lunes, 29 de abril de 2013

´La V República´

Roberto Arosemena Jaén

¿Qué puede pasar en Venezuela en los próximos días y meses? Se va a desmantelar el proyecto inicial que adelantó Hugo Chávez con apoyo electoral precipitándose en una especie de fascismo de camisas rojas, o surgirá un cambio para radicalizar la democracia. Un personaje carismático está surgiendo en la figura de Henrique Capriles, al mismo tiempo que el chavismo amenaza, retrocede, extiende la mano y aprieta el puño.

Capriles exige que se cuenten los votos y se le reconozca el triunfo y convoca a una concentración para el 1 de mayo bajo la consigna de aumento general de salarios. ¿Podrán las masas de votantes transformarse en masas de calle; de a pie, diría el viejo historiador del siglo XX? ¿Será cierto que desde la revolución iraní ni el gobierno se mantiene desde arriba ni la última palabra la tienen las fuerzas armadas? Los cambios de la primavera árabe emanaron de la ciudadanía urbana concentrada en las calles y plazas. Es el nuevo fenómeno de cambio político de las últimas décadas del siglo pasado y primeras del siglo XXI. ¿Podrá el pueblo venezolano erigirse en actor político?

Las elecciones del 14 de abril permitieron la organización del Comando Simón Bolívar, extendido por todo el territorio, e hizo emerger el ícono de una oposición creíble que realizó su primer ensayo, en el pasado octubre, en vida del mismísimo comandante. Lo que resta para determinar la lealtad de las Fuerzas Armadas es el votante de a pie que confirme en la calle lo que se dio en las urnas.

Este es el terrible dilema de la V República: ¿configuración de un poder constituido ilegítimo e inconstitucional o, por el contrario, lograr respetar la democracia electoral y multitudinaria?

Reconozco que la situación política de la V República es impredecible y fuertemente crítica. Crisis, como momento de confrontación que tiene que ser solucionado. El problema es que todos saben y reconocen que hay que salir de la crisis, que se va a salir de la misma, pero desconocen el cómo y el cuándo. En México, por ejemplo, se asesinó en la Plaza de Tlatelolco en 1968 y nada pasó políticamente, lo mismo sucedió con la masacre de Tiananmen de 1989. No creo que se vaya a llegar a estos extremos en la Venezuela de 2013. Además, ya existe una alternativa política que reconoce la constitución de la V República y se presume un ejército al servicio de la sociedad y no de la pluralidad de partidos políticos que postularon a Nicolás Maduro.

No obstante, hay miedo de perder la hegemonía política y hay endiosamiento de un caudillo que encarna destinos históricos e imaginarios de inexorables identidades continentales. Este miedo y este endiosamiento están presentes en los poderes constituidos venezolanos y no es fácil, desde el liderazgo del Comando Simón Bolívar, ejercitar el derecho a la democracia de a pie con manifestaciones no violentas.

La esperanza y el continuismo se debaten y se seguirán debatiendo hasta la solución de la crisis de gobernabilidad bolivariana. Impotencia de una parte, impunidad de la otra ante la opinión pública latinoamericana. Que las manos de afuera no se metan a soliviantar ni a enredar las expectativas de un pueblo que empieza a preocuparse de su estabilidad y convivencia futura.

La época de los extremismos debe ceder en beneficio de la época de la reconciliación democrática y del respeto mutuo a la constitucionalidad del derecho y de los poderes constituidos. El signo más alentador es la Constitución de la V República en manos de Maduro y de Capriles. ¡Que se pase de los gestos a las acciones!

http://impresa.prensa.com/opinion/Republica-Roberto-Arosemena-Jaen_0_3649885058.html