viernes, 11 de septiembre de 2015

Tres legados universitarios

Miguel Montiel Guevara

Después de 43 años ejerciendo la docencia en la Universidad de Panamá (UP) y otros tantos como estudiante, sería contra natura no sentir que soy parte de ella en cuerpo y alma. Somos miles de panameñas y panameños que le debemos lo que somos.

La UP ha sido una institución emblemática de la nación panameña. De sus anhelos, de sus luchas, de sus conquistas. Sobre el papel que ha jugado en el desarrollo nacional y quienes la han conducido siempre habrá apasionados apologistas y detractores a ultranza. Sobre unos y otros la verdad histórica prevalecerá con hechos. En tal sentido apuntan los tres momentos universitarios que voy a consignar.

La fundación de la Universidad de Panamá es un legado histórico que nos dejó la visión del Dr. Octavio Méndez Pereira, su primer rector; y la voluntad del presidente de la República, Dr. Harmonio Arias Madrid, quienes hicieron posible su creación, luego de superadas objeciones y discrepancias al respecto.

Desde entonces hasta la década de 1970 sus aulas acogieron, poco a poco, varios miles de estudiantes, lo que cambiará con la llegada, en 1971, del Dr. Rómulo Escobar Bethancourt como rector. Suyo será el legado de la masificación de la educación universitaria, que incorporará explosivamente decenas de miles de estudiantes, llegando a 75 mil en 1995.

Esa masificación fue resultado de una estrategia de masas del general Omar Torrijos Herrera para vincular todas las fuerzas populares posibles al programa de descolonización para la recuperación de la soberanía total sobre el territorio nacional.

El rector Escobar Bethancourt fue su artífice en la universidad y así nació su bien ganado calificativo de “Universidad del pueblo panameño”.

La UP se convierte en la Primera Casa de Estudios Superiores del país. Sin embargo, quedaban aún amplios sectores de la población sin acceso a ella por razones geográficas y costo económico, que hacían muy difícil acudir a sus aulas en la capital y centros urbanos.

En 1994 llega a la rectoría Gustavo García de Paredes e inicia, con hechos, una espectacular expansión académica y territorial, ampliando su oferta académica y presencia. Es su legado.

Crea las facultades de Medicina Veterinaria, Psicología, Informática, Electrónica y Comunicación, e Ingeniería; igual que los centros regionales de Bocas del Toro, Chepo y Darién, y las extensiones universitarias de Aguadulce y Soná.

Como en Darién el costo del transporte acuático desde Garachiné hasta puerto Quimba oscila entre los 25 y 35 dólares, para de allí tomar la carretera hasta el Centro Regional de Metetí, la UP creó programas anexos en Unión Chocó y Sambú en la comarca Emberá Wounaan; en Garachiné y Yaviza, en el sector afrodescendiente; también en Ocú, Las Tablas, Isla Colón, Chiriquí Grande, Kankintú, Kusapin, El Valle de Antón, Olá, Churuquita Chiquita, San Miguel Centro, El Copé, Nombre de Dios, Río Indio, Portobelo, Tonosí, Macaracas, Tortí, Arraiján, Chame, San Carlos, Sitio Prado, Cerro Puerco, Guabal, Cartí, Narganá y Ustupu, entre otros.

Como vemos, son más los programas anexos creados que abarcan toda la geografía nacional. Son más las transformaciones académicas, como la curricular, llevadas a cabo por el rector Gustavo García de Paredes.

Fundación, masificación y expansión: tres legados universitarios históricos. Como antes dije, siempre habrá apologistas apasionados y detractores a ultranza de todo. Por mi parte, me declaro apologista apasionado de la Universidad de Panamá. Sea.

http://impresa.prensa.com/opinion/legados-universitarios-Miguel-Montiel-Guevara_0_4298570167.html