfalismo. La historia como conocimiento es solo una oportunidad para actuar ética y políticamente en el mes de la patria y en los meses venideros.

http://impresa.prensa.com/opinion/Verdad-historica_0_2979452184.html

domingo, 3 de octubre de 2010

De la in-utilidad y de la(s) des-ventaja(s) de la filosofía para la vida

Carlos N. Ho

Pareciera que la filosofía no es fundamental, ni insustituible, porque:
  1. La filosofía ni ocupa el lugar más fascinante de la cultura, ni tampoco el de mayor prestigio. Hoy se la asocia a tantos otros asuntos (ciudadanía, esoterismo, religión, la paz, los derechos…) que por desconfigurada pasa desapercibida por completo.
  2. La ciencia, la política y la publicidad muestran con mayor énfasis y claridad sus resultados. La filosofía, a pesar de quienes la amparan, se ha quedado muchísimo más acá con respecto a la(s) pregunta(s) que interroga(n) por el sentido y el alcance del mundo y de la existencia humana.
  3. La filosofía ha sido y todavía es una ocupación primordialmente abstracta, es decir, vaga y extremadamente genérica. Sumamente difícil, histórica y repetitiva. No se justifican, entonces, y por ello no tienen sentido, todo el tiempo y los recursos que se invierten con respecto a ella puesto que lo suyo no es, ni por asomo, la reflexión concreta.
  4. Si la filosofía fuese en realidad tan útil para el progreso de la vida humana, ¿por qué no hemos alcanzado niveles de mayor bienestar ni somos más felices de cuanto somos o hayamos podido ser con anterioridad? Más bien nos descubrimos, todos los días, como seres frágiles, enfermizos, débiles. Y, para esto, no es imprescindible una forzosa y dilatada meditación que, para muchos, suele denominarse abstracción. No porque contemos con ella, con la filosofía, hemos logrado ser espíritus más desarrollados, poderosos ni orgullosos de nosotros mismos. ¿Hemos podido ordenar el caos que cada uno lleva dentro de sí?
  5. En la definición de las características que han configurado nuestra historia y la civilización occidental, la filosofía no tiene una participación exclusiva, ni determinante. De ello son también responsables el arte, la ciencia y la religión y si debemos ser honestos de éstas cuatro, por un lado, la ciencia y el arte constituyen las dos creaciones más portentosas del ser humano y, por otro, cualquiera de ellas puede sustituirse mutuamente si de lo que se trata es de su valor para la vida.
  6. La televisión, el cine, la moda, la danza, el teatro, los museos constituyen, de igual forma, medios de los que podemos aprender; espacios o actividades que favorecen el estudio, el análisis, el debate y la crítica. Despiertan mayor interés porque, además, armonizan imagen, color, sonido, espacio, figura y movimiento.
  7. Los filósofos han sido casi siempre personajes extraños, incómodos y difíciles de entender. Cuando hablan lo hacen desde una cierta distancia, como si estuvieran observando a los demás desde lo alto de una atalaya. Lo que dicen es bastante complicado; parece más un aullido que brota, tumultuoso, de sus bocas… como si las palabras que dicen hubiesen sido rumiadas con encono, con desesperación; vistas y re-vistas una y otra vez… cuasi obsesivamente.
  8. A pesar de que, durante tantísimo tiempo, la filosofía ha formado parte del sistema de educación, los estudiantes no dan muestras de que piensan mejor que antes [¿han mejorado acaso sus naturalezas?]; cuando se expresan no lo hacen correctamente ya que su comunicación no se atiene a un hilo discursivo, ni a una argumentación formal. La contribución, pues, de la filosofía al desarrollo de la inteligencia y a la educación del juicio no es tan fundamental, ni tan considerable como se dice o se defiende; o, al menos, no lo es más de cuanto para ello logran las demás disciplinas.
  9. Asumamos, como lo hacen sus apologistas, que la filosofía es necesaria. Saludemos, incluso, con gracia el argumento; considerémoslo serio. Sin embargo, ¿de qué naturaleza es esa necesidad? ¿Una sumamente vital? ¿La necesidad que nos obliga a trabajar para satisfacer el despertar de cualquiera de nuestras necesidades? ¿La enseñanza de la filosofía nos ha vivificado como se debe en nuestra propia existencia, singular y socialmente? ¿De qué clase, pues, es esa necesidad que debiéramos tener de la filosofía? ¿La necesidad que tiene el menos favorecido? ¿O aquella que asume quien desde su opulencia, poder o grandeza científica piensa que tienen los de hábitos, costumbres o conductas rudas y sin gracia?
  10. Cuando contemplamos la condición actual del mundo la filosofía, ¿nos ha hecho menos cobardes, menos perversos; nos ha permitido constituir una vida menos egoísta; una sociedad menos voraz e indiferente? ¿Somos menos negligentes, indolentes y cómodos; menos desdeñosos y vengativos? ¿Actuamos menos abominablemente; menos viciosamente?
  11. ¿Se exige mayor madurez? Digámoslo, entonces, así: ¿cuán más humanos, sociables, indulgentes, misericordiosos y compasivos, honestos, recíprocos, fieles, afectuosos y responsables somos gracias a la filosofía? A tal punto que, sin ella, degeneramos en bípedos bicéfalos que deambulan, errantes, prisioneros de su mortal insensatez y prevaricación.
Por tanto:

La filosofía debe quedarse donde está y como está. En-claustrada en los recintos que habitan quienes, por las razones que sean, la defienden; que se dediquen a ella cuantos así lo decidan y encuentren en su estudio o cultivo alguna utilidad (?) gusto o placer. Que sigan pensando, erróneamente, que la filosofía los coloca en el sendero de alcanzar la perfección en todas o en casi todas las áreas de sus vidas. La verdad es que, hasta ahora, no nos ha demostrado que sirva para algo (a obrar bien/correctamente, a ser felices); mejor dicho sí nos ha demostrado que sirve para muy poco o, incluso, para nada y, por eso, no tenemos necesidad de ella. Lo que querría decir que es superflua, esto es, un artículo de lujo, un adorno, un decorado [y, por lo mismo, una simulación] que, por tanto, no es necesaria ya que, en la aventura humana del conocimiento, la superfluidad es exactamente lo contrario de la necesidad. Podemos pasárnosla muy felices; nada dice que no sea posible que nos la podamos arreglar sin que ella forme parte de nuestras vidas porque ¿dejará de estar el mundo al revés, dejará de convertirse el mundo en una nada porque la filosofía cuenta, solo ella, con los recursos que lo puedan evitar?

Comunicado de docentes de Filosofía de Panamá


Los docentes de filosofía consideramos que el Sistema Educativo panameño necesita ajustes. El Ministerio de Educación ha emprendido un proceso de Transformación Curricular que intenta atender esta necesidad.

En ese sentido, deseamos manifestar:
  • Que los docentes de filosofía no están en desacuerdo con lo que el proceso de Transformación Curricular per se significa.
  • Que los docentes de filosofía no están en desacuerdo con las iniciativas que emprenda el Ministerio de Educación dirigidas a mejorar el Sistema Educativo panameño.
  • Que los docentes de filosofía no dudan de la sincera preocupación de las autoridades del Ministerio de Educación para atender, de la mejor manera posible, los problemas educativos de nuestro país.
De igual manera, con respecto al proyecto de Transformación Curricular al que actualmente da curso el Ministerio de Educación, consideramos oportuno hacer de conocimiento público lo siguiente:

I. El Ministerio de Educación no ha sido del todo consistente,  no sólo con lo que respecta a la  singular concepción que tiene de la Transformación Curricular, sino –también- con la forma en que la ha llevado a cabo. Por ejemplo, la propuesta de Transformación Curricular se refiere a la necesidad de una educación integral, pero es evidente la inclinación profesional de la misma al punto de que el ideal aludido colapsa. Ello sumado a la introducción de cambios inesperados de cursos en los planes de estudio, sin fundamentación de ningún tipo. Cabe adicionar que de acuerdo con el Decreto 944 de 21 de diciembre de 2009 se trata de un proyecto experimental, pero los hechos sugieren todo lo contrario.

II. La propuesta de Transformación Curricular, contrario a lo señalado por el Ministerio de Educación, no presenta contenidos curriculares vanguardistas, estos se siguen concibiendo fragmentaria y/o desarticuladamente, lo cual dificultará que los estudiantes puedan actualizar sus capacidades intelectuales.

III. No están claros el procedimiento metodológico que ha seguido el Ministerio de Educación para la selección de los colegios que participan en la Transformación Curricular, ni los criterios aplicados para reducir horas de clases, fusionar o eliminar asignaturas (lógica, filosofía, historia, entre otras).

IV. El fundamento conceptual del proyecto de Transformación Curricular gira en torno al concepto ‘competencia’. Esta palabra, sin embargo, no aparece en el Decreto 944 de 2009 que da lugar a todo el proceso.

V. Lo que supone un serio problema: dada la no univocidad del término ‘competencia’, quiere decir que no existe un elemento básico o común a partir del cual los docentes puedan entenderlo de manera inequívoca. Si se tiene en cuenta que no está para nada claro de qué modo las ofertas académicas y –sobre todo- los cursos contemplados para cada una de ellas, se desprenden de tal idea, esta situación es tanto más problemática. 

VI. Además de lo hasta aquí señalado, no podemos dejar de considerar que en las condiciones actuales la atmósfera escolar no resulta la más adecuada para llevar a cabo los ajustes que se han propuesto.

VII. Dada la seriedad de todo cuanto está en juego, reconocemos la importancia de la iniciativa del Ministerio de Educación; que esta iniciativa es necesaria para los ajustes que demanda el Sistema Educativo panameño; asimismo reconocemos que con respecto a esta iniciativa el Ministerio de Educación debe actuar con prudencia y discernimiento, así como esforzarse para construir los espacios de diálogo y debate que en la realidad no se han dado.

VIII. Tomando en cuenta lo anterior, los docentes de filosofía, proponemos un estudio más profundo y minucioso del fundamento conceptual del proceso de Transformación Curricular, es decir, del concepto ‘competencia.’ En esto último consideramos que las disciplinas filosóficas no sólo tienen tradición sino, también, la experticia requerida para la constitución y orientación del estudio y del debate. Desde esta perspectiva, los docentes de filosofía pensamos que es necesario integrar al estudio y al debate el concepto de ‘competencia filosófica’ como parte sustancial del proceso de Transformación Curricular, dado que la naturaleza fundamental de ésta permitiría integrar armónicamente en el proceso a las demás competencias.

IX. Los docentes de filosofía estamos profundamente interesados en participar directamente del proceso de Transformación Curricular y del debate que éste ha generado. Estamos concientes de que debemos pasar del estado de críticos al de protagonistas directos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Educación, un árbol sin sombra

Ela Urriola

Cada amanecer confirma nuestra condición de país de las improvisaciones. En esta ocasión no haremos referencia al caos de la vida cotidiana; a la ineficiencia del transporte ni a la falta de efectividad de la campaña contra la violencia; nuestro motivo es la improvisación materializada en algunas de las autoridades que nos representan.

La Real Academia define autoridad como: “Poder que gobierna o ejerce el mando. Potestad, facultad, legitimidad. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad y competencia en alguna materia…”.

De suerte que autoridad, legitimidad y competencia están ligadas a las figuras que ejercen el poder ya sea este político, religioso o académico. Lo cual valida la frase de Confucio, “el hombre superior no lo es por jerarquía sino por moral”.

Hace unas semanas la ministra de Educación declaró en un canal de televisión, refiriéndose a la reestructuración del sistema educativo, que “no serían reuniones donde se va a filosofar durante meses”.

La pregunta es ¿qué autoridad o competencia refleja la ministra de Educación si se expresa despectivamente de la más antigua de todas las disciplinas, denotando un desconocimiento no sólo de los vínculos históricos, sino también teóricos entre la educación y la filosofía? Comprendemos que esto lo manifieste un humilde vendedor de bocadillos en la acera, debido a las limitaciones que han marcado su vida, pero que así lo exprese la máxima autoridad en materia educativa es inaudito, por no decir escandaloso.

El acto de “filosofar” está relacionado directamente con “el pensar”, es la reflexión lógica –no las pasiones, voliciones o impulsos– la que toma el papel protagónico en la conciencia y extrae de esa experiencia conclusiones racionales, válidas para todas las circunstancias posibles. En particular, cuando se trata de la educación de todo un pueblo las opciones deben ser producto de una reflexión metódica que analice todas las aristas y situaciones de manera que los correctivos entre la teoría y la acción sean mínimos y los efectos colaterales afecten la menor cantidad de actores.

La planificación educativa no es para hacer “cosas hermosas” que satisfagan el ego de una autoridad, como tampoco para proclamar que “hacemos historia” con una placa en una escuela; su finalidad es desarrollar un proceso de conocimiento integral que convierta a nuestros niños y jóvenes en ciudadanos, es decir, en hombres y mujeres morales, capaces, reflexivos, solidarios y, sobre todo, con una elevada dignidad personal como condición precedente a la formación profesional, que debe ser la otra instancia del componente educativo. Ignorar este contexto en el currículum educativo es suplantar la sana competencia por el conocimiento por la patética consiga “pelea por tu beca”.

Está de más señalar que desde sus orígenes la filosofía estuvo vinculada a la educación –Sócrates, Platón y Aristóteles– fueron los primeros filósofos de la educación al introducir objetivos, métodos y sistema a sus enseñanzas, básicamente moral. Que los forjadores de la educación en el medioevo fueron los más insignes filósofos del cristianismo –San Agustín y Tomás de Aquino–; la educación de la modernidad fue el producto de pensadores de la Ilustración como Diderot, Montesquieu y Rousseau; los conceptos doctrinales de la educación en la sociedad contemporánea fue concebida por filósofos destacados en otros campos como John Dewey, William James y Alfred North Whitehead.

Pero lo más importante es que la concepción educativa europea actual, estrechamente vinculada a los medios de comunicación, y esto debe ser del conocimiento de la Sra. ministra por su formación y experiencia profesional, se le debe a Jurgën Habermas, filósofo de la Escuela de Frankfurt y a su obra Teoría de la acción comunicativa en la que examina el papel de los medios en una educación dinámica y participativa dentro de la sociedad industrial avanzada y la globalización del conocimiento.

Toda esta trayectoria del pensamiento educativo y sus vínculos con la filosofía se imparten en la Universidad de Panamá en una cátedra llamada Filosofía de la Educación, instituida y dictada por el Dr. Octavio Méndez Pereira, quien comprendió los indisolubles vínculos entre ambos saberes. Concebir una educación sin el marco teórico de la filosofía es pensar en la clásica imagen del árbol, que por su falta de follaje, no puede dar sombra.

Sería favorable que los asesores de la Sra. ministra le explicaran que la construcción de un sistema educativo no es tema para “filosofar durante meses”, pues la adecuación de la educación al desarrollo de la sociedad y a la formación integral a veces tarda años y en muchas ocasiones ha rebasado generaciones enteras. Entendemos el interés de la titular en “hacer historia” y esas “ansías de inmortalidad” a la que se refiere Unamuno la padecemos todos y por lo visto también la comparten otros de sus compañeros de equipo.

Pero si hay algo que todos aprendimos en nuestros cursos de filosofía en el bachillerato y que debemos aplicar en nuestra vida personal y profesional, es la primera regla del método de Descartes: “No aceptar por verdadero nada que no haya sido comprobado racionalmente y evitar en lo posible la prevención y la precipitación…” es decir, los prejuicios y los apasionamientos.

http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2010/09/25/hoy/opinion/2348023.asp

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Universidad, 75 años

Roberto Arosemena Jaén

Durante el siglo XX, la educación superior se acreditaba desde la Universidad de Panamá. Entre 2005 y 2006 el Estado establece una nueva ley orgánica para la Universidad y crea el Coneaupa, bajo la dirección del Ministerio de Educación (Meduca) para la acreditación de las universidades. El 5 de julio de 2010, mediante Decreto Ejecutivo, se obliga a todas las universidades a acreditar sus planes de estudio ante Coneaupa, en un término de seis meses. De no hacerlo, se podrán cerrar universidades y carreras no acreditadas. Es decir, un derecho a la insubsistencia de la UP.

¿Por qué el Meduca asume la evaluación y la acreditación del tercer nivel de educación superior? ¿Por qué la universidad acepta y contribuye a reducir su papel constitucional de garante de la educación superior? ¿A qué se debe la mutilación de una institución que surge como camino hacia la luz y repiten la consigna de “conciencia crítica de la nación”?

75 años de historia deben dar indicios para rescatar la “misión” de la universidad. 21 años de esta historia, nos presenta una universidad secuestrada por la Fuerza Pública. 32 años, bajo el control de Octavio Méndez Pereira (18) y Gustavo García de Paredes (14). Se puede concluir que la universidad apenas ha tenido dos décadas de vida académica. La política de fuerza y de personalidades autocráticas son las responsables, básicamente, de que la Universidad de Panamá tenga que acreditarse ante el Meduca en febrero de 2011.

El diseño del poder administrativo universitario es análogo al del presidente de la República. La autonomía de Méndez Pereira coincide con las prerrogativas del presidencialismo panameño. Las reelecciones periódicas de García de Paredes, con el apoyo del 95% del personal administrativo, correlacionan con el apoyo al partido político gobernante. Confundir democracia universitaria con una autocracia personalista es inexacto y abiertamente un disparate. No hay paridad entre personalismos autocráticos y comunidad universitaria democrática.

 ¿Se podría concluir que la Universidad de Panamá abortó por la inercia de un poder político continuo y por la excesiva permanencia de sus dos rectores insignias? ¿Fue la autonomía, vehículo real para fortalecer la libertad de cátedra, la excelencia académica y la investigación científica? ¿Son los profesionales de la primera casa de estudio, paradigma ético de la nación? A falta de esos paradigmas, ¿han sido los rectores magníficos ejemplos de ciudadanía para orientar una sociedad desorientada?

Actualmente, los poderes universitarios están deslumbrados por su tradición secular. El gobierno universitario está listo para la elección repetida de sus conductores como garantes de prerrogativas y posiciones. El futuro anticipa la misma política administrativa, desgastada en más de medio siglo. Así como Méndez Pereira se mantuvo rector negociando con el Ejecutivo y proclamando la autonomía como un medio de permanencia en el poder, el actual jefe de la colina maneja el proyecto de reelección ante la Asamblea Nacional.

A nadie debe sorprender que la universidad erre el blanco. La polémica estéril, con el ministro de Educación anterior, sobre quién formaría a los docentes de educación media –situación que se viene dando desde que Méndez Pereira decidió que lo haría la Universidad de Panamá– sigue sin resolverse.

En lugar de concentrar energías en la “investigación” y en la creación de un ministerio de ciencia y educación superior, en esta primera década del siglo XXI, los organismos de poder universitario se distraen en comités de disciplina y en formar grupos de apoyo para llevar adelante la ambición de administrar la universidad hasta 2025. El reto pendiente en este aniversario es hacer de la “U” la primera institución académica de docencia e investigación.

http://impresa.prensa.com/opinion/Universidad-anos_0_2937456374.html

lunes, 13 de septiembre de 2010

Richard Rorty: neopragmatismo y postmodernidad

Francisco Díaz Montilla

En lo que sigue haremos una breve presentación de las ideas filosóficas o antifilosóficas de Richard Rorty. En ese sentido, nuestros objetivos serán básicamente los siguientes:
  • Explicar el sentido de las etiquetas ‘neopragmatismo’ y ‘postmodernidad’ en el caso de Richard Rorty;
  • Extraer algunas lecciones para la reflexión filosófica y la enseñanza de la filosofía en la educación media panameña
http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/09/richard-rorty-neopragmatismo-y.html

sábado, 28 de agosto de 2010

Filosofía, una escuela de libertad

Francisco Díaz Montilla

En el 2007, la Unesco publicó un texto cuyo título es, para quienes nos movemos en aguas filosóficas, sumamente sugerente: Philosophy. A School of Freedom. Hasta donde entiendo, no se ha traducido aún al castellano*, lo cual explica en gran medida su desconocimiento en nuestro país por parte de quienes toman decisiones con respecto a la enseñanza de la filosofía en los colegios y -por qué no- en las universidades.

Para la Unesco, la filosofía es una escuela de libertad, por ello no puede prescindirse de su estudio. Es más, al decir de la propia institución: la Unesco no es posible sin la filosofía.

Entre las ideas básicas que se presentan en la obra tenemos:
  • La filosofía es liberadora.
  • La experiencia de filosofar no se debe ofrecer solamente a los adultos, sino que -también- se le debe ofrecer a los niños. En ese sentido, el texto recoge información valiosísima sobre proyectos de enseñanza de filosofía para niños (FpN) a nivel mundial: Argentina, México, Chile, Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, Nueva Zelanda, entre otros. Curiosamente, de Panamá no aparece ninguno.
  • La enseñanza de la filosofía, no importa en qué nivel, no debe tratarse como algo transversal, sino que debe respetarse la autonomía de la disciplina.
  • La enseñanza de la filosofía corresponde a personal debidamente formado para esa tarea. Es decir: la enseñanza de la filosofía y -por extensión- sus disciplinas es responsabilidad del filósofo.
  • En los sistemas educativos donde se contempla la enseñanza de la filosofía debe mantenerse o aumentarse, en todos los niveles (básica, premedia, media y universitaria). Y a los que no la contemplan, se les recomienda introducirla.
  • Es prioritario crear las condiciones que permitan a los interesados por la filosofía desarrollar sus potencialidades al máximo, lo cual quiere decir que se le deben ofrecer las condiciones para que puedan estudiar, investigar y enseñar de la mejor manera.
En Panamá estamos en otra onda. Al ritmo que vamos, ni siquiera los adultos tendrán la oportunidad de abordar con propiedad las cuestiones fundamentales que ha tratado la filosofía. Hemos decidido -en nombre de una ficción llamada la sociedad- que lo que importa es la ciencia, la matemática o el inglés. Aunque el "para qué importa" no esté del todo claro. Y así, pasamos por alto que si se trata de un pensamiento bien llevado y bien fundado, ni la ciencia, ni la matemática ni el inglés nos sirven. ¿De dónde hemos sacado que la ciencia o la matemática enseñan a pensar o tienen algo que ver con el buen pensar?

En cuanto a la formación de quién enseña la filosofía o las disciplinas filosóficas la situación no es menos problemática y pareciera no importarle a nadie. No es de extrañar, entonces, que profesionales que nada tienen que ver con la filosofía la enseñen en los colegios y universidades. Así, encontramos geógrafos dictando cátedras de lógica o de filosofía; médicos o periodistas enseñando ética, etc.

* Actualización del 26 junio 2015: versión en español disponible.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Elementos web para clases de filosofía

Francisco Díaz Montilla

Parte de los problemas que confrontamos los docentes de media tienen que ver con los recursos que usamos. Dependemos en gran medida de textos que, no siempre, satisfacen nuestras expectativas. A continuación te ofrecemos algunos sitios que podrían ayudarte en el planeamiento y en el desarrollo de las clases.

http://recursos.cnice.mec.es/filosofia/
(ES) Propuesta del Ministerio de Educación de España en el que encontrarás modelos de planes, objetivos, contenidos y vídeos que puedes aprovechar para una mejor planificación y aprovechamiento de las clases en el aula.

http://www.webdianoia.com/
(ES) Abundante información sobre la historia de la filosofía, selección de textos y  modelos de pruebas.

http://www.bu.edu/wcp/PaidArch.html
(EN) En The Paideia Archive de la Universidad de Boston encontrarás interesantes artículos sobre tópicos filosóficos diversos, desde filosofía de la ciencia, hasta filosofía para niños.

http://til.phil.muni.cz/journals.php
(EN) Elaborado por el Departamento de Filosofía de la Universidad de Masaryck, República Checa, en ella encontrarás revistas de filosofía y de lógica online.

http://www.nodulo.org/ec/
(ES) Revista El Catoblepas. Abundante información sobre prácticamente todos los temas por los cuales se interesa y se ha interesado la filosofía.

A docentes de lógica recomendamos que visiten los siguientes sitios. En ellos encontrará ejercicios, problemas y podrá demostrar automáticamente la validez de esquemas de argumentos (EN):

Esperamos que los recursos ofrecidos sean provechosos para la importante labor que realizas.

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Actualización
26 de julio del 2016
Más enlaces en la siguiente dirección:
https://df-up.blogspot.com/p/recursos-para-educadores.html

martes, 24 de agosto de 2010

No siempre se valora lo que se necesita...

Francisco Díaz Montilla

Recientemente en El Panamá América (23 de agosto de 2010) se ha publicado una interesante noticia sobre la baja matrícula en las carreras de filosofía (Filosofía e Historia y Filosofía, Ética y Valores) que ofrece el Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá. Por supuesto, el caso de la filosofía no es excepcional, pues otras carreras tienen una situación similar: la Licenciatura en Francés, Historia y Sociología en el área humanística; Matemática Pura y Física, en el área científica.

¿Qué podría explicar esta situación? En realidad esta pregunta podría tener múltiples respuestas.

Con respecto a la filosofía, ciertamente, sería difícil afirmar que se trate de una disciplina esencialmente humanística, pues -además de lo estrictamente filosófico- los filósofos suelen estar interesados por cuestiones de naturaleza conceptual y práctica que surgen en otros contextos disciplinares: filosofía de la matemática, filosofía de la física, filosofía de la química, filosofía de la biología, hasta la filosofía del arte, de la religión y del derecho. No reparamos -sin embargo- en caracterizarla como una disciplina humanística y en el engranaje administrativo-académico de los colegios como parte del Departamento de Ciencias Sociales, aunque tampoco se pueda catalogar a la disciplina como una ciencia social sensu stricto. Es decir, de plano tenemos una imagen un tanto distorsionada de lo que la filosofía es y hace. Siendo así, difícilmente se puede tener claro el sentido de la filosofía en nuestro medio.

Decimos esto a propósito de la información aludida, pero teniendo presente las declaraciones enunciadas por la profesora Isis Núñez, actual funcionaria del Meduca y vocera de lo que se ha dado en llamar transformación curricular.

De acuerdo con lo citado por el diario, la sociedad panameña no necesita filósofos. El mercado laboral demanda otras cosas, de manera tal que la formación filosófica no es una necesidad. Pues bien, pareciera que la profesora Núñez no se ha tomado tiempo para reflexionar sobre la relación necesidad-demanda, y menos ha advertido que no siempre las sociedades demandan lo que necesitan, y no siempre necesitan aquellas cosas o bienes que demandan.

La estupidez, por ejemplo, no es necesaria, pero la sociedad la demanda y la escuela se la ofrece a los jóvenes mediante los programas intrascendentes de entretenimiento en que les hace participar: ¡Muévelo!, novatadas de colegio, pantallas para ver los partidos de fútbol durante el mundial, etc. La sociedad necesita instituciones fuertes y transparencia, pero prefiere el "juega vivo". Para lo que los expertos llaman sociedad del conocimiento, demandamos más pensamiento racional, pero le ofrecemos menos y hacemos como que las cosas van bien.

Tal vez la sociedad no demande filósofos, pero ello no significa que no se necesiten.

Controversia en torno a la carrera de Filosofía
http://www.panoramacatolico.com/antiguo/pc/20100829/breves.htm

domingo, 22 de agosto de 2010

Una aproximación a la valoración y visión de la Filosofía por parte de los jóvenes: relato de una vivencia

Francisco Díaz Montilla

En el año 2006 inicié mis labores como docente en el Instituto Panamericano, colegio metodista fundado en los albores de la República, como profesor de Filosofía. Entonces tenía algunas interrogantes que era preciso responder. Dos años después puedo dar algunas respuestas a esas interrogantes, aunque confieso que todavía persisten algunas dudas...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/08/una-aproximacion-la-valoracion-y-vision.html

miércoles, 11 de agosto de 2010

Guerra es guerra

Roberto Arosemena Jaén

Los uniformados del cambio aprueban nueve leyes y la meten como un chorizo en la Ley 30. Lo sorprendente es la doctrina de seguridad que esconde dicha Ley en su artículo 27. La confianza y seguridad de los mandos altos –los que ordenan el uso de la fuerza (ministro y directores de Servicios de Policía)- está garantizada. Al menos, mientras el Presidente mantenga el poder omnímodo.

La obediencia debida, proscripta desde el juicio de Nüremberg, jamás excusa a quien da la orden superior. Los únicos que pueden alegar “cumplir orden superior” son los subalternos en el ejercicio de su cargo. Ahora, con la Ley 30, ministros y directores de Policía son irresponsables hasta que no termine el juicio penal en firme. Lo macabro de la Ley 30 es aceptar como moralmente bueno el uso injustificado de la fuerza letal o enceguecedora.

Lo injustificado está permitido legalmente, el exceso está aceptado y ni querellas ni lamentaciones podrán conducir a nadie a la cárcel ni a la pérdida de su puesto. Guerra es guerra; es el grito de los uniformados del cambio. Si el delincuente usa la fuerza y mata, el uniformado del cambio puede hacer más, ir más allá y disparar en exceso e injustificadamente, sin preocuparse del resultado. Es la confianza de poder sacar un arma y usarla. Es lo que dijo un diputado panameñista, al ser aprobada la ley 30 de un manotazo.

Esta actitud de guerra es guerra se refuerza con la manera de sofocar la primera reacción creíble, políticamente, contra la Ley 30. Con esta actitud se conforma el “síndrome de la Ley 30” en base a la experiencia de las protestas de Bocas del Toro.

El Gobierno reconoce la culpa, reconoce el mal manejo de la situación, pide disculpas, proclama la necesidad de dar más información la próxima vez que cometa una trastada, ofrece comida, atención médica y hasta indemnizaciones a los que protestaron. Los uniformados del cambio llegan a dar indicio de su flexibilidad: por 90 días suspenden tres artículos y exigen obediencia al restante articulado.

 Mientras tanto, siguen vanagloriándose de su irrespeto al sindicalismo en base a la falsa libertad individual del trabajador. El síndrome de la Ley 30 tira un velo de respetabilidad sobre el engendro de nueve cabezas. Su interés soterrado es justificar lo injustificable: el uso abusivo de fuerza letal y enceguecedora. El mismo síndrome legitima el terrorismo, el narcotráfico y cualquier forma de conducta irracional y disparatada; ir más allá del ojo por ojo y de la muerte por muerte. La esencia de la guerra preventiva.

El síndrome de la Ley 30 pone a circular el librito agotado de plata, palo y plomo. A un pueblo desvertebrado y vulnerable hay que llenarlo con brujos, demonios y pesadillas. Todavía hay 53 restos de los asesinados por el Estado panameño entre 1968 y 1989 sin identificar y ya empieza una nueva cuenta. El monopolio de la violencia, que le dio el panameño bien intencionado al presidente Martinelli, se la dio en base a la Constitución que juró cumplir el 1 de julio del año pasado.

Ricardo Martinelli Berrocal se obligó a proteger nuestras vidas, bienes y honra. Él sabe o debe saber que Panamá no le extendió un cheque en blanco para gobernar a lo bruto ni con brutalidad. Él, como primer magistrado de la nación, está limitado y restringido por el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución. Estas son las reglas del juego de una democracia y no el ejercicio de un poder ilimitado como pretende la Ley 30 con el uso injustificado del monopolio de la violencia.

El síndrome de la Ley 30 es el efecto maléfico que los uniformados del cambio se han apresurado a racionalizar para tranquilizar la conciencia del que juró cumplir con la Constitución y proteger la vida y honra de los panameños. Martinelli debe saberlo: La responsabilidad penal, administrativa y civil, por la manera en que se sofocó la protesta de Bocas del Toro, recaen en su ministro de Seguridad y en los tres comisionados de las Fuerzas de Policía.

Él, como Presidente, y la Asamblea Nacional asumen la responsabilidad política de mantener el engendro de nueve cabezas. Es cierto que el soberano duerme. No se sabe hasta cuándo.

http://impresa.prensa.com/opinion/Guerra-guerra_0_2905959527.html

domingo, 11 de julio de 2010

Lógica y aritmética

Francisco Díaz Montilla

Los niños tienen que lidiar con conceptos y operaciones matemáticas desde pequeños. En primer grado, o tal vez antes, los pequeños estudiantes empiezan a trabajar con cantidades y las operaciones básicas de la aritmética. En muchos casos, crecerán y seguirán usándolas, aunque no serán capaces de responder a preguntas tan básicas como qué es un número o cuál es el fundamento de una expresión aritmética...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/07/logica-y-aritmetica.html

sábado, 10 de julio de 2010

Un año en la Alcaldía

Pedro Luis Prados S.

El más reciente sainete político me hace recordar aquella vieja ranchera de Vicente Valdés, cantada por mi madre durante los quehaceres matutinos: “Hace un año que yo tuve una ilusión/ Hace un año que hoy se cumple en este día/ Recordando que en tus brazos me dormía/ Y yo inocente, muy confiado te entregué mi corazón”. Solo un año, no hubo paciencia para más. Si hubiera sido todo el quinquenio diríamos que estamos acostumbrados al sufrimiento o, por el contrario, inmersos en un jolgorio donde prima la diversión y la chabacanería. Afortunadamente solo fue un año y suficiente para que el Presidente –que tiene una gran capacidad de tolerancia para asimilar los desbarres de sus acólitos– haya dado por terminada la pantomima escénica de la administración de Bosco Vallarino al frente de la Alcaldía capitalina.

Y como nuestra Constitución sirve para arropar todos los fracasos e incompetencias, el defenestrado personaje alude haber sido electo por la voluntad popular y, por lo tanto, no puede ser removido del cargo si no es por una revocatoria de mandato. Pero lo que no entiende, o no puede entender, es que esa revocatoria ha sido dada ya en múltiples ocasiones por los comentarios de sus propios colegas, la repulsa demostrada en innumerables encuestas, la burla de sus electores ante sus descabelladas ideas, los fracasos de proyectos inconsultos y, sobre todo, el delirante ridículo de sus argumentos defensivos. Lo que ha hecho el Presidente, esta vez con un verdadero apoyo popular, es hacer efectiva esa revocatoria tácita dada por la inmensa mayoría ciudadana, mediante una comedida solicitud de renuncia.

Como todo tiene su final, ahora resulta que en el cierre del acto el culpable es la víctima y los chicos malos, como en todas las escenas anteriores son los demás. Al igual que la obligada adopción de la ciudadanía norteamericana cayó sobre las espaldas del presidente Pérez Balladares; la culpa de la emisión del cheque para el viaje de su esposa cayó sobre un pobre funcionario de tesorería; el fracaso de contrataciones de las villas navideñas cayó sobre los concejales del PRD; el problema de la basura fue culpa del alcalde anterior y el de las placas del funcionario que no hizo la contratación, ahora la culpa del fracaso de su gestión son los funcionarios del aliado Cambio Democrático por su incompetencia. E. Jones en 1908 llamó esta conducta racionalización y la definió como: “procedimiento mediante el cual el sujeto intenta dar una explicación coherente, lógica o aceptable moralmente, a un acto, idea o sentimiento, etc., cuyos motivos quiere encubrir mediante el convencimiento personal. Un mecanismo lógico que parte del justificarse a sí mismo para engañar a los demás”.

En otras palabras, una forma de mentirse a sí mismo para luego intentar convencer a los demás con un argumento en apariencia racional. El autoengaño y la racionalización no es nada extraño entre los panameños, forma parte de la patografía nacional a la par del “juega vivo” y otras pequeñas manipulaciones. Por nuestra mente pasan personajes abanicándose con billetes de cien ante las cámaras; fotos seriadas de una docena de legisladores beneficiarios de inversiones sociales destinadas a niños y madres solteras; contratos leoninos de proyectos dudosos y concesiones amicales de prebendas estatales y todo… absolutamente todo, debidamente justificado en el nombre del pueblo, por las necesidades del pueblo y el inevitable bienestar del pueblo. De manera que el Sr. alcalde no es una excepción y su malestar no es más que una proyección de ese extendido mal nacional.

Lo realmente ponderable es que el Sr. Martinelli se haya dado cuenta de que “algo podrido huele en Dinamarca”, como dijo Shakespeare, y que todas las cosas no marchan como un megadepot utópico. Que todo no es perfecto y sus funcionarios no son la crema de la intelectualidad.

Que la calificación de las encuestas de su primer año de gestión no alcanza un puntaje para la rehabilitación en nuestro sistema educativo. Y, sobre todo, que haya iniciado una depuración que permita a los más capaces y no a los más vocingleros en la campaña, asumir los cargos de responsabilidad y decisión en su gobierno.

Importante, además, que se haya dado cuenta de que a pesar de que los locos son más, no puede mantenerlos a todos en la misma nave (me refiero a la “Nave de los locos” del Bosco, el pintor flamenco, no el saliente) por riesgo de naufragio, y aquellos de los que no puede deshacerse mantenerlos en una jaula que pueda llevar en sus viajes. Pero sobre todo, y sería lo más valioso, que deje de echar la culpa a los demás de las limitaciones de sus colaboradores y emprenda un programa intensivo de administración moderna de la gestión pública a su equipo de gobierno.

http://impresa.prensa.com/opinion/ano-Alcaldia_0_2881961878.html

sábado, 3 de julio de 2010

Rector contra docente

Roberto Arosemena Jaén

Absoluta veracidad es el criterio que el secretario general de la Universidad de Panamá dice tener para aclarar ante la opinión pública la suspensión del profesor Jaime Turner. Tanto la verdad como el absoluto son conceptos filosóficos de enorme significado. Por la verdad absoluta se vive y se está dispuesto a morir. Es el problema de la religión. Las guerras religiosas son terribles porque los beligerantes están convencidos moralmente de que la verdad y la justicia están de su parte y que los infieles deben eliminarse.

¿Cómo ha logrado el profesor Candanedo revestirse de tal autoridad? ¿Cómo es posible desencadenar una guerra religiosa contra un docente que dice y escribe lo que considera que es correcto?

Como antecedente, el profesor Candanedo hace pública una amonestación que se dio en el claustro universitario en enero de 2004. Se le dijo “mentiroso” a Gustavo García de Paredes mientras hacía uso de la palabra. Esta acción es calificada como “una lesión a la dignidad y la honorabilidad de la autoridad superior universitaria”. En realidad, podría ser tipificada como una injuria si la víctima se querella ante el Ministerio Público. Ahora queda como un abuso de autoridad. El argumento voluntarista no fundamenta ninguna verdad humana y hace, por el contrario, sospechosa cualquiera reacción al respecto.

Al pasar a los hechos que motivan la suspensión de Turner, Candanedo cita artículos de opinión publicados en agosto de 2009. Turner afirma que el rector maneja la Universidad “con una gran corrupción subastada por el clientelismo político” y termina llamándolo “vándalo”. Se vuelve a evidenciar, repite el secretario general de la Universidad de Panamá, Miguel Candanedo, el “irrespeto y maceramiento a la dignidad del señor rector de la Universidad de Panamá, Dr. Gustavo García de Paredes”.

De aseveraciones sobre el estilo administrativo “vandalizado” de manejar la Universidad por un rector de turno –es lo que está afirmando el profesor Jaime Turner– concluye Candanedo que el docente suspendido “insulta, vitupera y desprestigia la Casa de Méndez Pereira –así llama a la Universidad de Panamá– y a sus autoridades”.

No se entiende la exageración y la desproporción con que Candanedo y el Consejo Académico analizaron las opiniones de un docente en contra de un colega que funge “temporalmente” como rector. Se salta de una pretendida injuria personal a una lesión institucional en perjuicio de la Universidad de Panamá. Lo que es motivo –o debe ser motivo– de preocupación y el inicio de una investigación a fondo sobre la denuncia de “clientelismo político” o administración vandalizada, que valientemente hizo el profesor Turner, se encubre con la indignación por el sacrilegio cometido.

Me viene a la memoria la “sacrosantitas” que tenía el cónsul y el Tribuno de la plebe en Roma con la transferencia institucional que el Prof. Miguel Candanedo hace de la personalidad del profesor García de Paredes.

El Consejo Académico de la Universidad de Panamá debe reconsiderar la medida contra Turner, solicitar una auditoría administrativa, que de manera transparente establezca si hay o no hay “clientelismo político”, si existen los méritos para señalar una “administración vandalizada y llamarle la atención al profesor Candanedo, por la carta enviada a La Prensa, el 21 de junio del presente.

Hace un año, la Corte Suprema de Justicia revocó la suspensión por dos años del Dr. José Eulogio Torres Ábrego y obligó a la Universidad a pagarle salarios caídos. ¿Cómo puede llamársele a una administración que sanciona temerariamente a sus docentes sin importarle el costo de sus “ocurrencias”? Otro tanto puede suceder con el profesor Jaime Turner de insistir el Consejo Académico en sancionarlo por acciones que no van más allá de opiniones sustentables sobre la gestión pública de un funcionario del Estado.

http://impresa.prensa.com/opinion/Rector-docente_0_2876712409.html

sábado, 19 de junio de 2010

La centralidad de la lógica

Francisco Díaz Montilla

Desde los tiempos de Aristóteles, la lógica fue concebida como el "órgano" o instrumento de las ciencias. Desde entonces esa idea ha permanecido inalterada. Barwise y Etchemendy lo ilustran muy bien en su obra "Language, Proof and Logic" cuando se preguntan: "¿Qué tienen en común los campos de la astronomía, economía, las finanzas, la matemática, la medicina, la física y la sociología? Con seguridad no mucho en cuanto a su objeto de estudio. Y tampoco con respecto a sus metodologías. Lo que tienen en común entre ellas y con muchos otros campos es su dependencia de ciertos estánares de racionalidad. En cada uno de estos campos se supone que los participantes pueden diferenciar entre la argumentación racional basada en ciertos principios aumidos o evidentes, y especulación descabellada o "non sequiturs", afirmaciones que de ninguna manera se sigue de las premisas. En otras palabras, estos campos todos presuponen una aceptación subyacente de principios básicos de la lógica"...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/06/la-centralidad-de-la-logica.html

miércoles, 2 de junio de 2010

La espiral de la historia y otras minas

Pedro Luis Prados S.

Un desaparecido político nuestro dijo en una ocasión: “la historia se repite en espiral”, no sé si previendo un tercer golpe de Estado o porque leyó algún texto de Nietzsche, anunciando el eterno retorno. Aunque no soy de los que creen en la repetición de los ciclos históricos, por lo atroz que sería revivir algunos de ellos, no deja de asombrarme la similitud de hechos, personajes y consecuencias de algunos eventos que reiteran ominosas experiencias pasadas.

El pasado 14 de mayo se firmó, en la ciudad de Ottawa, el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Panamá y Canadá, que se venía fraguando con el gobierno anterior desde octubre de 2008 y suspendido por las vicisitudes electorales, pero que fue retomado de inmediato por el nuevo gobierno que cerró negociaciones durante la visita de Stephen Harper, primer ministro canadiense, el pasado 11 de mayo. Finalmente, el tratado fue suscrito por los ministros de Comercio de ambos países.

Una de las cosas más inquietantes en la firma de la negociación son las declaraciones del ministro de Comercio canadiense Peter Van Loan, quien señaló: “Algunos de los elementos de protección de las inversiones extranjeras [en el tratado] ayudarán a proyectos mineros”. El ministro canadiense explicó que esos proyectos podrían generar pedidos de equipos mineros y que el TLC permitirá a las empresas canadienses competir con Estados Unidos en un mercado que ha sido tradicionalmente suyo. Por su parte, su homólogo panameño Roberto Henríquez dijo que la llegada “de inversión canadiense a Panamá con seguridad va a crecer de manera explosiva”, principalmente ahora que el país “ha decidido desarrollar una política seria en el sector de la minería, ya que Canadá es el minero del mundo”.

Reitero lo de inquietante, porque no está clara la naturaleza ni la ubicación de esas concesiones mineras, las áreas de afectación, la tecnología a utilizar ni el impacto en el precario ecosistema de un país tan pequeño y limitados recursos como el nuestro. Sabemos, no por información gubernamental, sino por un programa del Grupo Albatros, entidad con respaldo internacional y muy seria en sus investigaciones, que en Panamá hay por el momento 109 solicitudes de explotación minera que alterarían 2 millones 400 mil hectáreas; que se han aprobado hasta el momento nueve de ellas con una afectación de 154 mil hectáreas y que las mismas abarcan el Corredor Biológico Mesoamericano, zona de frágil equilibrio ecológico, al igual que zonas importantes de la región montañosa del Darién, de igual riqueza ambiental.

El rechazo a la minería en otros países del continente debe mantenernos muy alertas sobre su instalación en el país. La experiencia de La Alumbrera, en Argentina, puso a las comunidades en contra de las concesiones a las canadienses Meridian Co. y Río Tinto, S.A.; en Arequipa, Perú; Baja California, México, Esmeralda, Ecuador y, más recientemente, en Santa Cruz Quiché en Guatemala, las comunidades han rechazado con movimientos y consultas populares las minas en sus territorios.

Empresas mineras y petroleras han sido demandadas en los tribunales de Estados Unidos y otros países por la violación a los derechos humanos. Tal es el caso de Chevron en Ecuador, Nigeria y Burma; Río Tinto en Papúa Nueva Guinea; Shell en Nigeria; Freeport McMoran en Indonesia; Drummond Coal en Colombia y Exxon Mobil en Indonesia.

Las empresas extractivas contribuyen directa o indirectamente a la violación de los derechos humanos, cuando no generan, conjuntamente con los gobiernos, procesos de consultas adecuados en las comunidades, las desalojan de las tierras reclamadas por las empresas y contaminan los recursos de las comunidades, como son el agua y la tierra, de los que dependen para su vida.

Ahora que el señor Ricardo Martinelli ha sometido a debate un proyecto de ley que garantiza la consulta popular en las decisiones importantes del Gobierno, sería oportuno que encabece su agenda con una consulta a las comunidades en peligro de afectación, para determinar si estas quieren o no los proyectos. De lo contrario, ese tratado sería una imposición que pasaría de forma expedita en una Asamblea Nacional que, sabemos, toma decisiones unánimes, como otro que ya solo la perversión de la memoria se empeña en recordar en un cíclico retorno y que padecimos casi un siglo.

La espiral de la historia me trae a la memoria una anécdota de triste recordación para el pueblo boliviano sobre el dictador Mariano Melgarejo (1864-1871), según la cual él, deslumbrado por un magnífico caballo blanco obsequiado por el emperador Pedro I del Brasil, tomó una pata del equino, la colocó sobre un mapa de Bolivia y regaló en reciprocidad el área marcada por el casco del animal y, con ello, la región de Acre, de 150 mil km2, un rico yacimiento de gas y carbón mineral, parte de la Amazonia brasileña.

Con la misma celeridad cedió regiones del altiplano a las mineras inglesas, desalojando a sangre y fuego a miles de comunidades indígenas. Sin embargo, como ahora le toca al pueblo y esto no ocurrirá, puedo seguir leyendo mi periódico al revés, como lo hacía el sátrapa del altiplano –que no sabía leer– y responder a quien me haga ver el error como aquel inoportuno soldado del palacio: ¡Carajo, el que sabe leer, lee!

http://impresa.prensa.com/opinion/espiral-historia-minas_0_2853464759.html

sábado, 15 de mayo de 2010

Cogobierno, sociedad civil y democracia

Ela Urriola

El Banco Mundial –organismo que por su cobertura no podemos calificar como sedicioso o antigubernamental– define la sociedad civil como: “… una amplia gama de organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro que están presentes en la vida pública, expresan los intereses y valores de sus miembros y de otros, según consideraciones éticas, culturales, políticas, científicas, religiosas o filantrópicas”.

La finalidad de la misma, lejos de prohijar el paternalismo y la dependencia del Estado, es concebida como medio para que la persona crezca moralmente autónoma, independiente, autogobernada y responsable de su propia vida.

Según Habermas, la sociedad civil posee un núcleo constituido por asociaciones de voluntarios ajenas al Estado y a la economía y abarcan iglesias, agrupaciones productivas, culturales, deportivas, filantrópicas y de debates, medios de comunicación independientes, academias, grupos de ciudadanos, iniciativas populares, organizaciones de género, raza y sexualidad, hasta las asociaciones profesionales, estudiantiles, ambientalistas, al igual que partidos políticos y sindicatos.

Contrario a las opiniones de quienes consideran a la sociedad civil como una molesta creación contemporánea para contrariar las directrices gubernamentales, sus orígenes se remontan al antiguo Imperio Tebano (3000 a.C.), en donde luego de las masivas ceremonias religiosas se debatían problemas agrícolas, comerciales y del gobierno, a pesar de la rígida estratificación social.

El modelo fue perfeccionado en la Atenas del siglo V a.C, donde los ciudadanos reunidos en el Ágora discutían la política de la Ciudad–Estado, y dio origen a la democracia directa, precursora de nuestra democracia representativa.

Sin embargo, la acepción más próxima al concepto contemporáneo se le debe a uno de los padres de la democracia norteamericana, Alexis de Tocqueville, quien en su obra La democracia en América (1835) destaca el papel de la participación ciudadana como garantía en una democracia basada en la cooperación, solidaridad y correspondencia social.

Este planteamiento, que se sobrepone a la sociedad civil contractual (Rousseau, Hobbes, Locke), la sociedad jurídica (Monstesquieu, Kelsen), la sociedad clasista (Marx, Gramsci) sienta el principio de participación y gobierno de mayorías en la política norteamericana que, con altibajos y distorsiones cíclicas, ha regulado la experiencia democrática de aquel país.

Experiencia que algunos políticos y gobernantes nuestros invocan como modelo, pero de la cual solo perciben un destello ignorando la fuerza que la ilumina.

En una democracia participativa y pluralista la iniciativa de organizarse en asociaciones tiene como finalidad redefinir las relaciones entre la sociedad y el Estado, para garantizar la equidad social y la democratización de las instituciones, sin las cuales las actuaciones colectivas no tendrían repercusión y el Gobierno sería un núcleo absorbente de los derechos ciudadanos.

Los derechos de los más humildes, de los trabajadores agrícolas, billeteros, padres de familia y obreros; al igual que los intereses de los empresarios, profesionales y usuarios de los servicios públicos son las semillas que motiva las agrupaciones de la sociedad civil.

Los últimos 50 años han sido decisivos en la expansión de lo que Vaclav Havel, dramaturgo y ex presidente checo, denominó “la sociedad civil fuerte”, aquella que ha rebasado el ámbito de simple autosatisfacción, para convertirse en actora del cambio y rectificaciones de la vida política, tal es el caso de la revolución de terciopelo que se gestó en la plaza más importante de Praga y que acaparó la atención del mundo.

En Estados Unidos las organizaciones cívicas fueron decisivas para acelerar la ley de derechos civiles y ponerle fin a la guerra de Vietnam. En el caso de nuestro país, la Cruzada Civilista fue determinante en la lucha contra la dictadura militar.

El presente es alentador para el crecimiento de la sociedad civil, gracias a la incorporación masiva de los ciudadanos en agrupaciones representativas en todas partes del mundo, conscientes de su derecho y deber de cogobernar debido a que la representatividad no es garantía de equidad social ni democracia institucional.

La manipulación, la cooptación de la oposición política, el control de los órganos del Estado y la experiencia de los totalitarismos de izquierda y derecha que dominaron la escena política del siglo pasado y que rondan golosos en el presente, pesan demasiado en la memoria ciudadana de todos los países.

Actualmente, este cogobierno ejercido desde fuera mediante recursos tradicionales de crítica y reorientación, se expande con la incorporación de nuevas tecnologías y los medios de comunicación y logra alcances inusitados favoreciendo la inclusión de sectores tradicionalmente marginados de la vida política de la nación.

Rechazar el cogobierno con la sociedad civil es cercenar a la ciudadanía organizada –la misma que individualmente ejerció el derecho al sufragio y depositó su confianza en los gobernantes– el legítimo derecho a disentir, solicitar rectificaciones y proponer opciones alternas en las acciones políticas del gobierno.

Por medio de la sociedad civil la masa dispersa y serializada de los individuos en el colectivo social toma forma, se concentra y se convierte en la sustancia misma de la vida democrática, pues en ella –citando a Rousseau– “la voluntad de todos se convierte en la voluntad general”.

Desconocer este logro de las sociedades modernas es dejar abierto el camino a la autocracia y a la más rudimentaria forma de totalitarismo.

http://impresa.prensa.com/opinion/Cogobierno-sociedad-civil-democracia_0_2839966100.html

domingo, 11 de abril de 2010

Vuelve el debate sobre la minería

Ela Urriola

“Sueños de oro, corrientes envenenadas”, con este título vio la luz la investigación de Jim Lyons y Carlos de Rosa, publicada por el Centro de Políticas Mineras (Washington, 1997) que ha servido como referente en numerosos debates sobre minería en el continente, obligando a tomar medidas preventivas sobre el tema.

Así, mientras la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, sanciona una ley prohibiendo la minería –en especial la de cielo abierto, dominante hoy en día por el menor costo de operación– y en Ecuador y Chile los gobiernos hacen los ajustes para prohibir la actividad, el Sr. Ricardo Martinelli proclama a viva voz su disposición de permitirla para incentivar el desarrollo del país.

Lo que por allá no se puede, aquí “sí se puede”. De manera que su ministro de Comercio, por debida obediencia –como en tiempo de los militares– o, por simple “mala fe” –el acto de engañarse a sí mismo para engañar a los demás, (Sartre, 1943)– sale a la palestra televisada promoviendo las bondades del proyecto y la urgencia de modificar el Código de Minería.

Contrario a la minería subterránea, que aprovecha las vetas para extraer mineral de calidad, la de cielo abierto remueve grandes extensiones de la capa superficial para obtener mayor cantidad de material en el subsuelo, pero de inferior calidad.

El uso de grandes maquinarias, cintas transportadoras, tuberías de lavado y uso de explosivos permiten remover montañas enteras en cuestión de horas. El proceso requiere que el yacimiento abarque vastas extensiones y se encuentre cerca de la superficie; como consecuencia, se cavan cráteres gigantescos que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y 500 metros de profundidad.

Pero el daño no se limita al epicentro de la explotación, lo más afectado es la periferia que puede abarcar miles de kilómetros a la redonda debido a la deforestación, contaminación de aguas, del subsuelo y la degradación general del ecosistema. En los casos de las minas para extracción de oro, como Petaquilla, el uso de la lixiviación con cianuro –procedimiento para lograr la precipitación del oro rociándolo con cianuro (75 gls por pie cúbico de material)– se logra la extracción de un gramo de oro por tonelada de material, contaminando las aguas superficiales y subterráneas, y eliminado toda forma de vida a su alrededor.

Según especialistas en la materia, (Vaughan, Salinas, Elizondo y Kussmaul) luego de investigaciones en Argentina, Chile y Costa Rica, los efectos colaterales más sensibles son: devastación y modificación de la morfología que deja al descubierto grandes cantidades de material estéril; afectación del entorno y pérdida de atracción escénica; contaminación del aire; afectación de las aguas superficiales y subterráneas; impacto sobre el microclima; afectación de flora y fauna y fauna; contaminación residual del entorno e impacto sobre poblaciones desplazadas por la extensión del proyecto.

El saldo negativo a largo plazo no compensa de ninguna manera los daños por una actividad con una duración estimada de 20 años.

El proyecto minero de Cerro Colorado, utilizado como distractor de opinión durante los debates de los Tratados del Canal, logró su objetivo y luego fue olvidado por razones que nadie pudo explicar. Los yacimientos cupríferos que supuestamente excedían las posibilidades de la mina El Teniente, en Chile, no fueron jamás mencionados y quedó en un limbo hasta el presente, cuando posiblemente sea utilizado real o hipotéticamente para una finalidad gubernamental.

El hecho es que la extracción de cobre, al igual que la de oro u otro mineral, a pesar de utilizar otros purificadores químicos, contaminan y afectan de la misma manera el entorno y la vida humana en todas sus facetas. De manera que el “ahora le toca al pueblo” parece no incluir las comunidades indígenas o campesinas víctimas directas del proyecto, ancestralmente expuestas al exterminio por hambre y enfermedades y que ahora son amenazadas por una moderna forma de genocidio sin necesidad de cámaras de gas: la contaminación.

La premura y entusiasmo con el cual el Sr. Martinelli expresó: “Con mucho gusto la cambiamos (la ley). Yo quiero que el gobierno coreano, junto con accionistas canadienses, norteamericanos y de la bolsa de valores, desarrollen esa mina (yacimiento de cobre de Cerro Colorado en la comarca Ngäbe-Buglé)”, nos trajo del inconsciente un oscuro pasaje de nuestra historia escenificado en una habitación del Waldorf Astoria hace poco más de una centuria y que costó 80 años de sufrimientos. ¿No será que la pandereta por los corredores es para acallar las cascadas de cianuro? Ojalá los inversionistas coreanos nos dejen suficiente cobre para el busto del Sr. Martinelli en alguna plaza de Tolé.

http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2010/04/11/hoy/opinion/2150300.asp

sábado, 10 de abril de 2010

Jerusalén, sitio de paz

Pedro Luis Prados S. 

La palabra hebrea Yerushalayim que designa la ciudad procede de las palabras Yeru (casa o sitio) y Shalem (paz), por lo que Jerusalén significaría “sitio o casa de la paz”. El nombre árabe es Al–Quds, “lo sagrado”. Significados paradójicos para un lugar marcado por milenios de violencia y profanaciones bajo banderías de fe o políticas. Poblado hace seis milenios por nómadas semitas se desarrolla lentamente y para el año 3000 a.C., en la Edad de Bronce, los vestigios revelan un emplazamiento amurallado y organizado socialmente. No obstante, la tradición bíblica establece que la ciudad fue fundada por Sem y Eber, ancestros de Abraham.

Habitada durante un milenio por los jebuseos es invadida por los hebreos bajo el mandato de David, rey de Israel y Judá, quien la hace su capital (1004 a.C.); su hijo Salomón construye el Templo para el custodio del Arca de la Alianza y las Tablas de la Ley, introduciendo la religión en el destino de la ciudad. Con la disgregación del reino de David pasa a ser la capital de Judá y por su esplendor es víctima de sucesivas invasiones. Desde el siglo VI al siglo I a.C. es dominada por los asirios (630–597a.C.); babilonios (597–546 a. C) que arrasan la ciudad y destruyen el templo; persas (546–332 a.C.); macedonios (332–312 a.C.); seléucidas (312–130 a.C.) y, luego de un periodo de relativa autonomía, los romanos bajo las órdenes de Pompeyo en el 64 a.C. hasta la disolución del Imperio de Oriente en el siglo VI d.C.

La caída de Roma facilitó la ocupación musulmana por cinco siglos, hasta la Cruzada del papa Urbano II en 1099 para “recuperar los lugares santos”. Las tres cruzadas que se sucedieron hasta el 1244, mostraron la crueldad de las guerras religiosas con matanzas como la de Acre, donde Ricardo Corazón de León ejecutó a casi toda la población. Tras la retirada de Ricardo I en 1187, Saladino retiene la ciudad que se mantuvo bajo dominio musulmán hasta 1517, cuando pasó al control de los turcos con Solimán el Magnífico. En 1917, con la derrota turca en la Primera Guerra pasó a dominación de Inglaterra por mandato de la Sociedad de Naciones.

La partición de Palestina por la ONU (1947) en dos territorios –uno judío y otro árabe– coloca la ciudad bajo control internacional y crea el Estado de Israel lo que aumenta las tensiones y origina el conflicto Árabe–Israelí con una secuela de tres conflictos armados (1948, 1967 y 1973). La amenaza sobre valiosos sitios hizo que la ONU emitiera la Resolución 194 de 1948, que expresa: “… dados los lazos que la vinculan a tres religiones mundiales, la zona de Jerusalén, incluyendo la municipalidad actual de Jerusalén y las aldeas y centros que la rodean, … debe ser objeto de un trato especial y distinto al de las otras regiones… y colocada bajo el control de las Naciones Unidas”. En la Ciudad Vieja están los santuarios más importantes de las tres grandes religiones monoteístas: el Muro de las Lamentaciones del judaísmo, el Monte del Calvario y la Iglesia del Santo Sepulcro del cristianismo y la Mezquita de Umar en la Cúpula de la Roca del islamismo, las cuales comparten una herencia común.

Las guerra de 1948 deja a Jerusalén Oriental bajo mandato jordano y la occidental en control israelí. La derrota en el conflicto de 1967 de la República Árabe Unida culminó con la anexión de la ciudad a Israel. En 1980 es declarada capital del Estado de Israel, mediante la Ley de Unificación (Ley Jerusalén) –con el propósito de disuadir las pretensiones de Palestina de situar su capital en la sección Este y en la Ciudad Vieja. Ante esa iniciativa la ONU emite la Resolución 478 del Consejo de Seguridad –con la abstención de Estados Unidos– que declara la Ley “como una violación del derecho internacional… y supone un obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera”, y llama a sus miembros para que retiren sus embajadas de la ciudad. Tras una larga polémica jurisdiccional entre Israel, Palestina y Jordania y con la mediación de la ONU, la Ciudad Vieja fue declarada en 1981 Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. En 1982 Jordania pide incluirla en la “Lista del Patrimonio de la Humanidad en Peligro”, debido a proyectos urbanísticos de Israel que afectaban el núcleo histórico.

Aseverar que el destino de Jerusalén está ligado a Israel y le corresponde a éste “ser guardián de la capital del mundo”, como señaló el Sr. Martinelli es desconocer la historia y un derrubio diplomático. El pueblo hebreo sólo la tuvo durante 400 años luego de la invasión de David –que la ocupó, no la fundó– y en la actualidad Israel sólo tiene 40 años de controlarla, de la misma manera que el mandato cristiano sólo duró 70 años. De los seis milenios de historia de la ciudad la presencia cristiana e israelí son las más efímeras y tal vez las que menos huellas han dejado en su cultura y mentalidad. Afirmaba Aristóteles que frente a los apasionamientos o intereses, la prudencia es la necesaria virtud del político.

El valor estratégico y las pasiones religiosas han hecho de la historia de la ciudad una zaga de fanatismos y sufrimientos. Es posible que sea un verdadero sitio de paz cuando adquiera carácter de ciudad–Estado y se reconozca su derecho de autonomía ganado por el dolor acumulado; pero también cuando comprendamos que las tres creencias religiosas tienen los mismos orígenes, sus textos relatan los mismos hechos, predican las misma moral, veneran los mismos profetas y sobre todo, ese Dios objeto de adoración con diferentes nombres es el mismo para todos.

http://impresa.prensa.com/opinion/Jerusalen-sitio-paz_0_2813718691.html

miércoles, 7 de abril de 2010

Dinero y terror

Roberto Arosemena Jaén

Desde que el dinero anuló el trueque, se empezó a pensar en serio sobre su significado. Personajes influyentes de la primera revolución exitosa de occidente, la norteamericana, pienso en Benjamín Franklin y Barack Obama (1776–2010), le atribuían un papel instrumental, pero sumamente peligroso.

Una especie de demonio que transformaba a los hombres en ambiciosos, pervertidos y prepotentes. Cuando Bush se retiraba por el patio trasero, en el salón principal de la Casa Blanca, se oyeron gritos contra el becerro del dinero. Hoy, Europa exige que los bancos paguen por el costo de asegurar el valor del dinero e, ingenuamente, el Presidente estadounidense vigila la reducción de los ingresos millonarios de los grandes ejecutivos y ha perdido la noción de bosque por la percepción de árbol.

El cristianismo ya había hecho el gran esfuerzo entre Carlo Magno y Napoleón (800 a 1808) de prohibir legalmente el precio del dinero (cobro de intereses por préstamo). Aristóteles afirmaba que el dinero no tenía valor. Valor tienen los bienes que satisfacen necesidades básicas del animal humano.

Marx caracterizaba el sistema del dinero mercancía como la esencia del capitalismo decadente, y Benedicto XVI califica como pecado capital el enriquecimiento excesivo y contribuir al aumento de la brecha entre hambrientos inseguros (pobres) y gente satisfecha y asegurada (ricos con dificultad para meterse en el ojo de la eternidad).

“Poderoso señor es Don Dinero” cantaban los poetas hispánicos e, incluso, los académicos más prestigiosos del mundo de la ética y el derecho actual claman por la necesidad de domesticar ese poder de cambio que enriquece y empobrece.

Organismos internacionales y gobiernos diseñan e inventan convenios para reducir y evitar el “blanqueo de capitales”. Con dificultad se puede distinguir el dinero sucio y el dinero limpio. Dinero es dinero, respaldado por los poderes fácticos de la política y el consumo.

 En Panamá también llueve y no escampa. El dinero nos está enredando y sorprendiendo. La reciente recompra de los corredores ha hecho reflotar la duda y el “aventurerismo” financiero del gobierno. Todavía no hemos pagado los peajes, y ya el mercado de bonos corporativos de ICA los está vendiendo a 150 millones devaluados. Ni el dinero fresco de la CSS asegura la viabilidad de esa empresa –ficticia hasta el momento– que será ENA (Empresa Nacional de Autopistas), promovida por el Ministro de Finanzas. Pienso, repentinamente, en la posible empresa que compre la autopista de Panamá-Colón, la cinta costera y toda la red vial y de carreteras de la República.

Pienso en la recompra del tercer juego de exclusas y la colocación en la bolsa de los bonos corporativos del Canal, que cubrirán los peajes por los próximos 30 años (quién me puede garantizar que no será una medida de este gobierno de financistas y banqueros).

El gobierno del cambio está a punto de entregar el transporte metropolitano (Metro Bus) a una empresa que, sin lugar a duda, conocerá toda la letra menuda de ICA y Pycsa; Unión Fenosa y Cable & Wireless; Slim y Oldebrecht. Toda inversión futura multimillonaria –el negocio de la basura lo es a nivel municipal, el metro a nivel nacional– debe ser aprobada en referéndum con el 50% de la participación electoral. No se pueden repetir los plebiscitos del Canal sin partidos y sin democracia, o con menor número que el 50% de los votantes.

Es hora de frenar la impulsividad financiera que se inició irresponsablemente con las privatizaciones y concesiones del gobierno de Ernesto Pérez Balladares, y se recrudeció con la sesión de derechos de los ingresos de los peajes del Canal con el “plebiscitado” Cuarto Juego de Esclusas que realizó el segundo gobierno PRD, con apoyo abierto de Cambio Democrático.

 No se puede continuar poniendo en manos de ningún gobierno la riqueza soberana del Estado panameño. Las expectativas de cambio para mejorar, como el decreciente optimismo sobre la gestión financiera del actual gobierno, son apuestas mediáticas que solo interesan a los manipuladores del populismo de una sociedad empobrecida.

Ni PRD ni CD. Apostamos a un Panamá disciplinado y consciente de la crisis financiera que ocupa y preocupa a los mejores cerebros y gobiernos del planeta.

http://impresa.prensa.com/opinion/Dinero-terror_0_2811468983.html

viernes, 19 de marzo de 2010

Lógica en la toma de decisiones judiciales

Francisco Díaz Montilla

El título del presente trabajo nos remite directamente a las siguientes preguntas: ¿qué es la lógica?, ¿qué es una decisión?, ¿qué es una decisión judicial?, ¿de qué manera la lógica podría ayudarnos en la toma de decisiones? Abordaremos, en primer lugar, cada una de estas preguntas; luego abordaremos la compleja actividad de la toma de decisiones en el ámbito legal y exploraremos algunas consecuencias deontológicas que la toma de decisiones judiciales entraña para el tomador de decisiones (jueces, magistrados, fiscales, etc.)...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/03/logica-en-la-toma-de-decisiones.html

miércoles, 10 de febrero de 2010

La barba en remojo

Pedro Luis Prados S.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial el clérigo Martin Neimoller (1892–1984) fue liberado del campo de Dachau y por la firmeza en sus creencias durante los ocho años de cautiverio es proclamado presidente del Concilio Mundial de Iglesias Protestantes en la Semana Santa de 1946.

En su discurso pronunció unas palabras muy breves –equivocadamente atribuidas después al dramaturgo Bertolt Bretch– que lo eternizaron en la mente de los hombres libres: “Primero los nazis vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada”.

El silencio siempre ha sido el principal instrumento utilizado para someter a los pueblos. Esa bella actitud en la poética amorosa se convierte en torturante herramienta cuando se impone en la vida política.

No denunciar aquello que consideramos injusto o bien callarlo porque no nos conviene o favorece a aquellos por los que no sentimos simpatía, equivale a hacerse cómplice de la injusticia y lo que es peor, a la violación de la ley, ese caro principio de convivencia por el cual han luchado todas las sociedades civilizadas.

Luego de los pasados comicios electorales, los panameños nos sumimos en un letargo mediático en espera de los cambios anunciados y expectantes por una transición que auguraba más rupturas que continuidad en los proyectos estatales.

En los primeros tres meses se le dio al Ejecutivo todas las facilidades para que diera rumbos a la administración pública con nuevos criterios gubernamentales, pero lamentablemente los primeros cien días que estremecieron el país no lograron lo esperado, pues la bilis del resentimiento se esparció sobre los empleados públicos, los políticos salientes y sobre los proyectos ejecutados o pendientes. Como la Inquisición, el afán de quemar pecadores estaba por encima de la misión de predicar la palabra. El pueblo panameño, como buen rebaño, aguardó paciente.

Pasados ocho meses, el panorama es más atemorizante. Una cadena de acontecimientos ha puesto a prueba la solidez de nuestras instituciones y la firmeza de sus funcionarios y sumido al país en un permanente estado de zozobra. No se trata solo de equívocos por inexperiencia, muchos son actos impositivos con claro conocimiento de la norma y a contrapelo de ella. Todo parece orientarse a establecer controles sobre los otros órganos del Estado haciendo uso de mecanismos de presión o de desestabilización de las fuerzas actuantes, pero también de mantener un estado de sitio sobre los adversarios políticos con procesos reales o incoados sobre expedientes inconclusos.

Desde la comedia que significó la escogencia de los magistrados de la Corte Suprema, en donde se hizo escarnio de la sociedad civil, hasta el kafkiano drama de la separación de la procuradora y el nombramiento del suplente, hemos seguido un guión concebido para que nuestro sistema de justicia responda directamente al teclado del Palacio de las Garzas, en el cual la confusión y la distorsión de los preceptos constitucionales ha sido el recurso de la trama, con la consecuente pérdida de credibilidad y crisis de idoneidad. El resto de la sociedad, distante y silenciosa, ha presenciado los eventos con la configuración mental de quien dijera “la Corte Suprema solo le importa a los ricos”.

El afloramiento de las atávicas prácticas de desviación de fondos, comisiones y prebendas del Legislativo y el sesgo que se le diera al manejo del informe del FIS y la difusión de los actos de corrupción, nos hace pensar en una cuidadosa selección de “chivos expiatorios” con la cual se dará paso a la designación de suplentes comprometidos de forma efectiva con los lineamientos ejecutivos.

Defenestración selectiva que sin duda será expedita por la efectividad demostrada de la Corte Suprema en el caso de la procuradora, pero que también coloca una espada de Damocles sobre el resto del organismo. Con recursos así, no es necesario el incendio del Reichstag.

Sumado a lo anterior, sufrimos el despliegue policivo para protegernos de la delincuencia en los cuales los retenes, requisas y vigilancia reforzados con recursos tecnológicos en cada esquina nos hacen sentir atrapados en un mundo robotizado, como personajes de la novela de H.G. Wells. Mientras ponemos nuestra barba en remojo seguimos escuchando la matraca inquisitorial que precede las grandes quemas. Si un mérito tiene el gobierno electo en los pasados comicios, es el haber resucitado la Cruzada Civilista después de veinte años de inacción tras el derrocamiento de la dictadura de Manuel Antonio Noriega.

http://impresa.prensa.com/opinion/barba-remojo_0_2769473164.html

miércoles, 27 de enero de 2010

En la nave de los locos

Pedro Luis Prados S.

Hyeronimus Bosch, mejor conocido como El Bosco (1450-1516), pintó a principios del siglo XVI una de las obras más representativas del renacimiento en la que se pone de manifiesto la naturaleza humana. Sátira cruel, “La nave de los locos” es la simbología de la marginalidad de los enajenados mentales en una época en que los avances médicos eran nulos y la superstición y el fanatismo religioso dominaban el conocimiento.

Dicha nave nunca existió ni recorrió el Rin y sus afluentes sin detenerse, como lo demuestra Michel Foucault en su Historia de la locura en la época clásica, pero lo cierto es que los orates eran víctimas de masivas expulsiones en las ciudades de la Edad Media y deambulaban en los campos formando hordas con leprosos, venéreos y supuestas brujas.

Mucho ha cambiado el tratamiento de la locura y el perfil que figuras como Kreapelin, Bleuler, Freud, Jung, Jaspers y Bateson, entre muchas otras, han dado al estudio y tratamiento de la esquizofrenia es alentador.

Los dementes ahora son objeto de cuidados especiales en que los encerramientos, ataduras y baños de agua fría son cosas pasadas e incluso social, religiosa y penalmente se les exime de responsabilidad por actos que afecten las normativas sociales o legales.

La experiencia clínica y ética en el tratamiento de los pacientes mentales ha logrado niveles insospechados de calidad y que, sin duda, deben ser perfeccionadas. La demencia implica un alto grado de pérdida de realidad y la inmersión en un mundo de fantasías que generan actos irreflexivos, en que los impulsos y la fragmentación de la conciencia son dominantes, de allí que la libertad y la responsabilidad no son categorías para evaluar su comportamiento. El cuidado, protección y sobre todo la exclusión de tareas con excesivas responsabilidades son medidas para proteger a los demás y a ellos mismos de la irracionalidad de sus actos.

Cuando en la pasada campaña electoral observamos que uno de los lemas del actual grupo dominante era “Los locos somos más”, me pareció original y pensé en entusiastas seguidores de Cervantes o de Erasmo de Rótterdam que esgrimían la locura como una forma metafórica de criticar el sistema. Imaginé Quijotes, Hamlets, Werthers, tratando de mantener a flote la nave del Estado, pero en verdad no creí en ningún momento que el libreto se llevara a escena.

Error de apreciación porque la historia del siglo XX está llena de estos casos de locura colectiva en que las masas al son de un jingle, una jaculatoria, una imagen o un mito étnico-racial se desbordan en frenéticas persecuciones contra sus semejantes. Pasé por alto que napoleones indianos, histriónicos fürhers y pequeños duces deambulan insomnes por estas latitudes.

Atónitos contemplamos seis meses de megalomanía, oligofrenia, delirios paranoides, caprichos hebefrenicos, racionalizaciones, mitomanías y alguna catatonia que no transmite ni recibe, extenderse en oficinas públicas sembrando el desconcierto y la inseguridad.

Para satisfacer delirios de grandeza vimos la infantil vehemencia por villas navideñas para el récord Guiness, gigantescas piscinas de arena y el sueño de una babilónica torre en tierras de relleno. Alguna obsesión de santidad, como las purificaciones de Savonarola, tuvo como escenario el asalto delirante a impíos lugares —aunque faltó una buena quema de libros—, seguida por la demolición con pico y retroexcavadoras de muelles y estructuras sin echarle un ojo a los contratos: una dosis de valium y algunas demandas calmaron los ánimos.

Vemos a diario funcionarios culpar a los adversarios, subordinados o contratistas de acciones irresponsables con racionalizaciones próximas al delirio y luego, con lógica aberrante, inculparse ellos mismos; otros en manifiesta colusión, que también es pérdida de realidad, esconden informes y documentos para protegerse ellos o sus socios. Acto seguido, con irrefrenable fobia, se ha procedido a expulsar supuestos fariseos de las instituciones públicas sin contar años de servicio, capacidad, carrera administrativa o cuadro social.

Como en este país de zambos, negros, indios y ñopos no se puede argumentar la pureza de raza se tomó como referente la pertenencia al partido de oposición para ser relevado o de vacaciones y después “ver qué se hace”. Esta obsesión se extendió con las investigaciones de funcionarios de la pasada –no de la antepasada- administración, provocando histeria en todo el sistema judicial y extenderla luego al legislativo con la “coronación digital” de dos magistrados, salpicados por el capricho de un avión nuevo, las contrataciones a voluntad y el mito de la inagotable arca del Estado

El nuevo año nos ha traído, para calmar delirios persecutorios, retenes y cámaras en las principales vías de la ciudad con el pretexto de frenar la violencia, mientras los delincuentes tiran balas en toda la periferia. Y para abreviar, entre planos y fantasmagóricas licitaciones se moderniza el transporte con metrobús, metromito y nuevas rutas en el “lego” de sus creadores; mientras chatarras, canarios, piratas y usuarios se despanzurran en las paradas y carreteras para poder ganar el pan de cada día.

Por el momento han tomado la iniciativa de usar por fuerza camisas del mismo modelo, de manera que todo será más fácil si la cosa se agrava. Mientras, y como siempre hay excepciones, pedimos al ala cuerda del gobierno que sirva de contrapeso y frene al ala demente del mismo, no sea que terminemos todos en la Nave de los Locos bogando a la deriva en las contaminadas aguas de la bahía.

http://impresa.prensa.com/opinion/nave-locos_0_2758974242.html