miércoles, 2 de marzo de 2005

La libertad de enseñanza

Roberto Arosemena Jaén

La peor esclavitud es la del pensar. La mejor libertad del humano es la de pensamiento. La Constitución panameña ha mantenido un principio por inercia, pero un principio fundamental para el desarrollo de la ciencia, la filosofía y la religión. Me refiero a la libertad de cátedra que establece la Constitución Política de la República y que la Ley Universitaria, 11 de 1981, en el artículo 5 desarrolla al establecer que la Universidad de Panamá "consagrará la libertad ideológica y de expresión en el ejercicio de la cátedra, así como en las investigaciones y publicaciones académicas".

Cualquier limitación a la libertad de pensar del docente (catedrático universitario) deja sin efecto la libertad ideológica y la libertad de expresión o divulgación de los conocimientos propio de los especialistas en áreas del saber humano universal. Cualquiera pretensión de las actuales autoridades universitarias, me refiero directamente al Consejo General Universitario presidido por el Rector Magnífico, de explicar o interpretar o limitar el ejercicio de la cátedra constituye no sólo una amenaza a las libertades humanas y constitucionales sino un golpe criminal contra el ansia infinita de conocer la realidad y darle la expresión veraz y comprobable que es propio de toda ciencia, filosofía y religión.

El mundo actual está ansioso de distanciarse de la fantasía y retornar a la realidad. Las hazañas del humano por la verdad como actualización de la realidad es la historia de la humanidad. Los espacios de libertad que hemos conquistado como seres pensantes y actuantes nada ni nadie podrá suprimirlo a todos por todo el tiempo. Se pueden restringir por un tiempo a algunos y a todos, pero su costo es tan alto que ya ningun grupo racional y dialogante está dispuesto a seguir intentándolo.

 En el pasado y apresurado referéndum de la universidad para aprobar o rechazar el anteproyecto de ley sustitutorio de la Ley 11 de 1981, se comete la temeridad de definir la libertad de cátedra y se introducen limitantes "personalísimos" que más que materia de ley son propios de una patología de la sicología diferencial. Es regresar a tiempos del estatismo comunista y fascista del siglo pasado, para no remontarnos a la Europa de las guerras religiosas y racionalistas del siglo XVI al siglo XVIII. Entiendo, que después del 11 de septiembre del 2001, el mundo ha sufrido un retroceso en la defensa de las libertades sociales y personales y que cualquiera autoridad se siente legitimada para restringir la libertad de pensar y actuar. Sin embargo, es una actitud nefasta que no se puede extender hasta el claustro universitario.

No vamos a hacernos eco de este retroceso y perseguir la libertad de cátedra de ningún docente que haya cumplido con los trámites y requisitos que exige la universidad. El que no sabe usar su libertad y viola el derecho de los demás, entonces, que responda tanto a nivel civil, administrativo como penal, pero de ninguna forma puede admitirse la restricción y la limitación a la libertad de cátedra y enseñanza fundamentada en la realidad y en sus múltiples formas de actualizarla.

La universidad es lo más universal de nuestra identidad nacional y lo más universal, incluso de un mundo totalmente globalizado. Atentar contra la libertad de pensar y de expresar sus pensamientos de manera responsable, firme y verificable es atentar contra el hablar verazmente e imponer desde un virtual reglamento y estatuto universitario el pánico y la prepotencia del momento. Las universidades siguen siendo hoy, lo que empezaron a ser en la Edad Media y en el Renacimiento, fuente de toda ciencia, filosofía y estudios religiosos.

En ella debe mantenerse la prerrogativa a pensar con la libertad propia del ser humano, sobre todo de aquellos que por vocación, han asumido el compromiso de investigar la realidad, buscar los modelos, hipótesis y postulados más verificables y dar ejemplos de una vida práctica basada en los valores cívicos y morales propios de una humanidad crítica, dialogante y libre para argumentar y contra argumentar sin restricciones y sin cortapisas. En ésto y sólo en ésto consiste la libertad de cátedra como principio humanista universal.

http://impresa.prensa.com/opinion/libertad-ensenanza_0_1415108701.html