viernes, 5 de febrero de 2021

Responsabilidad ética de la empresa

 Francisco Díaz Montilla

¿Es la empresa o corporación un agente moral?, en cuyo caso ¿qué podría esperarse de ella?

Filosóficamente hablando la cuestión no es tan sencilla. Hay al menos dos posiciones: la afirmativa y la negativa. Para la primera, la empresa es una entidad sujeta a derechos y obligaciones, aunque estas son distintas a las de las personas naturales (P. French: The Corporation as a Moral Person). El núcleo de esta postura es que las corporaciones poseen estructuras de decisión corporativa interna en los que se reflejan diagramas organizativos que corresponden a la autoridad (directivos) de la empresa, las cuales permiten determinar cuándo la decisión se toma como autoridad y cuándo no. La empresa es responsable en aquellos actos (u omisiones) en las que los responsables de ella actúen en calidad de tales, y no en otras circunstancias.

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https://puntoaislado.blogspot.com/2021/01/responsabilidad-etica-de-la-empresa.html.

viernes, 7 de diciembre de 2018

¿Erudición técnica o transformación interior? Reflexiones acerca de la profesión filosófica a partir de textos de Heinrich Zimmer y Matthieu Ricard

Ruling Barragán

Resumen

Este artículo hace una serie de reflexiones acerca de la filosofía como actividad profesional en la universidad y en el colegio, tomando como referencia dos concepciones de la filosofía oriental. La primera corresponde a la filosofía de la India en general, según la entendió Heinrich Zimmer; la segunda, al budismo tibetano, según lo comprende y practica Matthieu Ricard. Con ambas concepciones como referentes se realiza una crítica a ciertos aspectos de la filosofía occidental en su ejercicio profesional, valorando aquellos elementos de la filosofía de la India que –a juicio del autor– se requieren en la filosofía de Occidente.

Palabras claves: Zimmer, Ricard, Filosofía, India, Budismo


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Erasmus Año XX No 2- 2018 - ISSN en trámite.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Los sinsentidos del mundo

Ruling Barragán

El significado habitual del término “sinsentido” no debe sernos extraño o desconocido. Por lo general, con él nos referimos a algo absurdo o incomprensible, que no se logra aprehender y, por ello, nos deja perplejos.

Si bien hay sinsentidos triviales o insignificantes, existen otros de extenso y profundo calado. Estos sinsentidos se refieren a la injusticia, el sufrimiento y la muerte del ser humano en la historia del mundo. Las más terribles injusticias nunca son compensadas por los más severos fallos y condenas; los más crueles sufrimientos jamás son mitigados por las mejores terapias o medicinas. Y la muerte no ha sido ni será vencida en ningún momento por ciencia alguna. Las religiones y sus pensadores, si bien han tratado en todo tiempo de brindarnos una solución a lo que las ciencias no parecen poder resolver, hoy día –cada vez más– parecen replegarse y ser descartadas por el progreso científico-tecnológico.

Para las ciencias y sus tecnologías, no existe ningún más allá en que los sinsentidos de la historia se puedan solucionar. A menos que, si imaginamos o soñamos, se lograra inventar una máquina del tiempo que nos permitiese viajar al pasado, y además erradicar todo el mal de la historia. Tal quimera tecnológica, propio de la ciencia ficción de H.G. Wells (autor de la obra Time Machine) o Donald P. Bellisario (creador de la serie, Quantum Leap), no solo sería un maravilloso artefacto para viajar al pasado, sino también un asombroso mecanismo jurídico de alcance cósmico. Dudo, sin embargo, que la tecnociencia actual o futura pueda construir en algún momento lo que en Oriente se atribuye al karma, o en Occidente, al juicio final y el reino de los cielos.

Los sinsentidos del mundo constituyen un problema teórico y práctico a la vez, que ningún ser humano puede escapar, sea creyente o incrédulo. Atañen a nuestra razón y corazón. Ante este problema, la mera fe religiosa tiene el inconveniente de no satisfacer a la razón. La pura ciencia, por su parte, decepciona al corazón. Quedan entonces las reflexiones filosóficas que, sin ser ciencia ni religión propiamente hablando, tienen el compromiso intelectual y moral de atender esta problemática, buscando mediar entre el corazón de la religión y la razón de la ciencia.

Es tarea propia del pensamiento filosófico brindar respuesta al sinsentido que asedia y asola a la existencia humana. Sin embargo, esta tarea no puede realizarse solo con sus propios esfuerzos; la reflexión filosófica necesita tanto del espíritu científico como de la esperanza de las religiones. Ambas, ciencias y religiones, buscan resolver los problemas fundamentales del hombre, que tienen su origen en los sinsentidos del mundo. Pienso que la filosofía no debería ignorarlas.

https://www.prensa.com/opinion/sinsentidos-mundo_0_5131736857.html

miércoles, 26 de septiembre de 2018

La nueva neutralidad

Roberto Arosemena Jaén

Panamá, descubierto por Bolívar, era lo que Corintio para los Griegos. Una franja de terreno que unía dos mares con un poder comercial y militar envidiable para cualquiera potencia. Imperios seculares, fueron destruido por su incapacidad de mantener el control militar del Peloponeso y de su estrecho Canal. Lo curioso de este Canal fue que el promotor, Ferdinand de Lesseps es el mismo que proyectó el Canal de Panamá. La diferencia fue la osadía y el atrevimiento de Theodore Roosevelt de transformar el Canal de Panamá en territorio propio bajo fuerzas militares estadounidenses acantonadas en Panamá contra el ejército colombiano. Esta situación permaneció hasta la firma del Thompson Urrutia y se extendió anacrónicamente hasta el Tratado de Neutralidad y Funcionamiento de 1977. En este período bajo el simulacro libertario de Omar Torrijos Herrera se diseñó el nuevo sistema de neutralidad garantizada por los Estados Unidos.

"Nada en este Tratado impedirá a la República de Panamá ni a los Estados Unidos de América, de acuerdo con sus respectivos procedimientos constitucionales, concertar cualquier acuerdo o arreglo entre los dos países para facilitar, en cualquier momento posterior al 31 de diciembre de 1999, el cumplimiento de sus responsabilidades para mantener el régimen de neutralidad establecido en el Tratado, incluyendo acuerdos o arreglos para el estacionamiento (sic) de cualesquiera fuerzas militares estadounidenses o el mantenimiento en la República de Panamá de sitios de defensa con posterioridad a dicha fecha, que la República de Panamá y los Estados Unidos de América puedan considerar necesarios o apropiados."

Ahora, estamos en el primer cuarto del siglo XXI. China ha llegado al Mar Caribe. Rusia busca acuerdos con países que van delimitando el antiguo “Mare Nostrum estadounidense” Cuba, Venezuela, Nicaragua, posiblemente República Dominicana, países mesoamericanos y el mismo Panamá van estrechando vínculos, unos militares, otros comerciales con China y Rusia y los estrategas estadounidenses que no son mancos ven amenazados los ejercicios Panamax y el control comercial y militar del Canal.

La conclusión para este siclo agitado de nuevos planteamiento geoestratégicos es la necesidad de llega a un nuevo pacto, al primer pacto internacional, de neutralizar las riberas del Canal y el mismo territorio panameño, bajo un protocolo ratificado por el Consejo de Seguridad y aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas.

El problema de la soberanía es la sabiduría de los istmeños de insertar el concepto restringido y limitado de soberanía de un país, en el seno de Naciones Unidas, en forma tal que jamás vuelva a ondear en nuestro territorio el pabellón de los Estados Unidos, sino el pabellón de Panamá junto al pabellón de Naciones Unidas.

Este planteamiento requiere la profundización de nuestros principios nacionales. Como punto de partida, pueden servir los conceptos primarios de autonomía como lo ideo en su momento Justo Arosemena, pero estos conceptos tienen que ser enriquecidos por la experiencia independentista después de 1903 y sobre todo por la efervescencia nacionalista de 1931 en adelante.

El problema de la soberanía panameña entra en una etapa difícil y sumamente compleja en este primer cuarto del siglo XXI. El Tratado Torrijos Carter es insuficiente para el momento actual. El político panameño o se adentra en la paradoja de un país pequeño con la dignidad de una gran potencia mundial o sigue vegetando en el dilema de “quítate tú, porque vengo yo”. En esto consiste la política cultural de los panameños en la actualidad.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Fuero Electoral

Roberto Arosemena Jaén

Todo fuero es un privilegio que la sociedad asigna a ciertas categorías de personas para facilitarle una función pública que beneficie a la comunidad. La constitución política del estado panameño es reticente a conceder fueros: No habrá fueros o privilegios ni discriminación por razón de raza, nacimiento, discapacidad, clase social, sexo, religión o ideas políticas.

¿Por qué, entonces, el fuero electoral para individuos que se postulen a cargo de elección popular sin importar que estén presos, declarados en rebeldía, extraditados y atraviesen una audiencia preliminar de imputación de cargos?

Los magistrados son “tontos especializados” que no logran distinguir el principio que sustenta una norma con el abuso de la norma sobre el principio. Esto sería, al menos, una infracción ética.

Es cierto que la constitución autoriza al Tribunal Electoral a interpretar y aplicar privativamente

la Ley Electoral de acuerdo con los principios que la misma Constitución Política del Estado establece. Dicha interpretación, sin embargo, ni puede ser absurda ni puede equiparar derechos de ciudadanos que gocen, por su conducta, de toda la protección que ofrece la Ley, con ciudadanos en proceso de rendir cuenta a la justicia por sus presuntos actos delictivos, realizados, todos estos, previamente a su postulación.

La interpretación del Tribunal Electoral de que pueden gozar del fuero electoral, incluso, los privados de libertad por virtud de mandamiento escrito, que estén investigados por el Ministerio Público y que están sometidos a medidas cautelares para evitar sustraerse a las consecuencias de un eventual enjuiciamiento, es una forma laza o banal de aplicar la Ley. Con esta decisión se está violando el principio consignado en el siguiente artículo: Artículo 50 de la Constitución. Cuando de la aplicación de una Ley expedida por motivos de utilidad pública o de interés social, resultaren en conflicto los derechos de particulares con la necesidad reconocida por la misma Ley, el interés privado deberá ceder al interés público o social. ¿Es el fuero electoral una ley de utilidad pública e interés social para la vigencia de un estado de derecho y del ejercicio pleno de la democracia?

El Tribunal Electoral, con la concesión banal de establecer fueros electorales, sin examinar la trayectoria previa de individuos al menos sospechosos de cometer ilícitos, está abriendo la puerta a la impunidad y a los sinvergüenzas, además de escandalizar a los ciudadanos que aún tienen credibilidad en un Estado de Derecho.

El fuero electoral es una figura jurídica para garantizar que los ciudadanos puedan participar de procesos electorales sin temor y libres de denuncias penales, civiles y administrativas sobrevinientes al hecho de ser postulados a cargo de elección.

Esa garantía procesal es conveniente y necesaria en una sociedad donde la influencia política, el poder del dinero y de la posición social son mecanismos de acoso a los buenos ciudadanos que aspiran a ser elegidos mediante el voto popular. En este contexto el fuero electoral es legítimo y digno de ser defendido por todo aquel ciudadano demócrata y vigilante de su propia reputación.

En el contexto actual, en un ambiente democrático cada vez más enrarecido, donde posibles delincuentes a punto de ser juzgados se candidatizan a puestos de elección con el objetivo de revestirse de impunidad durante el proceso electoral, la admisibilidad de dichas candidaturas y el inmediato goce del fuero electoral, no sólo es una mala práctica falsamente democrática, sino un escándalo intolerable para la buena conciencia de las mayorías.

Alertamos a los magistrados del Tribunal Electoral de no dejarse llevar por los nefastos precedentes de aplicar de esa manera el fuero electoral. Toda aplicación de la ley tiene como

fundamento su racionalidad, su impacto benéfico a la comunidad, la conservación de los valores democráticos y la sustentación de un régimen de derecho alumbrado por la justicia.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Yo quiero, nosotros queremos


Roberto Arosemena Jaén

El sistema electoral panameño programa nueve meses de agitación política para que la sociedad pueda conocer a su próximo Presidente de la República. El proceso se inicia con un “yo quiero”. El individualismo rampante en búsqueda del poder político supremo.

Si quiero ser presidente empiezo a buscar apoyo, recoger adherentes, mejorar mi imagen pública y conseguir financiamiento. Es un querer con implicaciones sociales, culturales, familiares y sobre todo políticas y económicas. Es un querer que se potencializa por senderos inimaginables. Ya se tiene un Rómulo Roux, un Laurentino Cortizo y una Zulay Rodríguez en la carrera presidencial. Vendrán otros marginales que en los próximos meses tomarán notoriedad. El querer la presidencia es el tema, no el decidirse a ser presidente. La presidencia es un poderoso imán que cobra vigencia cuando no se tiene, cuando se logra tener produce cambios personales y familiares que a veces aterran al votante. Allí se tiene a un Ortega y a un Macri, por mencionar dos ejemplares de la izquierda y la derecha latinoamericana.

Actualmente en Panamá, se ha iniciado la epidemia electoral del “Yo Quiero la Presidencia de la República”. En la peor de las hipótesis se requieren 18 mil votos, en la cínica hipótesis partidista, basta el 30 o el 60% de los adherentes del colectivo. A lo mejor menos, en el caso de partidos sin maquinarias electorales. Lo curioso de estos sistemas electorales es la brevedad del tiempo de divulgación y promoción. Antes era terrible y cansón dicho período que empezaba desde el día uno de la toma de posesión del gobernante elegido. Ahora, apenas se tiene tiempo para imaginarse a un de Rouz a un Cortizo o a un Flores, el Independiente, dirigiendo el órgano Ejecutivo Por lo sorpresivo, el proceso electoral es mediocre y malsano. Se diseñó para improvisar candidatos con visos de legitimidad y para conducir a la mayoría silenciosa al matadero del futuro. No es casual que en 1987 la República del General había colapsado, que en 2009, la República del bipartidismo: PRD-Panameñismo, había logrado tal grado de desprestigio y desbandada, que un Empresario cualquiera, pero ambicioso, se toma el poder presidencial y ahora, está a punto de ser condenado. Después de la perorata del “legítimo torrijista” , el diputado de solidaridad, hay que aceptar la incapacidad y la rapiña del gobierno panameñista sólo emulada por la rapiña de Cambio Democrático, dijo Nito.

Ya faltan siete meses y el torneo electoral mantiene la tónica de desprestigio escatológico del y de los contrincantes. Es sintomático el nivel de seguridad y confianza del colectivo PRD y del nuevo liderazgo emergente de las redes sociales que se expresan en una fogosa y errática dirigente, que en breve podría heredar el “partido de Omar”. Partido creado para darle fiel cumplimiento al Tratado Carter-Torrijos

El problema de este contexto electoral panameño se da en medio de una lucha por banderas en la ribera del Canal. Si el Canal es “pro mundi beneficio” nada más simbólico que en las riberas del canal se desplieguen las banderas de todos los países miembros de Naciones Unidas. Esas más de cien banderas, enarboladas en la Avenida Primera de la Ciudad de Nueva York podrán venir a

Panamá, como testigos de que la Neutralidad del Canal es un asunto de todo el mundo y no sólo de Estados Unidos y Panamá. Nosotros los panameños tenemos que ser conscientes que el mundo actual, orientado cada vez más hacia el belicismo, no puede tener un Canal ampliado, al servicio del paso expedito de uno de los Estados política, comercial y bélicamente más poderosos del Planeta. La venida de China a Panamá subraya nuestra vocación pacifista y nuestra impostergable decisión de hacer de Panamá un Estado Soberano.

Este es el contexto nacional que todo candidato a Presidente de la República debe enfrentar con dignidad y patriotismo, sin dejar espacio para una quinta o sexta frontera.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Contagio semántico

Francisco Díaz Montilla

En Rewriting the Soul, el filósofo canadiense Ian Hacking introdujo el término contagio semántico (semantic contagion) para referirse a la forma en la que la identificación y descripción pública de una condición (acción) crea los medios para su propagación. Ocurre cuando una (nueva) descripción influye en nosotros para reclasificar (etiquetar) las acciones de los demás.

Casos de contagio semántico hay muchísimos, pero tal vez sea el político el contexto donde más expuestos estamos a padecer sus “efectos”. Aunque los medios de contagio son diversos, al menos dos son fundamentales para ello: los medios de comunicación y más recientemente las redes sociales.

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