martes, 17 de junio de 2014

Fe, razón y gnosis

Ruling Barragán

Según Gilles Quispel (1916-2006), investigador holandés de la historia de las religiones, el origen y desarrollo de la cultura occidental se comprendería mejor si atendiésemos tres categorías que han configurado nuestras formas de pensamiento y, por consiguiente, los productos culturales de Occidente. Estas categorías son la fe, razón y gnosis, que – en distintas maneras – han constituido los fundamentos de la religión, la ciencia, el arte y la filosofía en nuestro ámbito cultural.

En las siguientes líneas, presento en breve la valiosa intuición de Quispel, con especial atención a la gnosis, pues esta es la menos conocida.

En términos generales, por “fe” se entiende una forma de comprender el mundo basada en doctrinas religiosas recibidas a través de autoridades, textos e instituciones que alegan tener un origen divino. Por “razón” se piensa en un modo de conocimiento que apela solo a la lógica, los datos de los sentidos y el método científico para aprehender la realidad. Por “gnosis” se denota una manera extraordinaria (a veces llamada “mística”) de conocer lo real y que se estima superior a las experiencias cotidianas, las doctrinas religiosas o la razón científica.

Si bien la fe ha sido la principal base del judaísmo, cristianismo e islam, y la razón, la de las filosofías, ciencias y tecnología moderna, la gnosis ha sido la fuente de inspiración de corrientes heterodoxas –llámeselas religiosas, filosóficas o incluso artísticas–, que han sido marginadas o excluidas del establishment religioso y del científico. No obstante, la gnosis ha tenido siempre recepción en ciertos círculos o movimientos relacionados con las artes, en especial, la música y la pintura.

En la historia de Occidente, a partir del cristianismo, las referencias más tempranas a la gnosis (al menos, a una clase de ella, pues hay varias) las hallamos en los célebres textos gnósticos de Nag Hammadi, descubiertos en 1945 y que se remontan al siglo IV d.C. Sin embargo, “la gnosis de los gnósticos” – valga la redundancia– fue descalificada por el cristianismo oficial, entonces en gestación. No obstante, ciertos padres de la Iglesia, en especial, Clemente de Alejandría (150-215), admitieron una forma de gnosis aceptable para los cristianos, en contraste a la de los gnósticos. En todo caso, dentro o fuera de la Iglesia, diversas formas de gnosis aparecen y reaparecen a través de su historia. Las formas aceptables se ajustan a la doctrina oficial del cristianismo; son las de sus santos y no se les llama gnósticos, sino místicos. Las formas inaceptables no se ajustan y se les denomina herejías. En la Edad Media la más famosa de estas ha sido probablemente la de los cátaros. En ellos se inspiran el escritor Dan Brown y las películas basadas en su bestseller el Código Da Vinci.

En nuestros tiempos, llamados posmodernos, la gnosis vuelve a aparecer. Ahora, en el contexto del vago y confuso concepto de Nueva Era. En América Latina, los movimientos que en él se agrupan podrían incluir desde la “metafísica” de Conny Méndez (1898-1979) hasta el movimiento neognóstico de Víctor Rodríguez (1917-1977). A veces se incluyen también masones o rosacruces, pero estos son anteriores a la Nueva Era. Próceres, políticos, empresarios y educadores en nuestra nación han pertenecido a alguna de estas organizaciones. Todas se suscriben a cierta variedad de gnosis.

Quién diría que la intuición de un historiador y teólogo holandés nos podría servir para entender un poco mejor – o al menos de otro modo – nuestra variopinta cultura.

http://www.prensa.com/impreso/opinión/fe-razón-y-gnosis-ruling-barragán/343506