domingo, 11 de julio de 2010

Lógica y aritmética

Francisco Díaz Montilla

Los niños tienen que lidiar con conceptos y operaciones matemáticas desde pequeños. En primer grado, o tal vez antes, los pequeños estudiantes empiezan a trabajar con cantidades y las operaciones básicas de la aritmética. En muchos casos, crecerán y seguirán usándolas, aunque no serán capaces de responder a preguntas tan básicas como qué es un número o cuál es el fundamento de una expresión aritmética...

http://doxa-filosofica.blogspot.com/2010/07/logica-y-aritmetica.html

sábado, 10 de julio de 2010

Un año en la Alcaldía

Pedro Luis Prados S.

El más reciente sainete político me hace recordar aquella vieja ranchera de Vicente Valdés, cantada por mi madre durante los quehaceres matutinos: “Hace un año que yo tuve una ilusión/ Hace un año que hoy se cumple en este día/ Recordando que en tus brazos me dormía/ Y yo inocente, muy confiado te entregué mi corazón”. Solo un año, no hubo paciencia para más. Si hubiera sido todo el quinquenio diríamos que estamos acostumbrados al sufrimiento o, por el contrario, inmersos en un jolgorio donde prima la diversión y la chabacanería. Afortunadamente solo fue un año y suficiente para que el Presidente –que tiene una gran capacidad de tolerancia para asimilar los desbarres de sus acólitos– haya dado por terminada la pantomima escénica de la administración de Bosco Vallarino al frente de la Alcaldía capitalina.

Y como nuestra Constitución sirve para arropar todos los fracasos e incompetencias, el defenestrado personaje alude haber sido electo por la voluntad popular y, por lo tanto, no puede ser removido del cargo si no es por una revocatoria de mandato. Pero lo que no entiende, o no puede entender, es que esa revocatoria ha sido dada ya en múltiples ocasiones por los comentarios de sus propios colegas, la repulsa demostrada en innumerables encuestas, la burla de sus electores ante sus descabelladas ideas, los fracasos de proyectos inconsultos y, sobre todo, el delirante ridículo de sus argumentos defensivos. Lo que ha hecho el Presidente, esta vez con un verdadero apoyo popular, es hacer efectiva esa revocatoria tácita dada por la inmensa mayoría ciudadana, mediante una comedida solicitud de renuncia.

Como todo tiene su final, ahora resulta que en el cierre del acto el culpable es la víctima y los chicos malos, como en todas las escenas anteriores son los demás. Al igual que la obligada adopción de la ciudadanía norteamericana cayó sobre las espaldas del presidente Pérez Balladares; la culpa de la emisión del cheque para el viaje de su esposa cayó sobre un pobre funcionario de tesorería; el fracaso de contrataciones de las villas navideñas cayó sobre los concejales del PRD; el problema de la basura fue culpa del alcalde anterior y el de las placas del funcionario que no hizo la contratación, ahora la culpa del fracaso de su gestión son los funcionarios del aliado Cambio Democrático por su incompetencia. E. Jones en 1908 llamó esta conducta racionalización y la definió como: “procedimiento mediante el cual el sujeto intenta dar una explicación coherente, lógica o aceptable moralmente, a un acto, idea o sentimiento, etc., cuyos motivos quiere encubrir mediante el convencimiento personal. Un mecanismo lógico que parte del justificarse a sí mismo para engañar a los demás”.

En otras palabras, una forma de mentirse a sí mismo para luego intentar convencer a los demás con un argumento en apariencia racional. El autoengaño y la racionalización no es nada extraño entre los panameños, forma parte de la patografía nacional a la par del “juega vivo” y otras pequeñas manipulaciones. Por nuestra mente pasan personajes abanicándose con billetes de cien ante las cámaras; fotos seriadas de una docena de legisladores beneficiarios de inversiones sociales destinadas a niños y madres solteras; contratos leoninos de proyectos dudosos y concesiones amicales de prebendas estatales y todo… absolutamente todo, debidamente justificado en el nombre del pueblo, por las necesidades del pueblo y el inevitable bienestar del pueblo. De manera que el Sr. alcalde no es una excepción y su malestar no es más que una proyección de ese extendido mal nacional.

Lo realmente ponderable es que el Sr. Martinelli se haya dado cuenta de que “algo podrido huele en Dinamarca”, como dijo Shakespeare, y que todas las cosas no marchan como un megadepot utópico. Que todo no es perfecto y sus funcionarios no son la crema de la intelectualidad.

Que la calificación de las encuestas de su primer año de gestión no alcanza un puntaje para la rehabilitación en nuestro sistema educativo. Y, sobre todo, que haya iniciado una depuración que permita a los más capaces y no a los más vocingleros en la campaña, asumir los cargos de responsabilidad y decisión en su gobierno.

Importante, además, que se haya dado cuenta de que a pesar de que los locos son más, no puede mantenerlos a todos en la misma nave (me refiero a la “Nave de los locos” del Bosco, el pintor flamenco, no el saliente) por riesgo de naufragio, y aquellos de los que no puede deshacerse mantenerlos en una jaula que pueda llevar en sus viajes. Pero sobre todo, y sería lo más valioso, que deje de echar la culpa a los demás de las limitaciones de sus colaboradores y emprenda un programa intensivo de administración moderna de la gestión pública a su equipo de gobierno.

http://impresa.prensa.com/opinion/ano-Alcaldia_0_2881961878.html

sábado, 3 de julio de 2010

Rector contra docente

Roberto Arosemena Jaén

Absoluta veracidad es el criterio que el secretario general de la Universidad de Panamá dice tener para aclarar ante la opinión pública la suspensión del profesor Jaime Turner. Tanto la verdad como el absoluto son conceptos filosóficos de enorme significado. Por la verdad absoluta se vive y se está dispuesto a morir. Es el problema de la religión. Las guerras religiosas son terribles porque los beligerantes están convencidos moralmente de que la verdad y la justicia están de su parte y que los infieles deben eliminarse.

¿Cómo ha logrado el profesor Candanedo revestirse de tal autoridad? ¿Cómo es posible desencadenar una guerra religiosa contra un docente que dice y escribe lo que considera que es correcto?

Como antecedente, el profesor Candanedo hace pública una amonestación que se dio en el claustro universitario en enero de 2004. Se le dijo “mentiroso” a Gustavo García de Paredes mientras hacía uso de la palabra. Esta acción es calificada como “una lesión a la dignidad y la honorabilidad de la autoridad superior universitaria”. En realidad, podría ser tipificada como una injuria si la víctima se querella ante el Ministerio Público. Ahora queda como un abuso de autoridad. El argumento voluntarista no fundamenta ninguna verdad humana y hace, por el contrario, sospechosa cualquiera reacción al respecto.

Al pasar a los hechos que motivan la suspensión de Turner, Candanedo cita artículos de opinión publicados en agosto de 2009. Turner afirma que el rector maneja la Universidad “con una gran corrupción subastada por el clientelismo político” y termina llamándolo “vándalo”. Se vuelve a evidenciar, repite el secretario general de la Universidad de Panamá, Miguel Candanedo, el “irrespeto y maceramiento a la dignidad del señor rector de la Universidad de Panamá, Dr. Gustavo García de Paredes”.

De aseveraciones sobre el estilo administrativo “vandalizado” de manejar la Universidad por un rector de turno –es lo que está afirmando el profesor Jaime Turner– concluye Candanedo que el docente suspendido “insulta, vitupera y desprestigia la Casa de Méndez Pereira –así llama a la Universidad de Panamá– y a sus autoridades”.

No se entiende la exageración y la desproporción con que Candanedo y el Consejo Académico analizaron las opiniones de un docente en contra de un colega que funge “temporalmente” como rector. Se salta de una pretendida injuria personal a una lesión institucional en perjuicio de la Universidad de Panamá. Lo que es motivo –o debe ser motivo– de preocupación y el inicio de una investigación a fondo sobre la denuncia de “clientelismo político” o administración vandalizada, que valientemente hizo el profesor Turner, se encubre con la indignación por el sacrilegio cometido.

Me viene a la memoria la “sacrosantitas” que tenía el cónsul y el Tribuno de la plebe en Roma con la transferencia institucional que el Prof. Miguel Candanedo hace de la personalidad del profesor García de Paredes.

El Consejo Académico de la Universidad de Panamá debe reconsiderar la medida contra Turner, solicitar una auditoría administrativa, que de manera transparente establezca si hay o no hay “clientelismo político”, si existen los méritos para señalar una “administración vandalizada y llamarle la atención al profesor Candanedo, por la carta enviada a La Prensa, el 21 de junio del presente.

Hace un año, la Corte Suprema de Justicia revocó la suspensión por dos años del Dr. José Eulogio Torres Ábrego y obligó a la Universidad a pagarle salarios caídos. ¿Cómo puede llamársele a una administración que sanciona temerariamente a sus docentes sin importarle el costo de sus “ocurrencias”? Otro tanto puede suceder con el profesor Jaime Turner de insistir el Consejo Académico en sancionarlo por acciones que no van más allá de opiniones sustentables sobre la gestión pública de un funcionario del Estado.

http://impresa.prensa.com/opinion/Rector-docente_0_2876712409.html