viernes, 16 de mayo de 2014

La sociedad civil

Roberto Arosemena Jaén

Lo opuesto a sociedad partidista es la sociedad civil que no aspira al poder de turno en disputa. El triunfo de Juan Carlos Varela no se debe a los partidos que lo postularon –apenas llegan a los 300 mil inscritos– sino a los independientes que confiadamente votaron por él. Sorprende que la independiente de Ana Matilde Gómez sobrepasó los votos de los partidos panameñistas y popular para diputados en el circuito 8.7.

Interpretar correctamente el voto del 4 de mayo es una tarea imprescindible para el Ejecutivo electo. La sociedad civil panameña ha señalado que quiere cogobernar sin la mediación de los actuales partidos políticos. En la práctica, el nuevo gobierno debería ser leal a sus electores. Legislar teniendo en cuenta a la sociedad civil y convocar la próxima constituyente sin la representatividad de los partidos políticos.

Asumir este compromiso significa enfrentar las presiones partidistas en la Asamblea y tomar distancia de las reformas constitucionales de 2004, que autorizan el llamado a una Asamblea Nacional constituyente con los partidos políticos vigentes. Conclusiones duras en un país con una fuerte tradición partidista y un Ejecutivo que debe renunciar al “presidencialismo absolutista y corruptible”. Entre tanto, hay que enfrentar el período de transición. La tarea fundamental es lograr instalarse, eficazmente, en el poder Ejecutivo, con plena delegación de las obras en marcha y con toda la documentación pertinente.

En segundo lugar, prepararse con una fuerte alianza con la sociedad civil a lidiar con una Asamblea errática que presenció la manera como los presidentes de sus partidos fueron decapitados en las urnas y, al mismo tiempo, coexistir con una Contraloría, Ministerio Público y Corte Suprema de Justicia dependientes del gobierno saliente. ¿Permitirá, el Ejecutivo electo, la nueva y sorprendente beligerancia de la sociedad civil frente a los partidos políticos? ¿Podrán, los jefes políticos del nuevo Ejecutivo leer y entender la voluntad de sus electores independientes? Un gobierno de unidad nacional solo se constituye de acuerdo con la voluntad popular expresada en las pasadas elecciones.

No obstante, la partidocracia del candidato triunfante se percibe ganadora y la partidocracia de los perdedores se siente blindada, tanto en la Asamblea Nacional, las Alcaldías, los Consejos Municipales y los poderes públicos con brazos largos para los próximos meses y años.

La crisis de gobernabilidad tiene una hoja de ruta determinada por el gobierno electo. La solución a esta crisis de gobernabilidad se debería mover en el escenario que propusieron los electores independientes el pasado 4 de mayo. El modelo representativo fue desconocido y se impuso el modelo participativo a nivel del Ejecutivo. En los otros niveles, no hubo tiempo para discernir lo conveniente y tomar distancia del clientelismo utilitario. El clientelismo partidista dio, llegó y finalmente, se impuso.

La pelota está en el campo del Presidente electo. La sociedad civil espera y reaccionará en el momento que los acontecimientos lo requieran. Las formas lingüísticas de expresar el nuevo contexto social y cultural siguen en manos de los medios y de los estrategas de la publicidad y la propaganda.

En manos de la sociedad civil, inorgánica por el momento, está la realidad histórica que Panamá continúa viviendo y padeciendo. Por el contrario, la senda emancipadora está en la habilidad y en la sabiduría que pueda generar el nuevo equipo de gobierno, parte del cual, empezó a gobernar en el quinquenio pasado. Su desafío es grande y en esto se basa la oportunidad que la sociedad civil le ha puesto nuevamente en sus decisiones. El tiempo señalará los momentos del aplauso, de la crítica y de la escoba.

http://impresa.prensa.com/opinion/sociedad-civil-Roberto-Arosemena-Jaen_0_3936356417.html